SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

domingo, 11 de agosto de 2013

'LA BATALLA DE HADIZA' Y LOS DESASTRES DE LA GUERRA


El 19 de noviembre de 2005, un convoy rutinario de marines de Estados Unidos sufrió un atentado de terroristas -¡qué manía de llamarles insurgentes!- en una avenida de la ciudad de Hadiza, la localidad más caliente del infernal Iraq post Sadam. La bomba se cobró la muerte del joven oficial T.J. Terrazas. Sus compañeros, llevados por un cóctel tan explosivo como el artefacto –venganza, miedo, estrés, paranoia…- respondieron con una masacre que causó en el barrio 24 muertes, mujeres y niños incluidos, mientras los autores del atentado lograban escapar del cerco.

La brigada fue premiada por la operación, hasta que el caso salió a la luz y la opinión pública forzó a quienes antes habían dado las palmaditas a ponerse al otro lado del tribunal y castigar a los protagonistas, escurriendo su culpa. Acción que describe la ética de ciertos mandos militares y políticos.

En 'Battle from Haditha' (‘La batalla de Hadiza’), el director Nick Broomfield intenta explicar lo sucedido contando la historia desde tres perspectivas diferentes:

La de los jóvenes soldados embarcados en una guerra y en un país totalmente ajenos, que no quieren terminar en pedacitos en una carretera cualquiera, aumentando la cuenta de trofeos de los terroristas, y estrechan cada día más el círculo de protección con sus compañeros para sobrevivir en un ambiente hostil.

La de una gran parte de la población iraquí, que sólo desea la paz y desea el fin del proceso, temiendo tanto la represalia del ejército americano como a los fanáticos islámicos que intentan dominar el nuevo país. Ellos siempre intentan sobrevivir en medio de un fuego cruzado, pero su destino depende sólo de la suerte.

La de otra parte de la población iraquí, embarcada en la lucha contra el invasor extranjero por diversos motivos, pero lejos de posturas religiosas. Desorganizados, atolondrados, irresponsables, sólo son conscientes del daño de sus acciones entre sus propios vecinos cuando éstas ya no tienen remedio.

Broomfield nos muestra a seres humanos capaces de convertirse en monstruos en momentos de tensión extrema, quienes recobran el sentido horas después de lo sucedido. Tras haber superado esa delgada línea roja entre la razón y la locura en conflicto, tantas veces nombrada por el escritor James Jones sobre los enfrentamientos en el Pacífico en la II Guerra Mundial, 'The Thin red line'. Es ese demonio que todo ser humano lleva dentro y se desata sin control en las situaciones límite.

Por todo ello Broomfield exculpa a los protagonistas de esta tragedia, marionetas en una obra trágica cuyas cuerdas manejan los grandes mandos. Militares y políticos estadounidenses, y líderes religiosos locales. Siempre prestos a recoger las nueces del árbol que otros agitaron. ‘La batalla de Hadiza’ es una película dura, inconformista y crítica con ambos bandos, pero sín duda más con el estadounidense. Desaconsejable para ver en un mal día. No levanta el espíritu, precisamente.