SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

miércoles, 31 de marzo de 2010

DAWN FRASER, AHOGADA EN SU REBELDÍA


Tan disciplinada sobre el agua como incontrolable en tierra firme, Dawn Fraser (Sydney, 1937) fue una sirena, ganadora de ocho medallas olímpicas entre 1956 y 1964, la primera en bajar del minuto en los 100 metros libres. Fraser, la menor de ocho hermanos, creció en un suburbio de la capital australiana, y aprendió a nadar por supervivencia, ya que ellos la arrojaban al agua de forma indiscriminada. Asmática, dos muertes le afectaron muy profundamente. La de su hermano Don, también nadador, y la de su madre, en accidente con ella al volante. Dos depresiones que superó bajo en el líquido elemento. Su excelente preparación le mantuvo invicta en las grandes competiciones. Su ego desmesurado y espíritu indomable chocaba con las compañeras y la Federación fuera de la piscina. El colmo sucedió en los Juegos de Tokio 64, tras una juerga durante la cual intentó descolgar una bandera nipona de un templo y llevársela de recuerdo para su casa. Un gesto que en Oriente es poco menos que un sacrilegio. El bochorno australiano fue tal que sancionaron a Frasier 10 años sin competir. A sus 27, ya era una sentencia de muerte deportiva. Hasta los Juegos de Sydney no fue perdonada. Allí portó la antorcha olímpica.

Publicado en La Región (23-06-2008)

lunes, 29 de marzo de 2010

TIEMPOS MODERNOS

Hoy toca un cuento con moraleja. Cierren los ojos e imagínense en la pequeña Ourenseville a finales de los ochenta. Sin móvil, ni deuvedé, ni Internet, ni Ministerio de Igualdad. Sí, queridos amigos. Una época cavernícola, donde los rapaces crecían asilvestrados. A las niñas les regalaban muñecas y a los niños, pistolas. Como lo leen. 
 
Entre las tinieblas, tres jóvenes imberbes: quien esto escribe y dos compañeros de clase. Para preservar la intimidad de ambos, denominaré a uno 'Guechas' y a otro, 'Bellotas'. Este trío dinámico salía del colegio, Concepción Arenal High School, un día primaveral, al término de la jornada matutina, a eso de la una y media. Comenzaba así el trayecto de vuelta a casa, bajando por Bedoya Street. Un trámite aburrido, de no ser por la amena distracción que estos prometedores estudiantes habían desarrollado de forma espontánea. 

 VAMOS A LA GUERRA 

La actividad consistía en apropiarse durante las clases del mayor arsenal de tizas posible. Después, toda esta munición se descargaba sobre los objetivos, los inocentes vehículos que transitaban por la calle, ignorando que habían penetrado en zona de guerra. La táctica era una 'blitzkrieg' perfecta. Un golpe repentino y certero, cuyo factor sorpresa permitía además, dispersar el campo de batalla con rapidez y sin bajas. 

 Pero todo Hitler tiene su Stalingrado, todo Napoleón su Waterloo. Aquella mañana primaveral cargamos las armas sin saber nuestro cruel destino. 'Guechas' era un guerrero experimentado, curtido en mil batallas, pero 'Bellotas', un entusiasta descabellado. Portaba medio paquete de tizas, algo así como una bomba atómica de pura arcilla blanca. 

Por Dios que intentamos advertirle, pero era imposible controlar tanta testosterona desordenada. Al primer carro que vio asomar le arrojó todo, absolutamente todo el material, sobre el parabrisas, con toda la pujante juventud de sus 13 años. El muy tarugo no reparó que el blanco enemigo era un modesto utilitario con la 'L' de Autoescuela bien visible. Dirigido a duras penas por una bisoña aprendiz, cuya única reacción al impacto fue -además de quedarse tan blanca como la tiza- llevarse las manos a la cara, mientras el maestro conductor frenaba en seco el coche. A tiempo de no despeñarse por la acera. 

 La impresión fue tal que nos quedamos petrificados, admirados de tan grande hazaña. Craso error. De la nada surgió un brontosaurio hembra, una tan voluminosa como voluntariosa señora. Había visto la acción e, indignada, no dudó en capturar a los maleantes. A mí me agarró por una oreja y a 'Guechas' por un mechón, cosa bastante sencilla dada su frondosa cabellera. 'Bellotas', en heroica acción, huía mientras calle arriba, a la velocidad de un rayo. 

 TRIBUNAL POPULAR 

Castiza escena donde las hubiese. La señora nos balanceó durante unos veinte minutos, como a peleles, sin saber muy bien a dónde dirigirse. Calle arriba, calle abajo. Milagrosamente, las víctimas se habían evaporado, como si fuese un hecho cotidiano encajar 17 tizas en la delantera del coche. 

Hasta mil veces vendimos nuestra alma a la Juana de Arco callejera, ofreciéndole la cabeza de 'Bellotas' en bandeja. Pero ella no esperaba menos que ponernos a disposición de la benemérita. Otros ciudadanos de Ourenseville se animaron al sainete, propinándonos más de alguna colleja, minucias en las que -créanme- apenas reparé. Bastante preocupado estaba de no perder mi cartílago, estrujado entre las tenazas de semejante ejemplar. 

 El repudio no duró mucho más. Después de encajar varios cachetes y una bronca monumental, vista la ausencia del cuerpo del crimen, se nos permitió la condicional. Sin informar a nuestros padres, toda una suerte. Así que pudimos salir prácticamente indemnes, si bien con el rabo entre las piernas. Nada que no pudiese reparar las minifaldas de Marta Sánchez, la final de la NBA o una hamburguesa en el -hoy tan añorado- 'Hot Hut'. 

 PEQUEÑOS DICTADORES 

Veintitantos años después -ya pueden abrir los ojos- aquí estamos los tres, creo. Sin traumas psicológicos ni frustraciones de personalidad. Bastante fue el sobrevivir a las canciones de Rosa León sin necesidad de una lobotomía.

 La escena antes relatada sería imposible de repetir en la Ourenseville sostenible y ecosolidaria de nuestra Era, donde un ejército de cuellicortos dictadores modelan los designios de la pequeña pero modernísima ciudad. Dictan donde sentarse y beber, cuándo estudiar y con quién rodearse, mientras sus progenitores piensan que poseen al próximo Cristiano Ronaldo en casa y no dudan en atizar al profesor, al médico o al policía fascista que los corrige. 

 Antes, en Ourenseville, cualquier vecino te enseñaba las normas de la vida. Hoy, sólo mediante una comisión interministerial o abogado. Tiempos modernos.

Publicado en La Región (25-03-2010)

jueves, 25 de marzo de 2010

SUEÑOS (XXXV): LA URSS CONTRA LA NUEVA RUSIA

15 de febrero de 1985. Sala de las columnas de la Casa Sindical de Moscú (antigua URSS). Garry Kásparov se convierte en el más joven campeón del mundo de ajedrez, tras derrotar a su compatriota Anatoly Kárpov. El presidente de la Federación Internacional, Florencio Campomanes, había suspendido sin campeón un enfrentamiento previo, en 1984, aludiendo el estado físico de los contendientes.

Kárpov, 34 años y buen camarada soviético, ganaba por cinco victorias a tres, en una serie al mejor de seis, pero estaba exhausto física y mentalmente, 10 kilos menos, 48 partidas y cinco meses después, ante un joven y pujante Kásparov, de 22 y personificación de la Rusia con aires de renovación, quien había exigido continuar. Un año después se encontraron y el joven se tomó la revancha. Dos monstruos del tablero al límite de su capacidad. Fue el comienzo de un duelo prodigioso que puso al ajedrez en la primera fila del interés de los medios de comunicación.



El perfil: Anatoly Kárpvo nació el 23 de mayo de 1951 en Zlatoust (Rusia). Garry Kásparov el 13 de abril de 1963 en Bakú (Azerbayán). Después emprendió una carrera política en contínua pugna con el sistema ruso.

Publicado en La Región (07-05-2007)

jueves, 18 de marzo de 2010

URTAIN ARROJÓ LA TOALLA


Pocos días antes del comienzo de los Juegos Olímpicos de Barcelona, José Manuel Ibar Aspiazu (1943-1992) se arrojó desde el décimo piso de un edificio de la madrileña calle Fernán Caballero. Cierren los ojos y ábranlos veinte años antes, cuando su mánager arrojaba la toalla en el último intento por recobrar el título europeo del peso pesado de Boxeo. Se hacía llamar "Urtain", nombre del caserío de Guipúzcoa donde nació. Había sido aizkolari, levantador de pesas y yuntero. Su fortaleza encontró sitio en el ring, ganando 27 títulos seguidos antes del primer europeo, en 1970, que mantuvo a media España ante el televisor. Urtain sedujo al público por su bravura y orgullo, pero sólo mientras se mantuvo victorioso. A partir de 1972, su vida y carrera cayeron en picado. Sin estabilidad sentimental y económica, retirado del boxeo, e ignorado por los medios que antes le perseguían, Urtain se sumergió en una profunda depresión. Su cabeza optó por la peor decisión aquella madrugada del 21 de julio. Entonces eligió volar hacia la eternidad.

Publicado en La Región (16-07-2008)

MÚSICA SIN MÁS (XLVIII): DIDO

miércoles, 17 de marzo de 2010

Anzor Kiknadze vs. Isao Inokuma (Tokio 1964)

En este combate, semifinal del peso pesado (+80 kg.) de los Juegos Olímpicos de Tokio 64, se enfrentaban dos concepciones del judo. Una tradicional, encarnada por el japonés Inokuma y otra heterodoxa, personificada en el soviético Kiknadze, en el que los componentes básicos eran, el judo-fuerza, con aportes de otras modalidades de lucha y un peculiar y desconcertante estilo de combatir. Este enfrentamiento era, de alguna manera, el símbolo y la constatación, del judo como deporte universal.

Isao Inokuma, es otro de los judokas legendarios. Campeón del Japón en 1959 y 1963. Junto con su máximo rival Akio Kaminaga, son en esa época, los mejores competidores japoneses. Kaminaga, campeón de 1964, fue el elegido para doblegar (misión imposible), al campeón del mundo Anton Geesink, en la categoría Open de los Juegos Olímpicos de Tokio.

Inokuma participa en el peso pesado y se proclama campeón olímpico, batiendo al argentino Casella, al coreano Kim, al soviético Kiknadze y en la final al canadiense Rogers.

En su combate contra el temible Anzor Kiknadze -cuatro veces campeón de Europa- los amantes del judo tradicional, contuvieron la respiración, hasta que Inokuma lo hizo volar con dos ortodoxos tai-otoshi, tal y como vemos en esta grabación.

Al año siguiente se proclamaría campeón del mundo en Rio de Janeiro en la categoría Open. Geesink lo sería en pesados, batiendo, entre otros, a los campeones japoneses Sakaguchi y Matsunaga.

Queda el interrogante de ¿qué hubiera pasado si se hubiera enfrentado a Geesink? No lo sabemos, pero es un buen motivo para la especulación.


Rokudán.

lunes, 15 de marzo de 2010

WILLY TOLEDO SÓLO LEE EL "GRANMA", Y MIGUEL BOSÉ, EL "JUVENTUD REBELDE" (por el Malvado Vellido Dolfos)

Ya sabemos de qué pie cojean los supuestos defensores de la libertad, el progresismo y la democracia. El actor comprometido con la idiotez Willy Toledo, declaró textualmente que Orlando Zapata -el preso político fallecido hace unos días en Cuba- sólo era "un delincuente común, forzado y manipulado por otras personas para ponerse en huelga de hambre y llegar al extremo de dejarse la vida".

O Toledo sólo lee y se cree lo publicado por el "Granma" -uno de los pocos medios de comunicación permitidos en la isla, al dictado de lo que mande el Comandante en Jefe- o es más tonto de lo que parece. Tras la tormenta, sólo se le ocurrió justificarse argumentando que "también en las cárceles españolas se tortura". O sea, aunque sea cierto lo de Cuba no importa, porque se hace en todas partes. Y, según parece en su opinión, un delincuente común no tiene derecho a declararse en huelga de hambre. Viva la libertad. ¿Y sobre las cárceles españolas? Los representantes de los centros penitenciarios españoles, ésos donde hay piscinas, bibliotecas, gimnasios y ahora te puedes sacar el carnet de conducir gratis, le han llamado al orden. Ni caso, Willy, que son unos fascistas.

No tardó en acudir en su ayuda nada menos que Miguel Bosé, otro intelectual de talla, quien en la presentación de su disco -¿cuya recaudación donará a alguna ONG solidaria o se la embolsará, en la peor costumbre de los países capitalistas?- también repitió el tic progre. "En otros países también se tortura". Añadió que sí, que en Cuba está Castro. Pero en España ¿qué? También tenemos el caso Gürtel. La verdad es que no habíamos caído en ello, Miguelito. Siempre das en el clavo.

Ya se sabe. Existen dictaduras malas y regímenes autoritarios buenos. Cuba, Venezuela, incluso Corea del Norte ¿por qué no? Siempre que impere el izquierdismo, algo chachi deben de tener. Lo mejor es que ambos cambien la órbita decadente del mundo occidental y prueben a vivir una temporadita en la perla del Caribe, disfrutando de las ventajas y avances del castrismo. "En esta isla no se tortura. Bueno, sólo en Guantánamo", dice Raúl Castro, todo un fan de los fusilamientos. Toda una garantía de honradez.

CINEFOBIA


"COMANDANTE"
Buen momento para recordar este documental de Oliver Stone. El estadounidense saltó a la fama con películas de gran interés: su trilogía sobre la Guerra de Vietnam -"Platoon", "Nacido el cuatro de Julio" y "El cielo y la tierra"- el asesinato de Kennedy en "JFK", su particular visión sobre el deporte profesional en "Un domingo cualquiera"; o la epopeya del "Worl Trade Center" son trabajos de cierto mérito.

Pero de un tiempo a esta parte, el director debió enloquecer, perder el criterio y entregarse a los caudillos hispanoamericanos. Prueba de este viaje al frenopático es este documental biográfico, más bien hagiográfico, titulado "Comandante". A Stone se le cae la baba ante Fidel Castro, quien le vende la moto de la revolución y la libertad y bla,bla,bla, manejándolo como una marioneta. Se supone que los mojitos y las jineteras hicieron el resto.

Stone regresó entusiasmado a los USA, hasta que ¡caramba! se enteró de que el Comandante mandó fusilar a unos jóvenes que secuestraron un ferry para escaparse de la idílica isla. Volvió, pidió audiencia, y de nuevo sucumbió ante los argumentos del camarada Fidel, esta vez con varias palmaditas en la espalda. Si algo queda claro en el documental, es la maestría del Comandante para embaucar a tantos tontos útiles de este mundo. Oliver Stone, el último. Ahora está enamorado de Hugo Chávez.

sábado, 13 de marzo de 2010

NON SOMOS NAIDE


En línea con las más modernas sociedades europeas, la pequeña Orenseville poseía un ejército imbatible de venerables jubilados, abuelos todos, la parte principal de su pirámide demográfica. Y a mucha honra.

Entre las principales aficiones de este importante sector figuraban: pasar la mañana en los centros de salud, pagar con monedas de céntimos en el supermercado, dirigir las principales obras de ingeniería en plena rue, o pasear al lado del Miño river, augurando el próximo fenómeno que atacaría la pequeña ciudad al día siguiente.

La mayor pasión, sin embargo, era un ritual ineludible, que el habitual forastero nunca lograba comprender en Ourenseville. Los entierros. Sí queridos amigos, las bodas, comuniones y bautizos eran eventos siempre bien acogidos. Los enlaces además, eran un motivo de alivio, por emparejar por fin a la Marisleysis, antes de que se le pasase el arroz, o por encontrar a una sargento de caballería que pusiera firme al inconsciente de Curtis María. También era el día ideal para saltarse las absurdas normas del doctor, y terminar bailando el trenecito con toda la familia, y la corbata en la oreja. Un clásico.

Los entierros, por favor, son algo más profundo. Una boda se prepara con meses de antelación y en menos tiempo se suspende. (¡Ah, cuantas prósperas relaciones in love se truncaron entre un baño de lágrimas y reproches mutuos!). Un deceso es repentino, siempre definitivo -al menos no se conoce ningún humano a quien se enterrase dos veces por aquí- y no distingue entre ricos y pobres. 'Non somos naide, Manolo'. Bien cierto es.

SORPRESA, SORPRESA

Por ello, en Ourenseville muchos esperaban con ansiedad el nuevo día para comprar 'La Región' y abrirla, directamente, por la aclamada sección de 'Esquelas', donde siempre saltaba la sorpresa. 'A ver quen morreu', era el comentario general, mientras se hacía acopio de los imprescindible anteojos.

Leamos: 'Rogad a Dios por el alma de Don Florindo Baldomero Esteipels (O americano)' -mandacarallo, pero si era o chapista de Valdemorillo de abaixo- 'vecino que lo fue de Valdemorillo de Abaixo, que falleció el lunes, a los 65 años de edad en su taller, confortado con los Santos Sacramentos' -home, pois hai que cumprirlle, porque viño ós enterros da Manola e do Tito (obsérvese que el muerto es lo de menos ya, ahora imperan las conexiones tribales). A ver a qué hora salen los ómnibus- 'No se recibe duelo' -bueno, eso será para os outros, que nós somos coma da familia. Agora chamo á Pepita e pasamos por alí-.

Al igual que este buen hombre de Ourenseville, varios centenares de su condición, todos íntimos del fallecido, entenderán lo mismo y se presentarán a las tres de la tarde en el domicilio del finado, donde no se recibía duelo. Es probable que allí asalten a algún despistado familiar , a quien someterán a un extenso interrogatorio: ¿Por qué murió, si anteayer presentaba un fenomenal aspecto? ¿Quién se va a hacer cargo ahora del taller? Y un largo etcétera.

CHOQUE GENERACIONAL

Antes, en cada vivienda plurifamiliar de Ourenseville se habrá producido un choque generacional. Los jóvenes no entienden a los mayores. Ellos no quieren ir a los entierros, no quieren ningún trato parcial con la muerte, esa enigmática señora de la guadaña. Las bucólicas puestas de sol no les hacen reflexionar sobre el más allá.

Sólo piensan en las maquinitas y en los novios y en peinarse como el Ronaldo ése y en cousas de rapaces. Con lo alegre que es reencontarse con viejos amigos en el Tanatorio. En fin, que no hay forma de inculcarles las buenas tradiciones. Hablan de incinerarse y arrojar las cenizas al mar, o majaderías similares, sin saber que les espera el panteón más lustroso del cementerio cuando el más allá reclame su presencia.

Por suerte, en Ourenseville ningún muerto será llevado al hoyo cual trozo de carne, en compañía de un triste supulturero. Sepan ustedes, amigos, que un amplio número de respetables ciudadanos dedican los mejores años de su vida a asistir a todo tipo de ceremonias, conozcan o no al protagonista. Simplemente abren La Región y eligen.

Las instituciones deben financiar -con dinero público, por supuesto- a estos imprescindibles agentes sociales, en lugar de despilfarrar en dietas y, alucinen, estudios sobre el clítoris. ¿A dónde vamos?

Publicado en La Región (10-03-2010)

lunes, 1 de marzo de 2010

SUEÑOS (XXXIV): OCAÑA Y MERCKX, DESCENSO HACIA EL INFIERNO

11 de julio de 1971. Decimocuarta etapa del Tour de Francia, entre las localidades de Revel y Luchon, un total de 214 kilómetros. Descenso del Col de Mente. Duelo entre el grandísimo ciclista español Luis Ocaña y el mítico caníbal Eddy Merckx. Ocaña aventaja en la general por más de siete minutos al belga, quien se lanza de forma suicida por la pendiente.

Ocaña acepta el desafío hasta las últimas consecuencias. El calor sofocante se transforma en un diluvio de granizo, que anula los frenos y deja a los corredores a merced del destino. Merckx se cayó tres veces. Ocaña le acompañó en una, de la cual no pudo levantarse. Zoetemelk, Agostinho y un cámara se estrellaron contra él, obligándole a abandonar y despedirse de la victoria. "Nadie me hizo sufrir tanto como él", declararía Merckx después sobre el bravo español. Ambos ya eran historia del Tour y del deporte.



El perfil: Jesús Luis Ocaña Pernía nació el 9 de junio de 1945 en Priego (Cuenca), enfermo de cáncer, se suicidó el 19 de mayo de 1994, en Francia.

Publicado en La Región (23-04-2007)