‘Dum-dum’
es la bala estriada que penetra y destroza al salir del cuerpo. El periodista
Julio César Iglesias bautizó así al boxeador madrileño José Luis Pacheco
(1949). Su vida no cabe en estas líneas y apenas en su biografía de título descriptivo: 'Mear sangre'. Pandillero, ladrón, matón… A los 14
años se apuntó al gimnasio. A los 16 ya entró en la cárcel como miembro de
pleno derecho. Ni las palizas dominaron a este huracán. Salió a tiempo para ver
morir a su hermano y matar a disgustos a su madre. Imparable en el ring, fue
campeón de España y de Europa. También fuera de las cuerdas y a su manera, porque las
mujeres y el alcohol le impidieron pelear por el título mundial. En 1982
estampó ebrio su coche contra un camión. Le dieron por muerto. Salió adelante
con 30 clavos y cuatro placas por el cuerpo, y continuó boxeando hasta 1987.
Divorciado, retirado, arruinado, se alistó en La Legión, donde asentó su
‘Santísima Trinidad’: Franco, Hernán Cortés y Elvis Presley. Salió de allí con
honores, trabajó de vigilante de seguridad y hoy es actor. “La gente me dice
que me quiten lo bailao, pero pude haber bailao lo mismo con más cabeza”,
reconocía esta bala estriada.
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Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.
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