Nacido, como tantos otros boxeadores, en la miseria absoluta, Joseph Louis Barrow (1914-1981), ha sido uno de los más elegantes en el ring. Un pegador mortífero, un rival implacable pero noble, lejos de las provocaciones y gestos de otros púgiles. Louis fue quizá el primer deportista negro que llegó a cautivar a un porcentaje de aficionados blancos en los segregacionistas Estados Unidos. Louis fue el héroe (para una parte de sus compratiotas pues otra sentía simpatía por Hitler) cuando derrotó al alemán (en absoluto partidario nazi) Max Schmeling, durante uno de los duelos más intensos y asfixiantes para cualquier deportista en cualquier especialidad, entre los años 1936 y 1939. Nada menos que el preludio del posterior choque entre el capitalismo americano y el nacional-socialismo alemán. Ni muchos de sus paisanos ni su gobierno se lo agradecieron, pero eso es otra historia. Disfrutemos con el estilo de este portentoso boxeador, agudizando la vista y aportando nuestro propio ingenio porque las imágenes son muy antiguas y de baja calidad. Hoy poseemos medios técnicos para retransmitir un evento con una belleza y nitidez espectaculares. Pero no tenemos lo más importante, héroes con la elegancia y el talento innato de los elegidos. Como Joe Louis.