SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

martes, 1 de noviembre de 2016

MÁS CERCA QUE NUNCA, PERO INSUFICIENTE



El mal comienzo de la selección española masculina de baloncesto en el torneo olímpico propició una final anticipada en el cruce contra Estados Unidos. Otrora incontestable, el gigante NBA presentó un equipo de gran nivel físico, pero inferior en calidad y experiencia a los de Pekín o Londres, como se comprobó en la fase previa. Pensar en una victoria española, combinando un partido inspirado con un mal día del rival, no era en absoluto descabellado.

No fue así. Estados Unidos no hizo grandes esfuerzos, incluso pareció respetuosa, pero a España le faltó la chispa y el genio demostrado contra Francia, el acierto en el tiro y el cierre de rebote para no regalar segundas opciones, la ilusión de la selección femenina. Derrota honrosa por apenas seis puntos, pero sin sensación de poder hacer más. Las de Pekín y Londres dejaron mejor recuerdo y una legión de admiradores. Pau Gasol confirmó al final una impresión general: “Perdimos una oportunidad única”.

Esta derrota no empaña la prodigiosa carrera deportiva de los responsables del auge del baloncesto nacional, la mejor generación concebida: Pau Gasol, Navarro, Calderón, Felipe Reyes. Ellos siguieron los senderos abiertos por la generación de los Epi y Fernando Martín, yendo un paso más allá. Dejan buenos herederos, pero todo será un poco más difícil sin ellos. Gracias por unos años maravillosos y por el bronce.

Europa y creo que también Estados Unidos, respiran aliviados a partir de ahora. En el viejo continente no existía país con un defensor capaz de parar a Pau. Al otro lado del Atlántico sabían que una selección de clase media NBA tampoco servía contra los imprevisibles españoles. Sin Kobe Bryant, Tim Duncan, Dwyane Wade, Lebron James o Kevin Durant, lo mejor de lo mejor, es posible que nuestro país hubiese sido campeón olímpico. Es todo un honor.

Publicado en La Región (26-09-2016)