SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

viernes, 27 de febrero de 2015

SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA RELIGIÓN EN ESPAÑA (por Aníbal)


No es que uno no esté  acostumbrado a leer según qué cosas pero no por ello dejan de sorprender. Resulta que las mentes progresistas, que son mucho más pacatas de lo que parecen, se escandalizan de que en el nuevo currículo de la asignatura de Religión católica se recoja que los alumnos deberán memorizar las oraciones o aprender que la Creación es fruto de Dios. Nuestra intelligentsia, totalitaria como es, no quiere que los padres, que así lo deseen, puedan tener la opción de clases de Religión católica para sus hijos, pero, si no queda más remedio y se reconoce ese derecho lo que les gustaría sería una asignatura sin sustancia para pasar el rato, o mejor aún, educar en el anticlericalismo. Pueden dormir tranquilos, sus fervientes anhelos ya son realidad y gracias a la propia Conferencia episcopal y a los profesores de la materia que se están encargando de la tarea de demolición desvirtuando su verdadero sentido. Hay entre éstos ejemplos muy dignos, pero por desgracia son una minoría.

Llegados a este punto me encuentro ante un dilema, como católico abogaría por la eliminación de la asignatura de la enseñanza para acabar con el terrible daño que se le está infligiendo a la Iglesia, como liberal defiendo su pervivencia mientras así lo quieran los padres.