SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

lunes, 27 de agosto de 2007

LUTZ EIGENDORF, UNA CUESTIÓN DE ESTADO


Entre los millones de informes de la Stasi -la policía secreta de la antigua Alemania comunista- figura la carpeta Eigendorf. Lutz Eingendorf (1957-1983) era, a los 22 años, el Beckenbauer de la RDA en el Dynamo Berlín. En 1979 huyó del paraíso socialista y cruzó el Muro, dejando mujer e hija al otro lado. Se la jugó. El presidente del Dynamo, Erich Mielke, era además el jefe de la temida Stasi. Movilizó a dos espías tras el jugador y a cincuenta agentes alrededor de su familia, uno de los cuales sedujo a su mujer hasta casarse con ella. Eigendorf perdió a sus seres queridos en el Este y se dejó llevar por los vicios de la nueva sociedad en el Oeste, siendo traspasado del Kaiserslautern al Braunschweig. Allí le esperaba la muerte. Dos agentes comunistas -uno era un viejo amigo- lo secuestraron, envenenaron y estrellaron contra un árbol, sentado en su Alfa Romeo. Era la noche del 5 de marzo de 1983, murió dos días después. El Muro cayó seis años más tarde, sobre el maquiavélico Erich Mielke.

Artículo publicado en La Región (13-11-06)