Publicado en La Región (27-11-2006).
La semana pasada falleció en su Hungría natal, otra víctima más del Alzheimer, el grandísimo jugador de fútbol Ferenc Puskas. Su trayectoria deportiva se dividió de forma clara en dos etapas. La primera como líder de la maravillosa selección magiar y, la segunda, con su característica tripitia y movimientos sobre una baldosa, en el mejor Real Madrid de todos los tiempos. Entre ambas, un exilio huyendo de la Hungría soviética que le marcó profundamente hasta su regreso. Adiós al "Cañoncito Pum", la mejor izquierda posible.
Recordaba el defensa Enrique Pérez "Pachín", la primera vez que se enfrentó a Puskas, cuando él jugaba en el Osasuna (después fichó por el Real Madrid).
"Lo ví la tarde anterior al encuentro en el hotel. Gordo, viejo, atándose un zapato con dificultad. ¡Pero si este tío parece mi abuelo! Mañana me lo como en el césped".
Y llegó el partido.
"Fuí a por él en la primera jugada. Me pasó la pelota entre las piernas y me dejó tirado. En la siguiente acción volví, con más precaución. Me hizo un sombrero y continuó su camino. Le pedí al mister que me cambiase de marcaje. Era imparable".
Así era, así fue Ferenc Purczfeld Biro (1927-2006) después Puskas para disimular la ascendencia alemana en la Hungría comunista. Puro talento al servicio de una izquierda privilegiada. Santiago Bernabéu lo rescató cuando vagaba, exiliado, por la Europa occidental de la posguerra. A Madrid llegó con 31 años y 18 kilos de sobrepeso. "Sólo nos gritaba motor, motor... que significa correr", recuerda el gran Di Stéfano, quien también vió en una ocasión como dominaba hasta las pastillas del jabón en la ducha, con su diminuto pie izquierdo.
No necesitaba correr, jugaba en una baldosa y dominaba el partido por cabeza. Él chutaba y los demás le seguían. Era campechano y, según sus compañeros, demasiado generoso, siempre dispuesto a regalar su propio abrigo a algún compatriota. Murió entre estrecheces, sin recordar lo magnífico que fue en un campo de fútbol.
Last week died in his native Hungary, another victim of Alzheimer's, the great football player Ferenc Puskas. His career was divided into two stages. The first leader of the great Hungarian national team and the second, the best Real Madrid of all time. Between them, an exile to escape the Soviet Hungary. Farewell to the "Cañoncito Pum", the best left.
Recalled defender Enrique Pérez "Pachín" the first time he saw Puskas, when he played for Osasuna (after he joined Real Madrid).
"I saw him the afternoon before the match in the hotel. Fat, old, tying a shoe with difficulty. But if this guy looks like my grandfather," Tomorrow I'll eat the grass. "
Then came the game.
"On the first play I passed the ball between my legs and left me lying. In the next action I returned, with more caution. He passed the ball on my head and continued on. I asked the coach to change a rival. He was unstoppable."
That was Purczfeld Ferenc Biro (1927-2006) Puskas, to disguise the origin German in the communist Hungary. Pure talent at the service of a left leg. Santiago Bernabéu rescued him when he wandered in exile, by the postwar Western Europe. He came Madrid with 31 and 18 kilos overweight. "He just yelled at us motor, motor ... which means run," recalls the great Di Stefano, who once saw as dominated Puskas tablets of soap in the shower, with his diminutive left foot.
He did not need to run, played on a tile and dominated the match thanks to his unique head. He commanded and others followed him. He was kind and, as his teammates, too generous, because he was able to give away his coat to a compatriot. He died in a humble home, without remembering how great it was on a football field.
La semana pasada falleció en su Hungría natal, otra víctima más del Alzheimer, el grandísimo jugador de fútbol Ferenc Puskas. Su trayectoria deportiva se dividió de forma clara en dos etapas. La primera como líder de la maravillosa selección magiar y, la segunda, con su característica tripitia y movimientos sobre una baldosa, en el mejor Real Madrid de todos los tiempos. Entre ambas, un exilio huyendo de la Hungría soviética que le marcó profundamente hasta su regreso. Adiós al "Cañoncito Pum", la mejor izquierda posible.
Recordaba el defensa Enrique Pérez "Pachín", la primera vez que se enfrentó a Puskas, cuando él jugaba en el Osasuna (después fichó por el Real Madrid).
"Lo ví la tarde anterior al encuentro en el hotel. Gordo, viejo, atándose un zapato con dificultad. ¡Pero si este tío parece mi abuelo! Mañana me lo como en el césped".
Y llegó el partido.
"Fuí a por él en la primera jugada. Me pasó la pelota entre las piernas y me dejó tirado. En la siguiente acción volví, con más precaución. Me hizo un sombrero y continuó su camino. Le pedí al mister que me cambiase de marcaje. Era imparable".
Así era, así fue Ferenc Purczfeld Biro (1927-2006) después Puskas para disimular la ascendencia alemana en la Hungría comunista. Puro talento al servicio de una izquierda privilegiada. Santiago Bernabéu lo rescató cuando vagaba, exiliado, por la Europa occidental de la posguerra. A Madrid llegó con 31 años y 18 kilos de sobrepeso. "Sólo nos gritaba motor, motor... que significa correr", recuerda el gran Di Stéfano, quien también vió en una ocasión como dominaba hasta las pastillas del jabón en la ducha, con su diminuto pie izquierdo.
No necesitaba correr, jugaba en una baldosa y dominaba el partido por cabeza. Él chutaba y los demás le seguían. Era campechano y, según sus compañeros, demasiado generoso, siempre dispuesto a regalar su propio abrigo a algún compatriota. Murió entre estrecheces, sin recordar lo magnífico que fue en un campo de fútbol.
Last week died in his native Hungary, another victim of Alzheimer's, the great football player Ferenc Puskas. His career was divided into two stages. The first leader of the great Hungarian national team and the second, the best Real Madrid of all time. Between them, an exile to escape the Soviet Hungary. Farewell to the "Cañoncito Pum", the best left.
Recalled defender Enrique Pérez "Pachín" the first time he saw Puskas, when he played for Osasuna (after he joined Real Madrid).
"I saw him the afternoon before the match in the hotel. Fat, old, tying a shoe with difficulty. But if this guy looks like my grandfather," Tomorrow I'll eat the grass. "
Then came the game.
"On the first play I passed the ball between my legs and left me lying. In the next action I returned, with more caution. He passed the ball on my head and continued on. I asked the coach to change a rival. He was unstoppable."
That was Purczfeld Ferenc Biro (1927-2006) Puskas, to disguise the origin German in the communist Hungary. Pure talent at the service of a left leg. Santiago Bernabéu rescued him when he wandered in exile, by the postwar Western Europe. He came Madrid with 31 and 18 kilos overweight. "He just yelled at us motor, motor ... which means run," recalls the great Di Stefano, who once saw as dominated Puskas tablets of soap in the shower, with his diminutive left foot.
He did not need to run, played on a tile and dominated the match thanks to his unique head. He commanded and others followed him. He was kind and, as his teammates, too generous, because he was able to give away his coat to a compatriot. He died in a humble home, without remembering how great it was on a football field.