SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

martes, 17 de marzo de 2009

JOSH WAITZKIN NO ENCONTRÓ A FISCHER


Muchos aún buscan al sucesor de Jordan o Maradona (¿quizá Messi?). Algunos, los más cercanos, creyeron encontrar en su momento al descendiente natural del fenómeno del ajedrez, Bobby Fischer, en la persona de Joshua Waitzkin (New York, 1976). Un pequeño genio formado en los tableros públicos del Parque Washington Square, repletos de pillos y truhanes. Fred, padre de Josh, periodista deportivo en el New York Times, se obsesionó ante un porvenir glorioso y millonario. Contrató como tutor a Bruce Pandolfini y se llevó a ambos a Moscú, para ver en directo a sus futuros rivales. Nada menos que Karpov y Kasparov. Se convirtió en el papi promotor, forofo y pésimo educador, dentro de un mundo de buitres. Josh era muy bueno, pero no un fuera de serie, de los que nacen uno entre millones. No era un Fischer. La presión por el estreno de una película -Searching for Bobby Fischer- y una prensa excesiva le desbordó. En 1994, absolutamente bloqueado, perdió el Mundial en categoría Juvenil y el rumbo. Saturado, necesitaba liberar su mente. Apartó de un plumazo el ajedrez y encontró el Tai Chi Chuán, siendo dos veces campeón del Mundo. Ahora se dedica al Jiu Jitsu, lejos de un padre opresivo y una competición voraz. La que devora a criaturas cuyo único objetivo era divertirse con un juego maravilloso.

Publicado en La Región (28-01-2008)