miércoles, 31 de marzo de 2010

DAWN FRASER, AHOGADA EN SU REBELDÍA


Tan disciplinada sobre el agua como incontrolable en tierra firme, Dawn Fraser (Sydney, 1937) fue una sirena, ganadora de ocho medallas olímpicas entre 1956 y 1964, la primera en bajar del minuto en los 100 metros libres. Fraser, la menor de ocho hermanos, creció en un suburbio de la capital australiana, y aprendió a nadar por supervivencia, ya que ellos la arrojaban al agua de forma indiscriminada. Asmática, dos muertes le afectaron muy profundamente. La de su hermano Don, también nadador, y la de su madre, en accidente con ella al volante. Dos depresiones que superó bajo en el líquido elemento. Su excelente preparación le mantuvo invicta en las grandes competiciones. Su ego desmesurado y espíritu indomable chocaba con las compañeras y la Federación fuera de la piscina. El colmo sucedió en los Juegos de Tokio 64, tras una juerga durante la cual intentó descolgar una bandera nipona de un templo y llevársela de recuerdo para su casa. Un gesto que en Oriente es poco menos que un sacrilegio. El bochorno australiano fue tal que sancionaron a Frasier 10 años sin competir. A sus 27, ya era una sentencia de muerte deportiva. Hasta los Juegos de Sydney no fue perdonada. Allí portó la antorcha olímpica.

Publicado en La Región (23-06-2008)