El judo, tampoco es
ajeno a esta evolución. Nacido de las entrañas del ju-jutsu y el mismo, en sus
comienzos, una escuela más de ju-jutsu, evolucionó al compás de la sociedad
japonesa que estaba en apresurado tránsito de la época feudal, del
largo periodo del shogunato Tokugawa a la Reforma Meiji. Su fundador, Jigoro
Kano, joven practicante de ju-jutsu, partiendo de lo que había, hizo una
profunda transformación de la filosofía y técnica de este arte marcial, para
hacerlo más acorde con la sociedad que le toco vivir. El judo, evolución del
ju-jutsu, es hoy un arte de lucha y deporte de proyección universal.
En 1964, el judo hizo
su entrada en la competición olímpica; anteriormente la victoria de Anton
Geesink en el campeonato del mundo de 1961, fue un impacto publicitario de
categoría mundial.
Los tres primeros
campeonatos del mundo se hacían sin categorías de peso. En los Juegos Olímpicos
de Tokio de 1964, se introdujeron tres pesos (ligeros 68kg; medios 80 kg y
pesados, más de 80 kg) y todas las categorías. La introducción de las
categorías de pesos supuso un cambio sustancial y generó una fuerte
controversia, mayor incluso que la posterior de los judogis de color, ya que muchos
entendían que esto iba contra la esencia misma del judo.
En Francia, el Colegio
de Cinturones Negros hizo una encuesta (1956), sobre las categorías de peso. De 535
miembros (264 profesores y 271 practicantes), 458 están en contra y 77 a favor;
es decir, el 84% de los profesores y el 86% de los practicantes estaban en
contra; resulta curioso que el porcentaje más alto de rechazo se daba en los
judokas de menos de 70 kg.
La Asamblea General de
la Federación Francesa de Judo, rechazó (12-4-1959), las categorías de peso por
220 votos contra 40. Un año después, bajo la presión de su Dirección General de
Deportes, tuvo que aceptarlas.
Los
primeros campeonatos de Europa se hacían por categorías de grado hasta cuarto
dan, además de la división denominada de todas las categorías, ésta
también sin límite de peso; se celebraron
desde 1951 (Paris) a 1962 (Essen). En 1957 se introdujeron,
por primera vez, tres categorías de peso (ligeros 68 kg, medios 80 kg, y pesado
más de 80 kg). En 1962, son los últimos campeonatos que se hacen por categoría
de dan y ese mismo año, las categorías por peso se dividen en amateur y open,
las dos con los tres mismos pesos, además de la división por excelencia que era
la de todas las categorías.
En
los campeonatos de Europa de 1965, que se celebraron en Madrid, se implantan
cinco categorías de peso (63-70-80-93 y +93 kg); estos cinco pesos se mantienen
hasta 1976. Al año siguiente, en Luxemburgo, desaparecen las divisiones amateur
y open que se funden una sola categoría.
La
realidad deportiva combinada con el afán medallístico de las naciones, lleva a
implantar siete categorías de peso en 1977 (60-65-71-78-86-95-+95 kg),
categorías que se mantienen actualmente, aunque los pesos sufrieron un cambio
(60-66-73-81-90-100 y +100 kg), a partir de 1998 en los europeos que se celebraron
en Oviedo.
En
los tres primeros campeonatos del mundo (1956-1958-1961) no había categorías de
peso: en los Juegos Olímpicos de Tokio 64 (que era también campeonato del
mundo, pero solo en la división de todas la categorías), se implantaron
tres pesos, además de la categoría reina de peso libre. Los mundiales de 1965,
en Rio de Janeiro, se celebraron también con tres pesos, pero en los siguientes
de 1967 en Salt Lake City ya había cinco categorías de peso que, igual que en
los campeonatos de Europa, pasaron a ser cinco y después a siete y lo mismo
pasó en los Juegos Olímpicos.
Los
Juegos Olímpicos, causa principal de la ‘deportivización’ del judo y que en su
momento forzaron la implantación de las categorías de peso, suprimieron,
¡impensable pocos años antes!, la división de todas las categorías,
después de Los Ángeles 84.
Otra innovación, que produjo una fuerte polémica,
fue la introducción de los judogis de color. Hasta entonces, los dos judokas
portaban judogis de color blanco en el tatami. La única diferencia entre ambos era
que uno portaba sobre su cinturón una cinta roja y su rival, una cinta blanca.
En 1977, Rafael
Ortega, en aquel momento director técnico nacional, acompañado por Anton
Geesink, proponen en Ginebra, a la Unión Europea de Judo, el judogi de color;
la propuesta, vista con no poco recelo, queda en estudio y, once años más tarde,
se hace realidad en los Campeonatos de Europa de 1988, celebrados en Pamplona.
Más complicado fue en la Federación Internacional de Judo. En su Asamblea General (octubre de 1989), la Unión Europea propone la introducción del judogi de color en los Campeonatos del Mundo y en los Juegos Olímpicos. La propuesta fue rechazada (50 votos a favor y 87 en contra).
La Unión Europea solicita de nuevo (septiembre de 1993), la introducción del judogi de color en la Asamblea General de Federación Internacional de Judo. La propuesta fue otra vez rechazada (52 votos a favor y 92 en contra).
Finalmente, con la firme oposición
de Japón, se aprueba (
Y en todo ese tiempo ¿qué pasó en España? Lo veremos en una próxima entrega, así como otros importantes cambios habidos en el judo en su larga trayectoria de 140 años.