Seguimos disfrutando de la madurez de Clint Eastwood. Después de dos películas de calidad -'Más allá de la vida' y 'Gran Torino'- pero en mi opinión por debajo de 'Mystic River', 'Million dolar baby', 'Invictus', 'El Intercambio' o el dúo sobre la II Guerra Mundial -'Cartas desde Iwo Jima' y 'Banderas de nuestros padres'- el viejo Clint, más joven y actual que nunca, vuelve a acertar con una excelente biografía sobre John Edgar Hoover, el primer y más carismático director del FBI, entre 1935 y 1972, año de su muerte.
Nada se deja sin contar y todo se cuenta desde una perspectiva políticamente incorrecta. Es decir, vemos al personaje con sus miserias y virtudes, sin convencionalismos ni postulados ni acusaciones que tanto gustan a los progres. Se abordan sus planos político y personal -en especial la relación con su madre- indisolublemente unidos para explicarnos las razones de su ascenso y la pervivencia en la cúspide del poder de Estados Unidos, que es lo mismo que decir del mundo. Una figura que nadie antes se había atrevido a desgrosar por el miedo al qué dirán. Por fortuna todavía tenemos a Clint, a una edad en la cual se expresa como le viene en gana, y esperemos que sea por mucho tiempo. Larga vida. Esta película sí merece verse en el cine.
Nada se deja sin contar y todo se cuenta desde una perspectiva políticamente incorrecta. Es decir, vemos al personaje con sus miserias y virtudes, sin convencionalismos ni postulados ni acusaciones que tanto gustan a los progres. Se abordan sus planos político y personal -en especial la relación con su madre- indisolublemente unidos para explicarnos las razones de su ascenso y la pervivencia en la cúspide del poder de Estados Unidos, que es lo mismo que decir del mundo. Una figura que nadie antes se había atrevido a desgrosar por el miedo al qué dirán. Por fortuna todavía tenemos a Clint, a una edad en la cual se expresa como le viene en gana, y esperemos que sea por mucho tiempo. Larga vida. Esta película sí merece verse en el cine.