Bien
cierto es que el buen cine no tiene edad, ni fecha de caducidad. Existen
películas perfectamente válidas en cualquier época de la Historia, porque tratan temas
que ayer, hoy y siempre fueron, son y serán intrínsicos a la condición humana.
‘The
Visit’ (‘La visita del rencor’ en su versión española) es una extraordinaria
película, totalmente desconocida para quién esto escribe hasta que nuestro
colaborador ‘Rokudán’ le puso sobre la pista.
Estrenada
en 1964, su argumento nos cuenta el regreso de una viuda multimillonaria –Ingrid
Bergman- al humilde pueblo que la vio nacer. Su llegada supone una esperanza en
una zona decadente, sin trabajo ni industria. Incrementada cuando ésta reúne a los
vecinos y anuncia su intención de donar un millón de dólares al Ayuntamiento y
otro para repartir entre los habitantes. La euforia inicial muda a indignación
cuando la millonaria sólo exige una condición a cambio de su generosidad. La
pena de muerte para su primer novio –Anthony Quinn-, ahora tendero en la plaza
del pueblo quien, en efecto, vivió un romance con ella en su juventud, se negó
a reconocer una hija concebida entre ambos y sobornó a dos individuos para
testificar en su contra en el juicio, causando su prematura y traumática marcha
del pueblo.
Este
rechazo inicial, encabezado por el alcalde –genial interpretación-
experimentará un lento pero imparable desarrollo. Es el germen de la narración,
toda una escuela sociológica y/o psicológica del ser humano, cuando se desnuda
y presenta en esencia. Sin los frenos de la ética, la religión, el deber o la
educación. El final es tan terrible como magistral, con una enorme carga moral.
Puede ser que les recuerde a la incómoda ‘Dogville’ del incorruptible Lars Von
Traer. En todo caso, Bernhard Wicki se adelantó 40 años al director danés.
Por
favor, no se la pierdan. No les dejará indiferentes. Ni uno solo de sus
fotogramas tiene desperdicio. Ayer, hoy y siempre.