SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

miércoles, 25 de junio de 2008

HANK GATHERS: "HE TENIDO UN SUEÑO"



"He tenido un sueño", podría decir el jugador de baloncesto estadounidense Eric Hank Gathers (1967-1990) cuando apenas contaba los 23 años. "He soñado con un futuro glorioso en la NBA como el jugador universitario más prometedor del país, dejando atrás una infancia difícil en la inclemente Philadelphia, salvando de la miseria a mi madre, hermano y un futuro hijo". Sólo había un problema. Un gran problema. En 1989 sufrió un desmayo en pleno partido. Una arritmia cardiaca que obligó a los médicos a recetarle un fuerte tratamiento, cuyos efectos ralentizaban sus movimientos felinos y apagaban su ferocidad en la cancha. Por ende, sus prestaciones y precio en un jugoso mercado ¿Gloria o salud? Gathers eligió lo primero y redujo la dosis por su cuenta. Volvió a sentirse libre en la cancha pero jugaba con fuego. El 4 de marzo de 1990, después de machacar el aro durante un partido y regresar a su campo para defender, cayó de forma súbita al parquet, retorciéndose entre convulsiones ante su propia familia, en la grada. Su corazón, el de una fiera desbocada, apenas resistió dos horas más. Desde entonces, entró en el sueño eterno.

Publicado en La Región (18-06-2007)