En
una ocasión, hace cuarenta años, le pregunté al gran Antón Geesink cuál era el
judoka que más le había impresionado e, inmediatamente, sin la menor duda, me
dijo dos nombres: Minatoya y Tsuzawa. Hiroshi Minatoya fue campeón del mundo en
1967 y 1969 y subcampeón en 1965 y 1971. Hisashi Tsuzawa ganó el mundial de
1971 batiendo a sus rivales, entre los
que se encontraba Minatoya, en menos de seis minutos. Hay muchos que los superan en títulos, pero para el campeonísimo Geesink estos
excepcionales japoneses eran los mejores.
Por
eso, hacer una corta clasificación de los mejores entre los grandes
competidores de todos los tiempos, no es tarea fácil. La tendencia a exagerar e
idealizar a los ídolos que mejor nos caen está siempre presente. No obstante,
tenemos algo que nos acerca a un análisis bastante objetivo y ello es, el
palmarés.
El
palmarés, ciertamente, nos acerca mucho pero tampoco es un baremo perfecto
porque hay épocas en que los campeonatos
mundiales se hacían sin categorías de peso; posteriormente se incluyeron tres
divisiones, más tarde cinco y ahora hay siete, además de la categoría libre.
Pero claro, ¿ser campeón mundial cuando había tres categorías de peso tiene más
mérito que serlo con siete? El sentido común, con algunas objeciones, dice que
sí, aunque a continuación surge la pregunta ¿los campeones de aquella época
vencerían a los de hoy? Sobre esto se puede especular mucho, pero la realidad
es que nunca lo sabremos.
Otro
factor que disminuye sensiblemente las posibilidades de algunos judokas con
respecto a otros en esta selección, es que antes los mundiales se hacían cada
dos años y, además, el judo no estuvo presente en los Juegos Olímpicos de
México 1968.
Con
todo, apoyándonos básicamente en el palmarés, intentaremos señalar los mejores
entre los mejores, encuadrándolos por
décadas.
Años cincuenta
En
la segunda parte de esta década comenzaron a celebrarse los campeonatos del
mundo. El primer campeón mundial fue el japonés Shokichi Natsui (1956), a su vez campeón de Japón y
el segundo Koji Sone (1958), también campeón de Japón en ese año. No había en
aquel tiempo categorías de peso. Desde el comienzo de los mundiales, la supremacía
japonesa se impondrá abrumadoramente, con solo tres excepciones (Geesink, Ruska
y Chochishvili), durante la década siguiente y hasta mediados de los años
setenta.
Años sesenta
Anton Geesink.
En el mundial de 1961 celebrado en Paris, irrumpe con fuerza este holandés de
casi dos metros. En este campeonato, sin categorías de peso, bate a los tres
miembros de la expedición japonesa Koga, Kaminaga y en la final al campeón
mundial Koji Sone. Este hecho será un acontecimiento de repercusión
internacional que rebasará el ámbito del judo llegando al gran público. Vuelve
a repetir la hazaña, con el mérito de hacerlo en el propio Japón, en la final
de los Juegos Olímpicos de Tokio 1964, en la categoría reina del peso libre,
frente al campeón japonés Akio Kaminaga. Por último, en los mundiales de Rio de
Janeiro, gana otra vez a los campeones japoneses Sakaguchi y Matsunaga, en esta
ocasión en la categoría del peso pesado. Geesink fue además 21 veces campeón de
Europa y desde 1958 hasta su retirada
definitiva en 1967 nadie pudo derrotarlo.
Isao Okano.
Campeón olímpico (Tokio 64) y mundial (1965). Okano es el primer peso medio (en
aquella época hasta 80 kg) que se proclama campeón de Japón en la división de
todas las categorías y el único que lo consigue en dos ocasiones (1967 y 1969).
Isao Inokuma. Campeón
olímpico (Tokio 64) y mundial (1965). Inokuma también fue dos veces (1959 y
1963) campeón de Japón en todas las categorías, en cerrada rivalidad con Akio
Kaminaga, vencedor éste en tres ocasiones y elegido para oponerse a Geesink. El
esperado enfrentamiento de Inokuma con Geesink nunca llegó a producirse.
Años setenta
Wilhelm
Ruska. Holandés como
Anton Geesink, fue su sucesor. Primer judoka doble campeón olímpico (Munich 72)
en el peso pesado y todas las categorias; también doble campeón del mundo (1967
y 1971) y siete veces campéon de Europa. Su carrera deportiva está a caballo de
los años sesenta y setenta.
Shozo Fujii. Primer judoka
en conseguir cuatro titulos mundiales consecutivos (1971-73-75-79). Fujii,
sensacional competidor, con un morote-seoi-nage
demoledor, fue victima de
acontecimientos politicos que cercenaron sus posiblidades de completar
un palmarés excepcional. No pudo participar los campeonatos del mundo de 1977,
que se iban a celebrar en Barcelona ya que se suspendieron, motivados por una
reclamación de la República Popular China; en los Juegos Olímpicos de Moscú 80,
tampoco participó debido al boicot de Japón
y otros paises occidentales a la Unión Soviética, por la invasión de Afganistán.
Fue campeón de Asia en el peso medio y todas la categorias (1972) y cinco veces
campeón de Japón en su peso.
Vladimir
Nevzorov. Primer campeón
mundial de la Unión Soviética (1975) y campeón olímpico en Montreal 76 en el
peso semimedio (hasta 70 kg). Doble campeón de Europa (1975 y 1977). En el
citado campeonato de 1975 rompe, junto al francés Rougé en el peso semipesado,
la larga hegemonía de Japón en los campeonatos del mundo.
Años ochenta
Yasuhiro
Yamashita. Sin
duda, uno de los más grandes de todos los tiempos. Cuatro veces campeón del
mundo: 1979, 1981 -en pesados y todas las categorías- y 1983. Campeón olímpico
en Los Ángeles 84, final que ganó cojeando. Yamashita fue nueve veces
consecutivas campeón de Japón en todas las categorías. Desde 1977 hasta su
retirada en 1985, disputó 203 combates con el resultado de 199 victorias y
cuatro nulos. Igual que Fujii, su historial queda lejos de lo que pudo haber
sido si hubiera podido participar en los Juegos de Moscú 80 y no se anulara el
mundial de 1977.
Hitoshi
Saito. Campeón
mundial (1983), doble campeón olímpico (Los Ángeles 84 y Seúl 88), campeón de los
Juegos Asiáticos (1986) y campeón de Asia (1981). Impresionante palmarés que pudo haber sido mejor de no coincidir en
el tiempo con uno de los más grandes, su compatriota Yasuhiro Yamashita, al que
nunca pudo derrotar.
Peter Seisenbacher. Doble campeón
olímpico (Los Ángeles 84 y Seúl 88), campeón del mundo (1985) y campeón de Europa (1986). Este austriaco es el segundo
europeo, después de Ruska, en conseguir dos medallas de oro olímpicas.
Años noventa
David Douillet. Era
el más laureado judoka francés hasta la aparición del fenómeno Riner. Dos
medallas de oro olímpicas (Atlanta 96 y Sidney 2000), cuádruple campeón del
mundo (1993, 1995 en pesados y todas las categorías y 1997) y campeón de Europa
(1994).
Toshihiko
Koga. Triple campeón
mundial (1989-91-95), campeón olímpico (Barcelona 92) y siete veces campeón de
Japón en su peso. Finalista olímpico en
Atlanta 96, y favorito a la que sería su segunda medalla de oro,
incomprensiblemente, perdió la final que comenzó con un wazari a su favor
y que paulatinamente se fue decantando para el francés Djamel Bouras y
su peculiar estilo de combatir.
Ki-Young Jeon. Campeón
olímpico (Atlanta96), triple campeón mundial (1993-95-97) y campeón de Asia
(1995), es el más grande campeón surcoreano.
Años dos mil
Tadahiro
Nomura. Primer y
único judoka en conseguir tres medallas de oro olímpicas (Atlanta 96, Sidney
2000 y Atenas 04), además del campeonato del mundo (1997) y seis veces campeón
de Japón en el peso superligero.
Kosei Inoue. Triple campeón
del mundo (1999-01-03), campeón olimpico (Sidney 2000), doble campeón de los
Juegos Asiáticos (1998 y 2002), triple campeón de Japón en todas las categorías
es, por méritos propios, uno de los más grandes del judo japonés.
Won-He Lee. Campeón
olímpico (Atenas 04), campeón mundial (2003), campeón de Asia (2003), este
surcoreano es, junto con Shohei Ono, el mayor exponente del judo más espectacular.
Años dos mil diez
Teddy
Riner. Diez veces
campeón el mundo (2007-08-09-10-11-13-14-15-17 pesados y todas la categorias),
dos medallas de oro olímpicas (Londres12 y Rio de Janeiro 16) y cinco títulos
europeos, conforman el mejor palmarés de todos los tiempos. El imbatible Teddy
Riner es, indiscutiblemente, el más grande campeón de la historia del judo. En
los campeonatos del mundo de 2017 quedo de manifiesto, una vez más, que ahora
mismo nadie es capaz de derrocar su
reinado absoluto. Todavia activo y con cuerda para incrementar este fabuloso
historial que, probablemente, culmine con una tercera medalla de oro en los
Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Shohei Ono. Hasta el
momento, doble campeón del mundo
(2013 y 2015) y campeón olímpico (Rio de Janeiro 16). Ono, rey del ippon, es el más deslumbrante judoka de
las últimas décadas.
Jae-Bum Kim. Doble campeón
mundial (2010 y 2011), medalla de oro olímpica (Londres 12), doble campeón de
los Juegos Asiáticos y cinco veces campeón de Asia, es el segundo mejor
historial del judo surcoreano.
Quedan fuera de esta muy selectiva relación campeones de similar
valía y parecido fuste como Isamu Sonoda, Takao Kawaguchi, Toyokazu Nomura, Kazuhiro Ninomiya, Haruki Uemura, Tierry
Rey, Nicolai Solodukhin, Byeong-Keun
Ahn, Pavel Nastula, Hidehiko
Yoshida, Udo Quellmalz,
Kenji Suzuki, Ilias Iliadis, Irakli
Tsirekidze, Lukas Krpalek (todos campeones mundiales y olímpicos);
Waldemar Legien, Masato Uchishiba (dobles campeones olímpicos), así como el
cuadrúple campeón mundial Naoya Ogawa o los triples Alexander Mikhailin, Masashi Ebinuma y Naohisa Takato.
También señalaremos otros, de gran
relive en su época, como los ya citados japoneses Hiroshi Minatoya e Hisashi
Tsuzawa junto a sus
compatriotas Akio Kaminaga, Nobuyuki Sato, Fumio Sasahara y Sumio Endo; el
italo-anglo-francés Angelo Parisi, el belga Robert Van de Walle, el británico Neil
Adams, los surcoreanos Kim I Tai y Cho In Chul o el brasileño Tiago Camilo.
En definitiva, aquí está lo mejor de lo
muy bueno ¿Logrará entrar en esta exclusiva galaxia de estrellas nuestro
reciente campeón Nikoloz Sherazadishvili? El tiempo lo dirá.
Rokudan
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