Decía
un sabio –de cuyo nombre, lo siento, no puedo acordarme- que la verdad suele
salir a la luz al final, cuando todos se han ido. Reza un proverbio ruso que
algunos ven en un bosque sólo leña para cortar. También conozco otra frase –propiedad
del escritor Manuel Vicent, aquí no me olvido- en mi opinión, lapidaria. “Quien
busca la verdad corre el riesgo de encontrarla”.
Esta
colección de reflexiones sirven para resumir la Historia de nuestra
España reciente, desde la agonía del régimen de Franco hasta la actual
sacrosanta ‘democracia’ resultado de una etapa crucial denominada como ‘La Transición’, una
trayectoria elogiada dentro y fuera de nuestras fronteras.
Bien,
pues es un buen momento para valorar el resultado de esta ‘Transición’ en
nuestro país, todavía uno pese al empeño suicida de gran parte de los españoles
en trocearlo y llevarlo, de nuevo, al abismo. En el diario ‘El Mundo’ se
publica cada semana una entrevista a un personaje destacado en aquel momento
trascendental, realizada por la periodista Victoria Prego, autora de la
magnífica serie documental de nombre –¡cómo no!- ‘La Transición’.
Detecto
en la mayoría de los entrevistados, salvo de algún despistado que parece vivir
en otro mundo, desazón y lamento por el resultado. Tenemos un país dividido en
17 reinos de Taifas, con un sistema político ‘partitocrático’, sin separación
de poderes y presa de todas las corruptelas posibles, debido a que la política
extiende sus tentáculos a todos los ámbitos: judicial, económico y social. A la
miseria económica debemos sumar, además, la miseria moral que afecta a todas
las esferas: realeza, estructura bancaria, sindicatos, patronal, enseñanza,
federaciones deportivas, medios de comunicación, colegios profesionales,
asociaciones vecinales, movimientos sociales… Parece imposible encontrar una
persona honrada en un lugar donde todo el mundo tiene derechos y nadie deberes.
De
entre todos los protagonistas, suscribo la mayor parte de las declaraciones de
Alfonso Osorio, vicepresidente del primer gobierno del idolatrado Adolfo
Suárez. Tan sincero como demoledor. Transcribo sus palabras para que lean,
reflexionen y pataleen, el único consuelo permitido en esta dictadura
partitocrática que nos domina.
Alfonso
Osorio en ‘El Mundo’ (26-05-2013) Entrevistado por Victoria Prego
“El primer error gravísimo de mi
gobierno fue aceptar las listas cerradas y bloqueadas en la Ley Electoral. Maurice Faure,
diputado socialista y amigo mío, me repitió hasta la saciedad que no
aceptáramos eso porque, si lo hacíamos aunque sólo fuese para las primera
elecciones, los partidos no dejarían nunca, jamás, de utilizar este
procedimiento. […] Creo, aunque no lo se con seguridad, que Suárez lo había
pactado ya con Felipe González, quizá incluso con Carrillo. […] Las consecuencias
están aquí”.
“Estamos en un sistema oligárquico en
el que mandan los gabinetes de los partidos políticos. Ellos deciden quién
puede o no puede intervenir en el Parlamento (y es triste decirlo, pero había
más libertad para hablar en las Cortes de Franco que en el Parlamento actual).
Ellos deciden quiénes tienen que ser los jueces, quién tiene que pertenecer al
Consejo del Poder Judicial y quién tiene que entrar en el Tribunal
Constitucional”.
“El segundo gran error de la UCD fue el sistema de las
Autonomías […] Como querían diluir las ambiciones de catalanes y vascos y no
sabían cómo hacerlo, al señor Clavero Arévalo, que Dios perdone, se le ocurrió
lo del ‘café para todos’ y el gobierno lo aceptó. ¡Y fue un solemne disparate! […]
17 parlamentos, 17 gobiernos reproduciendo la organización del Estado es un
disparate monumental que hay que corregir”.
“Donde había que haber metido la tijera
es en las Autonomías, en la reforma de la Administración, en
la supresión de miles de empresas pública y oficinas que no sirven para nada.
No se ha hecho porque los que están instalados en estas empresas son los
militantes de los partidos, y es mejor mantener en el puesto al militante del
PSOE o del PP, que al obrero que trabaja en la fábrica, ése se va al paro”.
“El tercer error gravísimo fue decidir
cambiar el modelo de las Cajas de Ahorro. […] decidieron convertirlas en bancos
e, inmediatamente, empezaron a pasar a manos de los partidos políticos y
sindicatos […] Y así hasta llegar al escándalo financiero más importante de la Historia de España, que
es el de Caja Madrid, que había sido un ejemplo de gestión en todo el mundo. Si
levantase la cabeza el padre Piquer, su fundador, se volvía a morir otra vez”.
“La población no es que esté
descontenta o agresiva, es que está desolada. Está preguntándose ¿adónde nos
llevan? Todos, todos, porque no se salva ni uno. […] Necesitamos urgentemente
una regeneración. En España hay muchas personas, de uno y otro lado, muy
capacitadas y preparadas. Pero, desgraciadamente, entre los líderes actuales no
veo a ninguno capaz de hacerlo”.
“A cualquier diputado el electorado le
importa un bledo. Y eso explica que al electorado también le empiece a importar
un bledo los diputados, porque no le representan”.
“Aznar llegó al poder ofreciendo una
regeneración democrática, gobernó ocho años y no la hizo. Rajoy ha llegado al
poder hablando de regeneración democrática y ni se ve por le forro que pretenda
hacer semejante cosa. Igual pasa con Rubalcaba o Cayo Lara. No quieren una
democracia auténtica, quieren mandar. Lo que quieren es el poder, no la
democracia”.
Entrevista íntegra en el siguiente enlace e-pesimo