SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

viernes, 30 de noviembre de 2007

VANDALIA CEIBE (I): Graffitis

"Lo que la escuela enseña en primer lugar es, a permanecer sentado"
Kant



En 1971 un desconocido cubrió algunas paredes de Nueva York con unos dibujos que firmó como TAKI 183. El New York Times descubrió que se trataba de Demetrius, un adolescente de 17 años, al que convirtió en un héroe contracultural con un reportaje a dos columnas en sus páginas dominicales. Fue la señal para que una oleada mimética de graffitis inundara las paredes neoyorkinas. Demetrius tenía un curioso precursor. En los primeros años del siglo XIX, lo cuenta Magris en “El Danubio”, Kyselak un ayudante del registro de la Cámara de la Corte de Viena y fervoroso caminante, poseído por una ambición de eternidad que lo dominaba, llenó los muros rocosos de los viñedos del Danubio con su propia firma que en letras de buen tamaño trazaba con pinturas al óleo. Kyselak, escribe Magris, quizás como Demetrius, estaba obsesionado por confirmar continuamente su propia identidad.

Treinta años después de los garabatos de Demetrius, más de un siglo después de los de Kyselak, la epidemia es mundial .Pocos días después de ser rehabilitada, la oficina de Turismo del Ayuntamiento de Orense en el puente romano estaba cubierta de graffitis que llenaban sus paredes blancas.Repintada semanas mas tarde, vuelve a mostrar en sus paredes la firmas garabatos de varios grafiteros. Poco más allá, el nuevo muro del Pabellón de los Deportes o el luminoso puente del Milenio, apenas resisitieron unos pocos días la embestida de los sprays uniendose así a las otras paredes ya repletas de idénticos garabatos e interjecciones del recinto deportivo, señal identitaria y territorial del paso vandálico de adolescentes tribales. Idéntico destino ha sufrido la milenaria catedral o el hasta hace poco impecable y renovado muro del Parque Infantil asaltado desde hace meses por la llegada del spray, y lo mismo ocurrirá con los tentadores muros de las inhóspitas nuevas plazas de las Mercedes y del antiguo asilo pensadas para el spray y el botellón por urbanistas hostiles al género humano. Apenas quedan en Orense como en Vigo o Pontevedra o en cualquier ciudad gallega o española, algunas fachadas de casas, de persianas,de comercios, de muros, de parques, puentes o edificios públicos que no muestren algun trazo serpeante de pintura. No es dificil comprobar la extensión del fenómeno; basta con intentar encontrar en las calles del centro de cualquiera de nuestras ciudades, algun espacio en las paredes de las casas o los comercios no alcanzado por el spray. Será dificil recorrer más de 10 metros limpios. Recorrer el casco histórico de Pontevedra convoca sentimientos de perplejidad, irritación e incomprensión entre otras emociones menos presentables. El ayuntamiento de Santiago que consiguió detener a unos grafiteros que sobre las paredes de las piedras centenarias de su casco histórico escribían sus consignas, algunas en inglés para turistas no advertidos, afirmaban que se les juzgaba por motivos políticos y se vulneraba su libertad de expresión. ). ¿ Como es posible tanta perversión del pensamiento ?.




No hace mucho me crucé en la calle con un insólito camión que lucía en sus laterales el nombre del Ayuntamiento de Orense y la función a la que al parecer fue destinado: Limpieza de Pintadas. Desconozco si cumple su tarea pero el paseo inferior que acompaña al Miño por su orilla izquierda no dispone ya de ningún espacio para acoger la mezcla de letras gigantes de comics que algunos consideran arte. Tal vez sea asi y no faltan defensores entusiastas que consideran esta actividad una forma de arte o de expresión juvenil, un signo de revuelta de la población de los barrios periféricos contra la pobreza de la arquitectura moderna, (Norman Mailer dixit), y les dedican libros o les abren los museos, nada insólito por otra parte en un tiempo en que un artista ya fallecido como Manzzoni puede vender enlatada su propia mierda de artista a precios asombrosos.

Hay al menos tres aspectos que deben ser tenidos en cuenta en estas consideraciones intempestivas. Uno: Pintar sobre paredes de edificios públicos, de casas, de monumentos, de colegios, es una actividad ilegal que daña las propiedades privadas o colectivas y no debe ser permitida ni tolerada. Dos: Un par de zapatos de diseño pueden tener un valor estético innegable pero solo cuando están expuestos en un escaparate o se contemplan en los pies de su propietario. Situados encima de la mesa donde vamos a comer dejan de ser arte y se convierten en suciedad (salvo que uno tenga la visión del Conde de Lautremont que no es el caso[1]). Un graffiti puede en alguna rara ocasión tener algún valor artístico, pero es un gesto de barbarie si son las paredes de la catedral su soporte. Además: la mayoría de los grafittis, como en el caso de Kyselak, son simples firmas que identifican ante sus compañeros de spray al intrépido y tonto grafitero que ensució esa pared, ese muro o esa persiana.




El otro aspecto tiene mayor alcance. Hace años, dos sociólogos americanos propusieron una teoría para explicar la degradación y la violencia que afectaba a algunos barrios de las ciudades americanas: la Teoría de las Ventanas Rotas (Broken Window)[2] .Su fundamento es fácil de entender. Quien tenga el hábito o la obligación de hacer un mismo recorrido por carretera todos los días, habrá podido obervar como el viejo frigorífico abandonado un buen dia en una curva cualquiera del camino, tiene la capacidad magnética de hacer que la basura a su alrededor, se incremente progresivamente en las semanas siguientes hasta alcanzar las proporciones de lo que venimos llamado vertederos incontrolados. La Teoría de las Ventanas Rotas tiene una explicación para estas proliferaciónes fuera de control. Cuenta Malcolm Gladwell en un libro que deberían leer todas nuestras autoridades, The Tipping Point [3], que estos dos sociólogos partieron de una hipótesis que venía a decir que los delitos son el resultado del desorden. Si una ventana está rota y permanece sin arreglar, las personas que pasen por la calle llegarán a la conclusión de que la casa está abandonada, que nadie se ocupa de ella y que a nadie le importa el asunto. Pronto estarán rotas mas ventanas y el sentimiento de anarquía se extenderá del edificio a la calle con la consigna implícita del todo vale. Poco a poco, los demás edificios seguirán el mismo proceso hasta que todo el barrio se convierta en una especie de Bronx de los 70-80. Según estos sociólogos, en las ciudades existen problemas menores como los graffiti que equivalen a los cristales rotos, es decir, que invitan a cometer delitos mas graves y transmiten la sensación de que las autoridades son incapaces de controlar la situación. Es una teoría que considera que la difusión de los delitos sigue leyes semejantes a las de una epidemia de gripe.

La ventana trasera de mi casa se abre sobre un descampado donde es frecuente que se dejen abandonados coches al borde del camino que los cruza. Día a día es posible comprobar la verdad de esta teoría. Unos cinco o seis días despues del abandono los jóvenes ociosos de las viviendas cercanas le rompen una primera ventana; tres o cuatro dias después las demás; no pasan mas de otros pocos días para que a patadas, con piedras o lo que sea dejen el coche reducido a chatarra. Poco tiempo después el coche arde. Esto ha ocurrido al menos en tres ocasiones en el plazo de un año, tantas como hubo supuesto abandono de coches .Todas las paredes públicas o privadas, las señales de tráfico, los kioskos de prensa en un radio de 300 o 400 metros alrededor del grupo de viviendas donde viven estos jóvenes están absolutamente cubiertas de grafittis y nadie ha limpiado jamás uno solo de ellos. Lo mismo ocurre en muchas otros grupos de viviendas o urbanizaciones de no importa que lugar.




Las películas americanas de los 80 nos informaban de lo que era el metro de Nueva York de aquellos años. Vagones cubiertos de graffitis, los suelos llenos de basura, viajeros sin billete que alcanzaban cifras inimaginables cercanas a los 200.000 viajeros dia. No valía la pena detener a nadie, pensaban las autoridades, porque la sanción por viajar sin billete o por hacer un graffiti era ridícula y exigía perder una mañana entera de trámites. Cuando se decidió reformar el metro de Nueva York lo que hicieron los responsables fue no hacer caso a la en apariencia adecuada recomendación de centrarse en los delitos violentos y no prestar demasiada atención a las faltas menores. Los encargados de la tarea tenían otro punto de vista. Los graffiti pensaban, era el símbolo de la desastrosa situación y habia que ganar esa batalla antes de cualquier otra.. El personal de seguridad comenzó a detener a todo aquel que viajaba sin billete. Dotaron un autobús de fax, sistema de toma de huellas, telefónos etc de tal modo que todos los detenidos eran fichados de modo inmediato sin necesidad de desplazarse a la comisaría. En las detenciones aparecían además armas, sujetos buscados por la policía o drogas. Ningún vagón salía a la via con un graffiti. Si alguien lo pintaba se limpiaba antes de que volviese de nuevo a circular. Los resultados fueron espectaculares. El metro de Nueva York es hoy un lugar limpio y seguro aunque la batalla no está todavía ganada y deben ser limpiados 6.000 vagones de metro al año. Cuando el modelo se llevó a la ciudad la policía comenzó a detener a los que orinaban en la calle, a los vándalos que rompían el mobiliario, a los que tiraban botellas vacías, a los pobres que pedían limosna de modo agresivo que consideraban el equivalente de los graffitis del metro. Sin duda hubo otros factores y los autores de esta teoría los tienen en cuenta pero hay razones sobradas para pensar que esta tolerancia cero con los delitos menores fue en buena medida la responsable de que la ciudad de Nueva York sea hoy una de las ciudades mas segura de Estados Unidos, la tasa de asesinatos haya descendido dos tercios, y la de delitos graves se haya reducido a la mitad. Los asesinatos en Nueva York, 12 millones de habitantes en horario de día, bajaron de los 2,245 de 1990 a los 633 de 1998[4].

Lo que viene a decir esta teoría de las Ventanas Rotas o Tolerancia Cero es que como resulta familiar a los se mueven en los ámbitos de la Terapia Sistémica, pequeños cambios en apariencia banales engendran grandes cambios pero estos pequeños cambios en el caso que nos ocupa, exigen que se sancione a aquellos que incumplan las normas por insignificantes que puedan parecer, es decir, que no exista impunidad grafitera. Sancionar, disciplinar, responsabilizar a cada uno de sus actos, no parece figurar entre los hábitos de los actuales gobernantes que prefieren hablar de “educar” olvidando que asumir las consecuencias de las propias acciones es una de las mas importantes maneras de educar.




El Camarada Converso


[1] “El arte es el encuentro de un paraguas y una maquina de coser sobre una mesa de disección”.
[2] . En Internet puede leerse el artículo original de estos sociólogos (James Q. Wilson y George L. Kelling).
[3]. Hay edición en español en Espasa Calpe
[4] . Alain Bauer; Ëmile Pérez. L´Amerique, la violence , le crime, les realités et les mithes. PUF. 2000. También los comentarios sobre la “tolerancia cero” del alcalde Giuliani por J. F Revel en La Obsesion Antiamericana, Urano, Tendencias 2003.

martes, 27 de noviembre de 2007

300 Y MUCHOS MÁS (II)





Todo estaba preparado en las Termópilas para el enfrentamiento entre los aproximadamente 7.000 griegos y los 200.000 persas del temible ejército de Jerjes, muy confiado e incauto al desoir las indicaciones de algunos de sus hombres de confianza, como Demárato (no tan botarates o monstruosos como se refleja en la película de Snyder).

Antes de la orgía de sangre que se avecinaba, es conocido que un enviado de Jerjes se acerca a la primera línea de defensa griega con la intención de hacerles deponer las armas. El persa les advierte de la aplastante superioridad numérica de su ejército. Dice que cuando los miles de arqueros lanzan sus flechas el sol quedaba cubierto sobre el enemigo y el día se transformaba en la noche. El espartano Dienekes responde con una de las frases (auténticas o no) más famosas de la Historia: "Tanto mejor, así podremos luchar a la sombra". Para lo espartanos, por cierto, como a otros famosos guerreros como los Samuráis japoneses, la lucha cuerpo a cuerpo era la única honorable. Los arqueros y artilleros gozaban de su más íntimo desprecio. Lo que no consta es el salto, mitad canguro mitad felino, que en la película realiza el espartano para seccionar el brazo del bárbaro. Una de las numerosas e improcedentes fantasmadas del director.

Las posturas de cada bando estaban claras. Los griegos se atrincheran en el paso, dejando a los valientes espartanos en la punta de lanza. Los persas llegan, toman posiciones y se disponen a atacar. ¿Otra respuesta para la Historia? Un enviado persa grita, por última vez: "¡Griegos, deponed vuestras armas!" Y el propio Leónidas responde: "¡Venid a por ellas!" o "¡Venid y conseguidlo!", si atendemos a la traducción literal de Heródoto, "Molon labé!". No hay vuelta atrás.



El primer ataque persa, al menos los primeros 15 minutos, son lo mejor y más fiable del cómic cinematográfico de Snyder. Los espartanos forman una perfecta falange, una tortuga blindada que resiste el empuje del enemigo y avanza lenta, pero inexorablemente. Cada soldado u hoplita griego protege con su escudo -más grande y pesado que el de la película- el costado izquierdo de un compañero. Soportan con el metal el choque brutal de las primeras líneas de ataque persa, con los más veteranos y aguerridos en los primeros puestos. Acto seguido, clavan sus lanzas contra la primera oleada de desdichados y ganan unos metros. Los guerreros de Leónidas utilizaban un tipo de lanza larga llamada Dory, que les permitía alcanzar al enemigo a mucha distancia. La agresividad natural y el desprecio por la muerte de los espartanos hacía el resto. Un espíritu contagioso en el resto de tribus, que también luchaban aunque apenas se aprecie en la película. (¡Y eran estupendos guerreros! No olvidemos que casi un siglo después, en el 371 a.C, la falange tebana dirigida por el inteligente Epaminondas derrotará a la clásica falange espartana en un enfrentamiento directo en Leuctra).

Los persas enviados por Jerjes durante el primer día cayeron uno tras otro. Los griegos sufrieron muy pocas bajas y no perdieron ni un palmo de terreno. El persa entra en cólera y, sin estudiar la táctica de los atrincherados, recurre a sus 10.000 o Los Inmortales, así llamados porque cuando uno de sus soldados caía, inmediatamente era reemplazado por otro. (En "300" los vemos caracterizados como Tuaregs, con dos alfanjes dorados entrelazados sobre la espalda. En fin, después de disfrazar a los Espartanos como modelos de fitness, ¡depilados! con las melenas más cuidadas que el propio Guti y el cutis más terso que un bebé, poco se puede añadir. El exceso de estética también se aprecia en la mujer de Leónidas, recién salida de la peluquería con un estilismo dos mil quinientos años adelantado a su tiempo).

Los 10.000 o Los Inmortales, dirigidos por Hidarnes, eran la guardia de elite que atacaba de forma frontal, respaldada en los flancos por sus arqueros. No se conoce que lo hiciesen con rinocerontes salvajes ni con gigantes deformes (otra licencia del director más propia para El Señor de los Anillos). Tampoco que los espartanos rompiesen su formación -tan disciplinados y cuadriculados como eran- para salir a campo abierto, a cortar brazos y piernas contra enemigos que se dejan matar -lo más desagradable e impropio de la película (¿piensa el director que seccionar un fémur es así de sencillo?)-. Precisamente, la fortaleza de una falange es su unión. Es el peaje que hay que pagar para que esta historia sea llevada al cine. En todo caso, el resultado fue el mismo. Los persas se estrellaban en un embudo contra unos griegos cada vez más confiados y Jerjes no encontraba la solución contra los testarudos helenos.



(En mitad de la batalla, la película "300" nos vuelve a cabrear con otra escena lamentable. Jerjes pide audiencia con Leónidas. El rey acude solo y el caudillo en una estructura faraónica. Jerjes se baja e intenta comprar la victoria a Leónidas, con voz de Bibí Andersen, dos metros de estatura y atrezo de drag. Incluso lo abraza por detrás, como si fuese a sodomizarlo. Un diálogo de besugos impropio de la época. Leónidas se mantiene firme y no cede. No es la única escenita que sobraba. En Esparta, su esposa la reina Gorgo pide la voz ante el Consejo de Ancianos para reclamar ayuda. Cual Hillary Clinton, en el Senado pronuncia un discurso con el típico toque estadounidense, aludiendo a la libertad y la democracia. Un momento de ciencia-ficción, un remiendo de lo políticamente correcto, la cuota femenina que destroza una película dirigida hasta el momento con mayor o menor fortuna. ¡Madre mía! Y para aumentar este dislate, descubre en público el soborno sobre el malvado Theron, quien pierde unas monedas persas cuando es acuchillado por ella. Reconozco que es difícil permanecer en el asiento después de presenciar esta estupidez. Sólo encuentro explicación si en este guión participó alguno de los hijos del responsable).

Durante el tercer día la situación se mantiene. Los griegos mantienen su posición y los persas se estrellan de nuevo. Pero tan sorprendente es el tropezón bárbaro como el desenlace de la batalla. Un pastor llamado Efialtes (aquí retratado como un monstruo jorobado, en venganza por ser descartado para la batalla por el propio Leónidas) traiciona a su pueblo y enseña al ejército de Jerjes un paso alternativo, que le permite rodear la posición griega y atacarles por la retaguardia. El paso estaba defendido por los Focios, quienes tenían muy poco de Espartanos y escaparon al momento.



Apercibidos de la nueva situación, los mandos griegos entienden absurdo dejarse caer entre dos fuegos y deciden retirarse. Pero esta acción no cabe en la mente de un Espartano. Leónidas decide permanecer y luchar, más bien suicidarse, hasta el final. Decisión quizá influida por los Oráculos, que auguraban la destrucción de su tierra, quizá por una cuestión de honor. "Tomad un buen desayuno, puesto que hoy cenaremos en el Hades", escribe Heródoto sobre las instrucciones que indica a sus súbditos, siendo el Hades algo así como el infierno. (He aquí otra de las aberraciones históricas de "300", porque los Espartanos no se quedan solos. Aproximadamente unos 400 tebanos y unos 700 tespios acompañarán a Leónidas y su guardia personal hasta la muerte y, también, la Gloria. Una Gloria que el director de este pastiche no les concede, quizá obnuvilado con la filosofía militar Espartana. Por lo menos, que quede claro. No fueron sólo 300 espartanos; sino unos 1.400 soldados, todos griegos, quienes decidieron defender hasta el último palmo de su civilización. ¡El título es de los más incorrectos en la historia del cine!).

En el próximo capítulo lucharemos hasta la muerte junto a Leónidas.

lunes, 26 de noviembre de 2007

LA ETERNA CONDENA DE MOACIR BARBOSA


"La pena más alta en Brasil son 30 años. Hace 43 que yo pago por un delito que no cometí", protestaba años antes de su muerte. La crueldad del deporte de competición tuvo en el portero brasileño Moacir Barbosa (1921-2000) el más desgarrador ejemplo. Era excelente entre los tres palos, pero un error inocente supuso la derrota de su país en el Mundial de 1950, en el Maracaná. Todo un shock. Si allí el fútbol es una religión, Barbosa se convirtió en Judas. Sólo en su club, el Santos, lo juzgaron después como humano. En 1953 rompió tibia y peroné. En 1963 le regalaron la fatídica portería de su fallo, que rompió en pedazos y quemó. El exorcismo no funcionó. En 1993 no le dejaban visitar los entrenamientos de la selección, porque traía mal fario. Hasta 1996 hizo lo imposible por salvar a su enferma esposa Clotilde, el amor de su vida. Viudo, arruinado y acogido en la pensión de una cuñada, murió cuatro años después, enterrado en soledad. Condenado por un único fallo en su vida.
Publicado en La Región (23-04-2007)

sábado, 24 de noviembre de 2007

NINA SIMONE, LA DIVA REBELDE





El Jazz es como el arte. Te gusta o no te gusta, a veces sin saber porqué. Entre las voces femeninas pocas, en mi opinión, como la de Nina Simone. Sí, es algo personal y nunca osaría meterme en cuestiones técnicas que no domino. Me gusta, sin más. Hoy os propongo tres interpretaciones. La primera, "My baby just cares for me" es, seguro, la más conocida para el gran público, en parte por su simpático vídeo. Un éxito bien explotado por el primer marido de Nina. Las otras dos también os sonarán, aunque sea por algún anuncio de televisión.


¿Quién fue Nina Simone? Eunice Kathleen Waymon nació en Tryon, localidad ubicada en Carolina del Norte, el 21 de febrero de 1933. La sexta entre ocho hermanos, hija de un padre de clase obrera y una madre sirvienta, quien cantaba en el coro de la Iglesia como tantas otras. (¿Cuántos talentos brutales encontraríamos, perdidas entre las congregaciones religiosas del profundo sur de Estados Unidos?). Dato curioso, Eunice prefirió tocar el piano desde pequeñita, en lugar de cantar. Sólo lo hizo, obligada por el dueño del Midtown Bar and Grill de Atlantic City, uno de los tugurios de sus comienzos, en 1954. Allí tocaba durante seis horas, con descanso cada 45 minutos. El resultado fue el comienzo de su leyenda. Ya entonces se hacía llamar Nina Simone. "Nina", porque un antiguo novio le llamaba niña; Simone, en homenaje a la actriz francesa Simone Signoret.



Si algo caracterizó a Nina Simone fue su espíritu de rebeldía. Sufrió y sintió la discriminación racial desde pequeña. Siempre recordó el día de su primer recital al piano, cuando levantaron a sus ilusionados padres de la primera fila y los sentaron al fondo de la sala. Se consideraba como una auténtica diva, al más puro estilo de María Callas. Odiaba que la comparasen con mitos del Jazz como Billie Holiday. "Yo no soy una drogadicta ni una intérprete de Jazz. Yo hago música clásica negra", decía. Apoyó las revueltas sociales durante la década de los sesenta, cayendo en el lamentable error de afiliarse a "Los Panteras Negras". Enfrentada de forma permanente contra las empresas discográficas, decidió marcharse de los Estados Unidos en 1969. Primero rumbo a Liberia, después viviendo en innumerables países europeos. Auténtica diosa para el movimiento hippy, sus declaraciones no dejaban indiferente a nadie. Tanto a contemporáneos como a noveles. "No es que me disguste la música rap, es que ni siquiera la considero música", comentó en más de alguna ocasión.

Sus divorcios y el paso del tiempo pudieron agriar su carácter. A partir de la década de los ochenta Nina estuvo en un pedestal, pero sus desplantes al público y su informalidad fueron proporcionales a su figura. Estaba por encima del bien y del mal. Una diva que podía moverse entre blues, el jazz, el gospel, los espirituales, la canción romántica y las fusiones más extravagantes. Cumplió el sueño de cantar ante Nelson Mandela, la satisfacción de hacerlo junto a su hija Lisa Celeste y la oportunidad de repetir, por última vez en su país de origen. El 21 de abril de 2003 Eunice Waymon murió en su apartamento de Francia. Para siempre será nuestra diva Nina Simone.


jueves, 22 de noviembre de 2007

Farruquito vuelve (por Vellido Dolfos)

*La boda de Farruquito era el documento más espeluznante del año, hasta que vimos las imágenes del enlace de su primo. Porno duro.




*Por fin se han separado los trotamúsicos de La Oreja de Van Ghog. Estrofas como "te voy a cantar la canción más bonita del mundoooo" ó "por eso esperaba con la carita empapadaaaa" supuraban tal cantidad de almíbar que era imposible mantener la cohesión del grupo sin efectos psicotrópicos.

*Ahora podrían imitarles los chicos malos del grupito radical alternativo rebelde way "Pereza", habitual en espacios tan antisistema como los 40 principales. Y después que los envíen a peluquería Anselmo (en el barrio de El Puente). Ides faceros uns homes de pelo en peito, carallo.

*Los medios de comunicación españoles están tratando con exquisita educación a la Casa Real tras la separación de la Infanta Elena y Marichalar. Ya se ha comentado que si drogas, infidelidades, amenazas, coacciones... Nada que ver con los tabloides sensacionalistas británicos ¿Terminarán Marichalar en El Ventilador? ¿Y la Infanta conectando con el Tomate?




*La periodista de TVE María Ñoña realizó hace un mes un reportaje muy conmovedor sobre los inmigrantes desalojados por la Policía Nacional en Madrid. Suponemos que, en consonancia con su descarada parcialidad, alojará en su bonita casita a varios de estos desheredados y nunca avisaría a la Benemérita si una docena de rumanos le ocupan la vivienda.

*Antonio David, Amor y Rufino, elenco de lujo de una edición escatológica más de "El Ventilador". Así marcha el país. ¿Qué quién es Rufino? Pues Rufino, hombre.

*María Patiño ataca al personaje de turno en "Donde estás, corazón" commo si estuviese desvelando el Watergate o el asesinato de J.F.K. Se irrita más que la señora del anuncio que no tiene la suerte de disponer de kalia vanish oxi action multi.


*¿Existe una risa más falsa que la de Jesús Quintero en su programa de entrevistas? ¿Existe algún ser humano que pueda soportar sus bobalicones monólogos de estudiante de primaria? Bueno, existe una presentadora más falsa y superficial. La rubia Anne Igartiburu. La que un día dijo en uno de esos documentales de "Corazón, corazón" que "hasta en Galicia se divierte la gente". Y tan pancha.



*A los asesores de imagen de los políticos se les ha ocurrido una idea. Durante el fin de semana, ni Zapatero ni Rajoy deben vestir de corbata. Es un rollo que convierte al político en más cercano, más molón. Acude al mítin de turno después de comprar el pan y llevar a los críos al partido de futbito. Esta cursilería se ha extendido sin remedio a los Telediarios. Ahora los presentadores tampoco se ponen la corbata. Y no hay un informativo donde el maniquí principal no comente cuatro estupideces de buen rollito con el de Deportes, en general un tipo muy simpático y dinámico. Claro que si les ponen las corbatas de Antena 3 lo mejor es huir.

martes, 20 de noviembre de 2007

¿Y DESPUÉS QUÉ, JESÚS ROLLÁN?


"Todo ganado y nada por demostrar. ¿Y ahora, qué?", decía al retirarse el considerado mejor portero de waterpolo del mundo, el madrileño Jesús Rollán (1968-2006). Un torbellino emocional que se decantó por la piscina después de una grave lesión de ligamentos. Un personaje que pasará a la historia, no sólo por sus medallas olímpicas y mundiales, sino por ser el artífice de un enlace real, tras presentar a su amiga la Infanta doña Cristina a Iñaki Urdagarín. Demasiado generoso, demasiado apasionado, la ausencia de competición le sumió en una profunda desazón, agravado por la separación de su mujer y la pérdida de la custodia de su hija. Drogas, problemas económicos... el último tren de la esperanza fue un Programa de Ayuda para deportistas olímpicos, que le recuyó en un centro barcelonés. Cinco meses después se precipitó desde una terraza del edificio. La transición al mundo real del deportista de elite es un choque que no todos logran encajar.


Publicado en La Región (19-02-2007)

UN LUGAR DIFERENTE



A medio camino entre el Finisterrae y La Mancha se encuentra la pequeña Orenseville. Un lugar tan mágico como desconocido para el forastero, quien siempre pasa de largo y nunca
dispone de tiempo para admirar los encantos descubiertos en su momento por los infatigables
conquistadores romanos.




Los habitantes de Orenseville eran muy humilde y buena gente. Tenían por costumbre
pasear por las calles más señoriales de la ciudad durante la primavera, bañarse en el río
en verano, caminar sobre las hojas secas de los parques en el otoño y refugiarse en un
confortable centro comercial con la llegada del invierno. Así era, año tras año, el ciclo
vital que todo buen ciudadano debía cumplir. En realidad, sólo existían dos estaciones en
Orenseville, verano e invierno, el general Invierno. Ambas se alternaban sin previo aviso.
Todo lo demás eran pequeñas licencias que el clima se permitía con la pequeña ciudad.
Algunos de sus habitantes, los más ingenuos, se engañaban pensando lo contrario, pero todo
el mundo sabía que era así.




En Orenseville, la vida y obra de cada uno de sus habitantes era objeto de debate
del resto. La trayectoria escolar, las amistades, las aventuras y desventuras amorosas o la
entrada en el mercado laboral de manolito –el hijo del carnicero- eran primero resumidas y
archivadas, después recuperadas y ampliadas, cuantas veces fuesen necesarias, por las
mejores cronistas de la época, en su gran mayoría mujeres con mucho tiempo libre y grandes
dosis de nicotina y cafeína circulando por sus venas. Estas historias se relataban durante
las largas tardes del sábado, a un reducido grupo de oyentes, cuya composición solía cambiar cada dos años aproximadamente. A veces, de forma realmente traumática.




El tiempo pasaba muy despacio en la pequeña Orenseville, y no porque la pequeña
ciudad se sintiese aislada, apartada del mundo desarrollado. Era simplemente porque
Orenseville era así. Las cosas se producían de forma tranquila, pausada. El ritmo de vida
nada tenía que ver con el de las estresantes urbes cosmopolitas. La gente se citaba sin una
hora concreta, en un lugar nunca preciso, pactado después de muchas dudas. Lo contrario se
veía como signo de descortesía, incluso de prepotencia. Si usted se atreviese a imponer la
hora y el sitio a un ciudadano de Orenseville tenga por seguro que, una vez le diese la
espalda educadamente, comenzaría a pensar la forma de justificar su ausencia a la cita
convenida. Por imbécil.




Estas peculiaridades y muchas más serán aquí descritas y estudiadas por los más prestigiosos científicos y sociólogos internacionales. Un completísimo equipo que nada tendría que envidiar al de asesores del mismísimo Zapatero. Entre todos intentarán explicar las características únicas de este privilegiado lugar en el mundo.

domingo, 18 de noviembre de 2007

SHAWN KEMP, CUANDO ERAS EL REY


Esta semana, nuestra Bala Perdida en "La Región" se llama Shawn Kemp, aquel portentoso atleta que dominó los cielos de la NBA durante la década de los noventa. Kemp se entrena hoy en busca de una segunda oportunidad, intento loable pero quizá demasiado tarde. Y más en su caso, pues su juego dependía en gran parte de su físico. No me lo imagino corriendo cojo por la pista, como al gran Sabonis, superviviente en una liga de gacelas gracias a su inigualable talento. Así era Kemp en plenas facultades, apodado "The Reignman" en la melacólica ciudad de la lluvia, Seattle. Una incontenible fuerza de la naturaleza camino del aro. ¡Ay, aquellos mates espeluznantes en el Concurso de Charlotte, en 1991 ! Dicen que en su etapa de instituto -lugar que no pisaba mucho- ganó una apuesta tras realizar un mate saltando por encima de un coche ¡a lo largo! Le costó un diente roto, por una caída demasiado brusca. Así queremos recordarte. Cuando eras el Rey de Seattle. Disfruten de este espectacular musical. Ante ustedes, Shawn Kemp.

viernes, 16 de noviembre de 2007

JOHN SCOFIELD EN ORENSEVILLE


El pasado lunes tuvimos el privilegio de asistir al concierto del extraordinario guitarrista John Scofield. Fue otra noche mágica en un lugar de atmósfera tan jazzística como la del Latino. Scofield llegó acompañado de cinco excelentes músicos, entre los que se encuentra el venerable Steve Swallow, un abuelete que toca el bajo como los ángeles y aguanta en pie todo el concierto. Scofield consigue que la guitarra sea la prolongación de sus sentimientos. La hace llorar, la hace reir, la hace gritar... No pierdan la ocasión de escuchar alguno de sus temas de su nuevo disco, "This meets that". No hay que ser un forofo del jazz o del blues para apreciar su calidad. Como muestra, un momento de su actuación en el festival de Jazz de Viena de este mismo año. En Orenseville, entre otras perlas, escuchamos una versión del clásico "Satisfaction" de los Rolling Stones. Es como Zidane pegado a una pelota, pero con guitarra.

jueves, 15 de noviembre de 2007

LA ENFERMEDADA DE LOU GEHRIG


"No tengo fuerza en las piernas", se quejaba Lou un día a su mujer. Lou Heinrich Gehrig (1903-1941) neoyorquino de origen alemán, era la estrella del equipo de béisbol New York Yankees, campeón de la Liga en siete ocasiones, donde había formado dos dúos fabulosos, junto a los míticos Babe Ruth y Joe DiMaggio. Llegó a jugar 2.130 partidos consecutivos, soportando terroríficos dolores en la espalda, manos y pies. Le apodaban "Caballo de hierro", hasta que en 1939 le presentaron a una íntima amiga. Esclerosis Lateral Amiotrófica, una enfermendad degenerativa del sistema nervioso que hoy lleva su nombre. Le diagnosticaron tres años de vida. Tuvo tiempo al menos de despedirse de todo el mundo en una emocionantísima ceremonia de homenaje. Agarró el mircrófono y pronunció uno de esos discursos que erizan el vello, con el tono y las palabras de quien siente la proximidad de la muerte. Hasta su enemigo Babe Ruth, presente en ese momento, olvidó las diferencias y le abrazó ante 62.000 enfervorizados espectadores. Buen viaje, compañero.


Publicado en La Región (19-09-2007)

lunes, 12 de noviembre de 2007

300 Y MUCHOS MÁS (I)



La película 300, dirigida por Zack Snyder, ha sido uno de las sorpresas de la temporada, con éxito de público –aproximadamente 16 millones de euros de recaudación- y gran repercusión en los medios de comunicación por su estilo y argumento. Por desgracia, 300 se inspira muy fielmente en el cómic dibujado por Frank Miller y no en la Historia (o en las fuentes que hoy disponemos de un hecho de hace nada menos que 2.500 años). Una pena, porque la “realidad” (o lo que creemos saber de ella según Heródoto) es mucho más bella, más fuerte, más conmovedora que el pastiche final de Snyder. El consuelo es que, gracias a esta película, se ha despertado cierta curiosidad entre la gente por determinados pasajes de la Historia. Por todo ello, enhorabuena, señor Snyder.

El contexto histórico
Nos encontramos en la Antigua Grecia, en el año 480 antes de Cristo. Un futuro país aquí dividido en ciudades-Estado, generalmente enfrentadas desde su origen. En el sur, en la llamada península de Peloponeso, se erige Esparta o Lacedemonia, una sociedad tan militar como compleja. Apenas el 10% de la población espartana son los antiguos conquistadores Dorios, guerreros y dedicados al gobierno. Por debajo se encuentran los Periecos, comerciantes libres sin poder político. En un tercer estamento y con abrumadora mayoría hallamos a los Ilotas, esclavos cuya mayor aspiración consiste en convertirse en Periecos, mediante la autorización de sus amos.
En Esparta existía una Diarquía, el gobierno de dos Reyes, por lo general jefes militares. Si esto resulta curioso no lo es menos que el poder real residiese en un Consejo de 30 hombres (28 más los dos monarcas) cuya edad debía superar los 60 años. Además, cinco jueces o Éforos –retratados en la película como viejos deformes amantes del dinero y las vírgenes- actuaban como contrapeso de los dos Reyes.
Siempre hemos escuchado o leído sobre la vida espartana. Lo cierto es que la clase militar temía una rebelión esclava, así que se mantenía en constante atención. Siempre preparada. Como bien se aprecia en la película, los recién nacidos deformes o débiles eran despeñados o abandonados a las fieras. En cuanto podían sustentarse en pie (¡y no recién bautizados como se dice en el film! ¡Qué aún faltan 500 años para el nacimiento del cristianismo y sus ritos!) recibían instrucción. A los siete años eran apartados de sus padres para comenzar la Agogé, un servicio militar donde se les enseñaba con sangre y saña. Los niños aprendían a pasar hambre, frío, soledad, dolor… Se les diseñaba como perfectos soldados, anulando su iniciativa individual –salvo para la supervivencia en combate- potenciando el servicio a Esparta.

Durante la guerra no existía la indisciplina, no existía la rendición, no existía la piedad. “Vuelve con tu escudo o sobre tu escudo”, decían las mujeres a sus hijos y maridos antes de la guerra. La pesada arma defensiva sólo permitía dos opciones en combate. Lanzarla y huir, o enfrentarse al enemigo. Cuando uno fallecía en la batalla era devuelto a la familia con todos los honores. Regresar en pie y desarmado era una deshonra intolerable. Peor que la muerte. La vida era comunal, todos comían en la misma mesa y sólo los Reyes recibían doble ración. Vamos, peor que en Cuba o Vietnam.
Los espartanos no se prodigaban en el arte, la música o la literatura, como sus vecinos atenienses. Parcos en palabras (de ellos procede el término lacónico, habitante de la Laconia) la mujer asumía la filosofía de vida del lugar y era valorada como buena simiente de futuros guerreros. Es impensable y ridículo –como se muestra en 300- ver a la de Leónidas hablando ante el consejo de Ancianos cual Hillary Clinton. De risa. Cosas de lo políticamente correcto en el cine progre de hoy.

¿Por qué en las Termópilas?
En el año 480 a.C. se avecina una nueva amenaza de las tierras de Persia, el enemigo de Oriente. El rey Jerjes (algún día el director explicará la razón de caracterizarlo como una drag queen de Pachá) reúne un colosal ejército de quizá 200.000 hombres y se acerca dispuesto a arrasar y conquistar el mundo conocido. Jerjes pretende vengar la humillante derrota de su padre Darío en la mítica batalla de Maratón unos años antes. Llega dispuesto a conquistar esas tierras por las buenas o por las malas y cortar de raíz la influencia helena en las revueltas que sofoca en sus dominios (Leónidas no provoca ninguna guerra, como se nos hace ver en la película, cuando ejecuta a los enviados persas que le instan a la rendición y vejan a su mujer).
Ante tal amenaza los futuros griegos comprenden que su supervivencia está en juego. Reunidos en Corinto y al más puro estilo español (imaginen nuestro Congreso de los Diputados y los diferentes rebaños políticos velando por sus propios intereses) apenas consiguen firmar una Alianza de ciudades Estado, dado que muchas optan por rendirse y otras, como Argos, incluso pactará con el invasor con el propósito de destruir a su enemiga acérrima, Esparta.
Atenas y Esparta podían reunir un buen, experto y disciplinado ejército, pero he aquí que los segundos, tan buenos guerreros como cabezotas, se negaban a luchar por encontrarse en la Carneia, festividad de duración indeterminada durante la cual se honraba a los dioses y se prohibía el combate. No era la primera vez que los espartanos actuaban de tal forma. Ante la negativa oficial, Leónidas como hombre de honor, decide cumplir su palabra y asistir con su guardia personal, los famosos 300.
En total, las fuerzas defensoras sumaban aproximadamente 7.000 soldados (300 espartanos y 600 ilotas, sus sirvientes personales; 1.000 focenses, 700 tespianos y 400 tebanos. Tegea y Mantinea aportaron 500 guerreros cada una, Corinto unos 400, 200 desde Fliunte, Orcómeno movilizó a 120 y Micenas apenas a 80. El resto eran Locros). Enfrentarse a cientos de miles de persas a campo abierto era un suicidio. La decisión más inteligente fue permitir la invasión de Jerjes por el norte y acudir a su encuentro en un terreno propicio. Ese no era otro que el Paso de las Termópilas (puertas calientes) llamadas así por encontrarse en una zona de aguas termales. Este desfiladero era el único corredor de entrada hacia el sur, a apenas 60 kilómetros de Atenas. En algunos de sus tramos, según las crónicas, apenas cabía un carro. La diferencia numérica se vería así equilibrada. Jerjes, a pesar de las advertencias de sus lugartenientes se confió y pensó en una rápida victoria, sin reparar en un campo de batalla tan escarpado.

En la segunda parte, lucharemos bajo la sombra.

domingo, 4 de noviembre de 2007

PAT CASH, AMOR DE PADRE


Hay que ser muy bueno para ganar Wimbledon en 1987 fumando marihuana, esnifando cocaína y tomando antidepresivos. El australiano de ascendencia irlandesa Pat Cash (Melbourne, 1965) adoraba el sabor de la victoria y no soportaba las consecuencias de la derrota. La suya en 1988, en casa, contra Wilander precipitó el descenso. Cash llevaba jugando con fuego desde sus comienzos, entre excesos y escándalos, agravados por numerosas lesiones y un historial sentimental que incluía cuatro hijos y dos matrimonios. Era uno más en las bacanales que montaba el también tenista Vitas Gerulaitis. "Cuando no estaba drogado, me sentía deprimido", confesó. Junto a su segunda esposa, Emily, ingresó en una clínica de rehabilitación en 1990. Se rebozó en el fango. Estuvo a punto de suicidarse, según escribió en su autobiografía, "Uncovered". El amor y la responsabilidad ante sus hijos fueron los sentimientos que le ayudaron a vencer sus demonios interiores. Hoy está limpio y los puede ver crecer. Las otras derrotas y lo que pudo llegar a ser ya no importan.


Publicado en La Región (26-05-2007)