“Si
está escrito en tu destino, vas a morir. Sea conduciendo o no”, declaraba
mirando al firmamento el piloto italiano Lorenzo Bandini (1935-1967). Bandini
era la esperanza italiana de la mítica escudería Ferrari para los años 60, toda
vez probada su fidelidad cuando empujó de la pista a Graham Hill en beneficio
de su compatriota John Surtees. El 10 de mayo de 1967 se plantó en Mónaco, su
circuito favorito, con opciones de triunfo. Tras dura pugna contra su ‘colega’
Hill, se colocó en segunda posición, en feroz persecución de Denny Hulme. El
esfuerzo y la velocidad al límite le hicieron perder el control en la ‘chicane’
del puerto. Allí golpeó una rueda contra la barandilla y volcó sobre la
protección (sic) de paja. El bólido ardió por dos veces, mientras los operarios
y ¡el público! Intentaban rescatarle. Salió de las brasas hecho un guiñapo,
quemado al 70%, con 10 fracturas y sin un brazo. Soportó la tortura tres días
en el hospital, pero su destino –como tantas veces dijo- estaba ya escrito.
Bandini no se convertiría en la nueva estrella de Ferrari y sí una más de las
que pueblan el cielo.
Publicado
en La Región
(14-12-2009)
"If it is written in your destination, you will die," said the Italian driver Lorenzo Bandini (1935-1967). Bandini was the Italian hopes Ferrari Scuderia in 60s. On May 10, 1967, he was driving in Monaco. He was chasing leader Denny Hulme. The effort and speed to the limit made him lose the car control. The car hit a wheel against the fence and overturned on a protection of straw. The racing car was burnt twice, while operators and -the public!- tried to rescue him. He left with burns on 70 percent of his body, with 10 fractures and without an arm. He endured torture for three days in the hospital, but his destiny - as he says - was written. Bandini would not become the Ferrari new star. He became another star in the sky.