SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

martes, 21 de mayo de 2013

'THE VISIT', O LA CONDICIÓN HUMANA



Bien cierto es que el buen cine no tiene edad, ni fecha de caducidad. Existen películas perfectamente válidas en cualquier época de la Historia, porque tratan temas que ayer, hoy y siempre fueron, son y serán intrínsicos a la condición humana.

The Visit’ (‘La visita del rencor’ en su versión española) es una extraordinaria película, totalmente desconocida para quién esto escribe hasta que nuestro colaborador ‘Rokudán’ le puso sobre la pista.

Estrenada en 1964, su argumento nos cuenta el regreso de una viuda multimillonaria –Ingrid Bergman- al humilde pueblo que la vio nacer. Su llegada supone una esperanza en una zona decadente, sin trabajo ni industria. Incrementada cuando ésta reúne a los vecinos y anuncia su intención de donar un millón de dólares al Ayuntamiento y otro para repartir entre los habitantes. La euforia inicial muda a indignación cuando la millonaria sólo exige una condición a cambio de su generosidad. La pena de muerte para su primer novio –Anthony Quinn-, ahora tendero en la plaza del pueblo quien, en efecto, vivió un romance con ella en su juventud, se negó a reconocer una hija concebida entre ambos y sobornó a dos individuos para testificar en su contra en el juicio, causando su prematura y traumática marcha del pueblo.

Este rechazo inicial, encabezado por el alcalde –genial interpretación- experimentará un lento pero imparable desarrollo. Es el germen de la narración, toda una escuela sociológica y/o psicológica del ser humano, cuando se desnuda y presenta en esencia. Sin los frenos de la ética, la religión, el deber o la educación. El final es tan terrible como magistral, con una enorme carga moral. Puede ser que les recuerde a la incómoda ‘Dogville’ del incorruptible Lars Von Traer. En todo caso, Bernhard Wicki se adelantó 40 años al director danés.

Por favor, no se la pierdan. No les dejará indiferentes. Ni uno solo de sus fotogramas tiene desperdicio. Ayer, hoy y siempre.