El ju-jutsu (jiu-jitsu) fue
introducido en Europa por Edward
Williams Barton-Wrigt en 1899. Barton-Wrigt,
ingeniero ingles nacido en la
India, trabajó durante tres años en Japón y estudió en Kobe el
estilo Shiden Fudo-ryu de ju-jutsu, y en Tokio el judo Kodokan. De vuelta a
Inglaterra creó un estilo propio al que denominó Bartisu, basado en ju-jutsu y judo, con elementos añadidos del
boxeo inglés, el savate francés, el Schwingen suizo y La Canne (lucha con palos).
Fundó en 1899 el Bartisu-Club en Londres, e hizo venir de Japón a Yukio Tani, primero, y Raku
después; ambos luchadores adquirieron una legendaria fama por sus
enfrentamientos y desafíos con luchadores de otros estilos.
En España fue Raku quién dio a
conocer el ju-jutsu. Raku, cuyo nombre era Sada Kazu Uyenishi, nació en Osaka,
Japón en 1880. Se inició en el ju-jutsu a los diecinueve años; media 1.65 m y pesaba 60 kg; Barton-Wrigt lo trajo
a Gran Bretaña en 1900. En noviembre de 1907 llegó a España. Comenzó su periplo
en el Teatro Tivolí de Barcelona; ofrecía 500 pesetas de la época a quién
consiguiera derrotarlo. El suizo Maurice de Riaz, campeón de grecorromana, fue
el único no japonés que consiguió hacerle combate nulo.
Durante la estancia de Raku en
España (1907-1910), el ju-jutsu alcanzo su máximo nivel de popularidad así como
la aureola de método de lucha misteriosa, casi mágica, en la que un hombre
pequeño podía someter, con asombrosa facilidad, a otros más grandes y fuertes,
tal como demostraba el propio Raku en sus
múltiples enfrentamientos con forzudos y luchadores de otros estilos. Esa
imagen la recogería más tarde el judo, aunque apartándose totalmente de los
aspectos circenses y barriobajeros que habían caracterizado el ju-jutsu de esta
primera época. Los dos primeros clubes
de judo españoles constituidos en 1950
(Asociación Española de Judo y Jiu-Jitsu, en Madrid; y Academia de Judo y
Jiu-jitsu en Barcelona), llevaban
añadido a su nombre la palabra jiu-jitsu, como credencial necesaria para dar a
conocer e impulsar otra variante similar de lucha japonesa denominada judo.
En el verano de 1908 llega otro
japonés, un judoka llamado Mitsuyo Maeda
4º dan del Kodokan, alumno de Tsunejiro Tomita el primer alumno de Jigoro Kano
(fundador de un nueva escuela de ju-jutsu que se impuso a todas las demás,
denominada Kodokan Judo; modalidad hoy
convertida en deporte olímpico y extendida por todo el mundo).
Maeda había salido de Japón a
finales de 1904, acompañando a su maestro Tsunejiro Tomita y Soishiro Satake,
enviados por el Kokokan a Estados Unidos. Posteriormente viajo a Cuba, Gran
Bretaña, Bélgica y España participando en desafíos y combates de lucha libre.
Aquí adopta el nombre de Conde Koma; se comprometía a vencer a diez
contrincantes en 30 minutos. Disputa con Akitaro Ohno el primer combate de
ju-jutsu que se celebra en España. En 1908 se crea la Agrupación Koma
en Barcelona, impulsada por Maeda, de donde sale, Valentín González primer campeón de España amateur de ju-jutsu.
A finales de 1908, Mitsuyo Maeda
vuelve a Sudamérica realizando en un
largo periplo por distintos países. En Brasil (1917), enseña ju-jutsu a un
joven de 14 años llamado Carlos Gracie, hijo de uno de los propietarios del
circo donde actuaba, y aquí está el
origen de lo que hoy se conoce como jiu-jutsu brasileño, que se hizo muy
popular -igual que sus antecesores de principio del siglo XX- por sus desafíos
y resonantes triunfos frente a diversos luchadores de otras modalidades de
combate.
Por esa época y a rebufo de Raku,
llegaron a España otros luchadores japoneses de ju-jutsu tales como Akitaro Ohno,
Yuzo Hirano, Taro Miyake, siendo el más destacado y famoso de todos Yukio Tani.
Cuando más tarde Gunji Koizumi funde el Budokwai en Londres (1918), Tani
ejercerá de profesor y, posteriormente, a raíz de las visitas que desde 1920 les hace Jigoro Kano, ambos se pasaran definitivamente
del ju-jutsu al judo.
A pesar de crearse algunos
núcleos de practicantes amateurs en Barcelona, Madrid y Bilbao, el ju-jutsu no
consigue arraigar como actividad deportiva y después de la estancia de Yukio
Tani, a finales de 1911, comienza
también una rápida decadencia como espectáculo, motivada, entre otras causas, por el desmedido
afán, de parte de empresarios y luchadores, de exprimir el éxito alcanzado, dando
lugar a combates amañados y escándalos diversos. Vuelve a resurgir en la Dictadura de Primo de
Rivera (1923-1930), con la llegada, en 1925 del japonés Onishiko, que también
ofrecía 500 pesetas a quién le aguantase tres asaltos de cinco minutos. Esta nueva
etapa del ju-jutsu espectáculo, se apaga con las últimas actuaciones de Onisiko
a mediados de 1928.
El ju-jutsu se introduce, con un
fin utilitario y marcial, por el capitán José Bádenas en la Escuela Central de
Educación Física del Ejército. La muerte de Bádenas, un estudioso de los
deportes de combate, en la defensa del Alcázar de Toledo durante la Guerra Civil, frena su
expansión. Otro militar, el coronel Pérez Acosta, imparte durante un tiempo
clases en la Real Sociedad
Gimnástica Española a un pequeño grupo de aficionados. De ese grupo saldría en
1947, con la llegada del peruano Alfredo San Bartolomé 2º dan, el núcleo
fundador del judo español.
El judo recoge la aureola que
tenía el ju-jutsu como arte de lucha, en el cual el pequeño puede derrotar al
grande. Tan es así, que los primeros campeonatos de Europa y del mundo se
hacían sin categorías de peso y cuando se propuso su implantación hubo una gran
polémica entre partidarios y detractores. Su gran expansión deportiva lo
llevaría a ser incluido como deporte olímpico; el éxito deportivo irá en
detrimento de su imagen como arte de defensa personal por la cual inicialmente
muchos se acercaban al judo. Este hueco
lo irán cubriendo otras artes marciales ya que la mayoría de los gimnasios de
judo están orientados solamente a la competición deportiva, con entrenamientos
inapropiados para no competidores, personas de mediana edad o interesados solo
en la autodefensa.
Con el propósito de recuperar la
faceta de la defensa personal y preparar a los profesores de judo, la Federación Española
de Judo crea la Sección
(después Departamento) de Jiu-Jitsu en 1978. En octubre de 1979 se celebra,
durante una semana en Madrid, el primer curso de Instructores de Jiu-Jitsu con
gran participación de profesores de judo de todas las regiones de España. Otro
militar, el teniente coronel José Manuel García, profesor de esta materia en la Academia General
Militar, lidera durante algunos años la marcha del nuevo jiu-jitsu español y
Ángel Gasco que venía del judo, continuará, y en ello sigue de manera
infatigable, su difusión por todo el territorio nacional.
El notable éxito del objetivo
inicial, enfocado a los profesores de judo, pronto va derivando a un jiu-jitsu
con titulaciones propias y la competición deportiva, por lo cual deja de
interesar a la mayor parte de los maestros de judo. La Federación Española
volverá, en 1997, con la creación del Departamento de Defensa Personal y de la
mano de José Maria Benito -inspector de policía y antiguo campeón de España
de judo-, a intentar
potenciar esta materia. Al igual que pasó con el jiu-jitsu, hay una gran
acogida inicial que paulatinamente se va apagando, al dejar Benito el
departamento aunque posteriormente, con Ángel Gasco maestro de
judo y jiu-jitsu, recibe un nuevo impulso.
El jiu-jitsu español consigue en
el campo de la competición, grandes éxitos internacionales -que no se ven
reflejados en la incorporación de nuevos practicantes-, destacando la dilata
trayectoria del madrileño Francisco Javier García que consigue llegar a campeón
del mundo. Como genuino arte de autodefensa, su implantación, hoy como ayer, todavía
sigue siendo muy escasa.
Rokudán