SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

miércoles, 27 de febrero de 2008

RALPH SAMPSON, EL REY DESTRONADO


"Dios me ha dado la virtud de la elegancia y yo mismo he llevado a la NBA a una nueva dimesión". Así de humilde se presentaba a los medios el estadounidense Ralph Lee Sampson (Virginia, 1960) el jugador perfecto de baloncesto quien, midiendo 2,24 metros de altura, podía jugar en las cinco posiciones en la cancha allá por los años ochenta. Parecía el elegido para la expansión mundial de la mejor liga del mundo, la NBA. Él, y no un jovencito Michael Jordan, cuando en 1986 rozó el primer título con los cohetes de Houston. Las lesiones de rodilla y su incapacidad para superar un fulgurante declive le sumieron en contínuas peleas, a veces a puñetazo limpio, contra compañeros de equipo y periodistas. Vagó por España y China, mientras Jordan ocupaba sin discusión el trono que él consideraba suyo. Las últimas noticias lo sitúan en un suburbio de Atlanta, arruinado y condenado a la cárcel por el impago de la manutención de dos hijos de madres diferentes. El ocaso de una estrella que todavía guarda escondida una corona oxidada. La que le arrebató Michael Jordan.

Publicado en La Región (29-01-2007)