Aunque
la prensa escrita se encuentra en decadencia, hasta el punto que te regalan un
periódico por comprar una película, siempre hay artículos o entrevistas
interesantes por leer.
Tengo
por costumbre comprar el diario ‘El Mundo’ los fines de semana. En la edición
del sábado, a doble página, se publica una conversación con un personaje de
cierta entidad o prestigio, bajo el título de ‘El Mundo que viene’. Un lugar
para la reflexión y la curiosidad, protagonizado por periodistas, científicos,
expertos, economistas o personajes bastante por encima de la media de los
políticos y los ‘artistas’ que hartan por su colección de tópicos, banalidades
y pensamientos bovinos.
El
sábado, 13 de octubre, se publicó la entrevista al biólogo estadounidense de 83
años Edgard O. Wilson. Wilson era un defensor de la ‘Teoría de selección de
parentesco’, que atribuía el origen del altruismo a la paradoja de que algunos
miembros de determinadas especies renunciasen a tener descendencia y ayudasen a
criar la de los demás. Pero la evolución de la ciencia y su propio pensamiento
le forzó a renegar de esta solución generalmente aceptada en la comunidad
científica.
Wilson
ha publicado un interesantísimo libro titulado ‘La conquista social de la Tierra’ (Debate) que rebate
al escrito en 1975 por él mismo (‘Sociobiología’). En este último explica sus
razones para cambiar de idea y se propone como objetivo “responder a las
grandes preguntas que siempre se ha hecho el ser humano. La religión no puede
responderlas. Sólo la ciencia”.
Wilson
se reafirma en una opinión que comparto de principio a fin. “Los seres humanos
sentimos un deseo innato de pertenecer a tribu, que viene de nuestra época como
cazadores”. Sobre la ciencia y la verdad, otras frases que podríamos suscribir.
“La ciencia no es una democracia, no avanza por medio de retórica o encuestas.
No la crean quienes actúan por sectarismo, sino quienes cuestionan
constantemente la realidad”.
El
último párrafo de la entrevista a Mr. Wilson no tiene desperdicio. Este es el
consejo que dedica a los jóvenes investigadores. “Lo más importante es usar la
imaginación. Mirar donde otros no miran, probar lo que otros no prueban”.
Mr Harold Burson
Antes,
el sábado 6 de octubre, se publicó la entrevista realizada a Harold Burson,
otro abuelete estadounidense de 91 años, todavía en activo como presidente de
la primera empresa global de relaciones públicas ‘Burson-Marsteller’. Habitual
confidente de millonarios y presidentes.
Su
diagnóstico sobre quienes ostentan el poder es simple. “Son personas que suelen
desarrollar buenas respuestas al problema equivocado. No saben definir sus
problemas”. Su función junto a ellos se reduce, según sus palabras “a escuchar.
La gente que está en posiciones altas tiene muy pocas personas con las que
hablar”. Cree que el gran problema de los políticos es “la obsesión por
mantener sus trabajos”. Una incapacidad manifiesta para tomar decisiones que
enfaden a la gente y reduzcan los votos, aunque sea la solución. “Desde antes
de la Guerra Civil
nadie ha llegado al poder en Estados Unidos con la idea ser un presidente de
una sola legislatura y arreglar los problemas. El problema en las próximas
elecciones en mi país es que los estadounidenses no van a votar por Obama o por
Romney. Van a votar por Romney por hacerlo contra Obama y viceversa. Esto no es
bueno para ningún país”.
¿Y
qué opina de nuestra piel de toro? “España, como tantas otras naciones, ha
estado viviendo por encima de sus posibilidades. La respuesta es muy simple
pero nadie quiere oírla. Los beneficios a los que la gente se ha acostumbrado
son tan caros que no pueden ser financiados. Hay que renunciar a ellos. Y a la
mayoría de las personas no les gusta prescindir de tantas cosas”.
Para
Burson, su mayor tesoro es el carnet del sindicato de periodistas
estadounidenses del año 1941, su verdadera vocación. De hecho, a los 24 años
cubrió el juicio de Nüremberg para las emisoras del ejército. Estas crónicas –y
mucho más- pueden leerse en www.haroldburson.com
Tenemos
dos orejas y una sola boca. Escuchemos en lugar de hablar. La vida es demasiado
corta para perderla entre mediocres. Acompáñese y aprenda de los mejores para
salir de este gigantesco rebaño.