SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

jueves, 25 de diciembre de 2014

EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD / PAZ ENTRE LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD


24 de diciembre de 1914(Extraído de el 'Canal de Historia').
Tregua espontánea en el frente occidental
La llamada "Tregua de Navidad" fue uno de los fenómenos más inesperados e insólitos de la Primera Guerra Mundial, la más cruenta vivida hasta entonces

Tal día como hoy de 1914, cuando no hacía ni cinco meses del estallido de la Primera Guerra Mundial, se produjo un hecho insólito en el frente occidental. En algunos lugares puntuales los soldados aliados se vieron sorprendidos al aparecer en las trincheras alemanas que tenían delante árboles de Navidad y al escuchar a los soldados enemigos entonar villancicos. Los soldados respondieron cantando villancicos en inglés. Al día siguiente, soldados de ambos bandos (alemanes por un lado e ingleses por otro -y en menor medida franceses-) treparon las trincheras y confraternizaron con el enemigo en la “Tierra de Nadie”. Se estrecharon las manos, se felicitaron las Pascuas, se intercambiaron regalos como tabaco o periódicos e incluso llegó a jugarse algún partido de fútbol amistoso. Los altos mandos, enfurecidos por lo que acontecía, mandaron órdenes de abortar inmediatamente cualquier acto amistoso. El día 26 se reiniciaron las hostilidades.