lunes, 26 de noviembre de 2012

BASURA (por el malvado Vellido Dolfos)



Entre el miserable nivel de las cadenas de televisión destaca, en el último lugar, las propiedad de Mediaset –especialmente Telecinco y Cuatro- donde se emite la basura más nauseabunda, sólo apta para un público borreguil y cateto, de encefalograma plano. La primera de ellas tuvo en su parrilla nocturna el espacio ‘La Noria’, que alcanzó las cotas más bajas de la degradación el día que emitieron una deleznable entrevista con el ‘Cuco’, el acusado del asesinato y de la ocultación del cadáver de la tristemente famosa Marta del Castillo, convertido en estrella televisiva y rebelde romántico.

Quienes la vieron como si tal cosa no tienen remedio y merecen algo similar en sus propias carnes. Pero, por fortuna, todavía existe gente decente en este país. Un bloguero llamado Pablo Herreros, escandalizado por el espectáculo, se propuso terminar con este engendro. Pedir a la masa sedienta de morbo apagar el interruptor era un gesto tan utópico como inútil, así que Herreros reclamó a los patrocinadores que financiaban el programa la retirada en señal de protesta, además del boicot de los consumidores a los que se mantuviesen en antena, esclavos de la audiencia.

La campaña tuvo un gran éxito, hasta el punto que muchas marcas –por propia voluntad y por dignidad, o presionados por la opinión pública- retiraron su dinero y ‘La Noria’ se fue por fin al garete, allá por 2009, siendo sustituido por un sucedáneo ‘light’ llamado ‘El gran debate’. 

Tres años después, ‘Telebasura’ exige a Herreros una indemnización de 3,7 millones de euros en los tribunales y tres años de cárcel por daños y perjuicios ocasionados por su campaña. Sobre los daños causados a la familia de Marta del Castillo no tienen nada que declarar. Bien podrían exigir los padres la demolición de Mediaset y cien latigazos para los autores del programa.

 La respuesta no se ha hecho esperar en Internet. Muchas personas abogan por boicotear todo producto que se anuncie en esos programas si no retiran la querella. Ahí les duele. La pela es la pela. Nosotros nos sumamos a esta protesta, aunque seamos una hormiguita en un desierto. Insignificante sí, pero nunca una más de la masa adormecida.