SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

miércoles, 27 de enero de 2010

MAD MAX, MÁS ALLÁ DE LA LOCURA


El jugador de baloncesto estadounidense Vernon Maxwell (Gainesville, 1965) apenas conoció a su padre. Su madre le transmitió una fuerte personalidad sin un ápice de cordura. "Mad Max" (Max el loco) le llaman. Su nombre está proscrito en la liga universitaria NCAA, acusado de consumo de drogas y conducta fraudulenta. Dominado por la coca, se ganó un sitio en la NBA y alcanzó un campeonato con el gran equipo de Houston, en 1994. A veces genial en la cancha, también se le cruzaban los cables: sacar la pistola en una reyerta callejera, abrirle la cabeza a un compañero durante un entrenamiento... y escalar diez asientos de una grada, en mitad de un partido, para pegar a un aficionado que no dejaba de increparle. Así era Max. En 1995 sufrió un incontenible ataque de celos cuando su equipo se reforzó con un extraordinario jugador, Clyde Drexler, en su puesto. Enfurecido, desapareció unos días sin dejar rastro. A su vuelta fue fulminantemente despedido, perdiendo la oportunidad de disfrutar del segundo título de Houston. Cuesta abajo, pulió los casi 15 millones de dólares ganados en su carrera profesional. Fue sancionado por malos tratos, se divorció, se negó a pagar la pensión de sus hijos varios y comenzó a trapichear con la drogas. Hoy es un delincuente más en los Estados Unidos. Todos piensan que Mad Max terminará muy mal. Y no les falta razón.

Publicado en La Región (02-07-2008)