LA VERSIÓN 'OFICIAL'
Ha muerto Rubin Carter. A los 76
años, por un cáncer que él se negó a tratar con quimioterapia. Carter fue un
boxeador conocido como ‘Huracán’, si bien tuvo más relevancia tras ser acusado
de un triple asesinato y penar casi 20 años en la cárcel.
Los defensores de Carter lo
califican como una víctima más de la sociedad de Estados Unidos. De origen
humilde, a los 11 años salvó a un amigo de un pederasta y fue internado en un
correccional. Se escapó a los 19 e ingresó en el ejército como paracaidista,
convirtiéndose al Islam y superando una acusada tartamudez. Regresó, cumplió el
resto de la condena, acosado por un vengativo policía, se casó y tuvo un hijo.
También encontró en el boxeo un
medio para desahogar su frustración.
Su carrera era tan ascendente que
apuntaba a la corona de los pesos medios. Propinó una paliza al gran Emile
Griffith y, en 1964, se midió al campeón, Joey Giardello. Tras 15 asaltos de
superioridad, los jueces no permitieron que un negro ganase a un blanco y le
robaron el combate.
En 1966 se encontraba en un bar
de Paterson (New Jersey) de madrugada cuando un fan llamado John Artis le
reconoció y se prestó a llevar a casa. Pero en el camino fueron detenidos por
la policía y acusados de un triple crimen salvaje perpetrado en otro local de
la ciudad. Tras una investigación fraudulenta y sospechosa, ambos fueron
condenados a cadena perpetua en 1967. Su caso despertó el apoyo de
intelectuales y famosos. Muhammad Ali proclamó su inocencia y Bob Dylan le
dedicó la famosa canción ‘Hurricane’ del disco ‘Desire’ de 1975. En 1976 se
reabrió el caso y se destaparon las irregularidades del proceso, pero fueron
condenados de nuevo.
Artis salió de la cárcel en 1981.
Carter siguió luchando por su inocencia y logró una revisión en 1985. El juez
reconoció sus argumentos y lo liberó, a los 48 años. Se exilió en Canadá y dedicó
a luchar por personas en su situación. En 1993 le entregaron un cinturón de
campeón honorífico, en una ceremonia donde Giardello estuvo presente. En 1999
Norman Jewison dirigió una película en su honor, interpretada por Denzell Washington,
que fue todo un éxito y reinvindicó su figura.
‘Pudo ser campeón del mundo’,
cantaba Dylan. En lugar de eso pasó 20 de sus 76 años entre rejas por un
sistema injusto.
LA VERSIÓN 'CONTRACORRIENTE'
Ha muerto Rubin Carter. Y la
historia ‘oficial’ relatada hace unas líneas no coincide con los argumentos de
sus muchos detractores. Rubin nació y creció en un ambiente humilde, pero fue
el único entre sus seis hermanos con problemas de comportamiento. Fue un
pandillero habitual en las calles de Paterson, detenido por robos y asaltos
violentos. En uno de ellos clavó una navaja a la víctima y fue internado en un
correccional. No existió un supuesto pederasta ni un supuesto policía corrupto
y racista obsesionado con su existencia.
Se escapó a los 19 años e ingresó
en el ejército, donde fue expulsado –paradoja- por su carácter violento y
mentalidad paranoide. Regresó a Paterson, volvió a meterse en líos, fue
reconocido en comisaría y tuvo que cumplir el resto de su condena.
El boxeo parecía su redención,
pero entre combate y combate protagonizó múltiples incidentes públicos. La
pelea de 1964 contra Giardello pudo ser la de su confirmación. Lo cierto es que
llegó a ella ya con cuatro derrotas en su currículo. En la misma, llevó la
iniciativa en los primeros asaltos, pero perdió fuelle y Giardello terminó
fresco como una lechuga y respondón. Demasiado poco para un aspirante. Quizá la
decisión más justa hubiese sido un nulo. Pueden verla íntegra en ‘youtube’. En
todo caso, su carrera iba en declive y no hacia el título mundial. Después su
récord fue de 7 victorias, 7 derrotas y un nulo. Argumentar un caso de racismo,
cuando le preceden campeones que ganaron a blancos y negros por k.o. como Jack
Johnson, Joe Louis, Sugar Ray, Sonny Liston, el mismo Ali… carece de
fundamento.
En 1966 era un habitual de la
noche cuando sucedió el terrible asesinato. Dos testigos identificaron a Rubin
y a Artis, quien no es un admirador sino un compañero de correrías. La policía
encontró munición y armas en el coche que coincidían con las usadas en la
escena del crimen. Se pidió la pena capital pero el jurado la redujo a perpetua.
Uno de los testigos reconoció las presiones de la policía pero también las amenazas de la 'banda' de Carter.
En el segundo juicio, parte del
jurado y el fiscal eran negros. Antes de su celebración, Rubin obtubo la
condicional y propinó una paliza a Carolyn Kelley, una mujer que recaudaba fondos para
su causa. El incidente provocó que muchos famosos retirasen su apoyo al momento. El propio
Dylan no volvió a cantar el famoso tema. Los acusados rechazaron someterse al
polígrafo en esta segunda oportunidad y fueron condenados de nuevo.
Artis salió de la cárcel en
1981. Cinco años después ingresó por tráfico de cocaína. Rubin logró una
revisión y la libertad en 1985. El juez encontró numerosos errores en el
proceso pero no reconoció su inocencia. Los familiares de las víctimas -siempre los principales interesados en conocer la verdad- acusaron a ambos desde el
comienzo.
Existen espacios en internet como www.graphicwitness.com/carter/ que explican el proceso con documentos antes nunca vistos. En 2007, en una semblanza sobre este personaje escribíamos: “fue un delincuente pero no un criminal”. Hoy albergamos más de alguna duda razonable, pero posiblemente nunca se sepa la verdad.
Extracto de lo publicado en 'La Región' (28-04-2014).
En 1999 Norman Jewison dirigió
una película, más bien una loa sobre ‘Huracán’ Carter -‘The Hurricane’ (1999, EE.UU.) 147 minutos- en la que omitió
detalles importantes y añadió otros falsos. Los familiares de las víctimas se
manifestaron hasta las puertas de la gala de los Oscars, donde Denzell Washington
fue nominado a mejor actor. La productora tuvo que indemnizar a Joey Giardello
por dar una imagen distorsionada y el propio Jewison reconoció que la versión
era más una idea personal que los hechos demostrables. Pese a todo, hoy está
reconocida como un canto a la injusticia.
Existen espacios en internet como www.graphicwitness.com/carter/ que explican el proceso con documentos antes nunca vistos. En 2007, en una semblanza sobre este personaje escribíamos: “fue un delincuente pero no un criminal”. Hoy albergamos más de alguna duda razonable, pero posiblemente nunca se sepa la verdad.
Extracto de lo publicado en 'La Región' (28-04-2014).