Sus últimas imágenes son las más espeluznantes de la Fórmula Uno. El piloto británico Roger Williamson (1948-1973) criado en un ambiente humilde pero apasionado por la velocidad, se ganó tras mucho trabajo una plaza en la elite. Sus referencias eran tan buenas que Enzo Ferrari pretendía ficharlo. El destino lo impidió. Aquel año 1973 sólo disputó dos pruebas. En Silverstone, su casa, no pasó de la primera vuelta, involucrado en un choque múltiple. Cinco meses después, en el circuito holandés de Zandvoort, un reventón en un rueda lo volteó 300 metros, hasta que su bólido se detuvo. Vivo, pero atrapado boca abajo. La torpeza de los miembros de ¿seguridad? impidió su rescate. El coche ardió y Williamson pereció achicharrado, suplicando ayuda, mientras su compañero David Purley intentaba voltear, desesperado, el vehículo. La ¿organización? se limitó a tapar los restos y continuar la carrera. Indignante entonces y ahora. Hasta el año 2003 no recibió un merecido -pero póstumo- homenaje.
The British driver Roger Williamson (1948-1973) was born into a humble family but passionate about speed. He attained a place in Formula one with hard work, and the President Enzo Ferrari wanted his signing. A tragic accident ended with his dream. In 1973 he played only two races. At Silverstone he suffered a shock in the first lap. Five months later, at the Dutch circuit Zandvoort, a wheel burst and Roger lost control. The car was burnt and Williamson died inside, pleading for help, while teammate David Purley saw him desperate. The Organization? decided to pursue the race. Disgusting. Wiliamson received a tribute in 2003. Later.
Publicado en La Región (2-11-2009)