SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

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jueves, 16 de junio de 2011

Willem Ruska vs Vitali Kuznetsov (Munich 1972)

En esta sección aparecen memorables combates de grandes campeones de la historia del judo, pero hay algunos que son grandes entre los grandes y, uno de esos pocos, es el holandés Willem Ruska.

Ruska, sucesor del excepcional Antón Geesink, fue el primer judoka en conseguir dos medallas de oro olímpicas, una de ellas, la que muestra este combate contra el soviético Vitali Kuznetsov, en la final del todas las categorías de la Olimpiada de Munich 72. Además fue campeón mundial en 1967 y 1971 y siete veces campeón de Europa.

Kuznetsov, potente judoka, y campeón de Europa de 1971 (le ganó, en Goterborg, la final de todas las categorías a nuestro Santiago Ojeda, que, dos años más tarde, se proclamaría el primer campeón europeo español), es otro de los notables segundones del judo mundial; fue finalista en los mundiales de 1971 y 1979 y en estos Juegos Olímpicos de Munich. Pero en su tiempo se encontró con campeones de la talla de Shinomaki, Endo o Ruska, barreras que le resultaron insuperables en el camino del oro.




Rokudán