Hoy es raro verlo, pero en los años cincuenta y sesenta/setenta, en muchos de los campeonatos o manifestaciones de judo, había demostraciones de algún campeón o maestro de alto grado haciendo una línea frente varios contrincantes a los que batía en pocos minutos. Era un espectáculo impactante. Rafael Ortega 9º dan, pentacampeón español del peso ligero de los años sesenta/setenta y subcampeón de Todas las Categorías (Gijón 1970), recuerda que uno de los motivos que le llevaron al judo fue ver, cuando vivía en Francia, a Ichiro Abe batiendo una línea de varios oponentes, todos de mayor peso que él.
Hacer
una línea era muy parecido a las partidas simultáneas de un campeón de ajedrez.
Tenía sus riegos ya que a veces el maestro se encontraba con un inesperado
hueso duro de roer. Es el caso de Shozo Awazu 6º dan, recién llegado de Japón a
Marsella (1950), como ayudante del patriarca del judo francés Mikinosuke
Kawaishi. Al día siguiente de la arribada, después de 28 días de navegación, se
enfrenta a una línea de ¡catorce! de los mejores judokas franceses. Bate a once, en cinco minutos treinta segundos, pero llegar al doce que era Serge
Oudart y este le marca con hiza-guruma.
Lo
mismo le pasó a Toshiro Daigo 6º dan, reciente campeón de Japón, en la línea
que hizo en el primer campeonato de Europa celebrado en Paris en 1951. Después
de batir a los nueve primeros mejores judokas franceses (Bernard Pariset,
Claude Mallet, Roger Jouan; Lucien Colonges, Jacques Belaud, Pierre Roussel,
Jean Zin, Guy Cauquil, Guy Verrier),
se
atasca con Jean de Herdt, al que, después de diez minutos, no puede marcar. Lo
compensa al día siguiente en otra línea frente a diez destacados judokas
europeos (el alemán Norbert Aigner; el italiano Elio Volpi; el belga George
Ravinet; el austriaco Robert Jacquemont; el holandés Jan Snidjers; el inglés
Geoffrey Glesson; los franceses Claude Mallet, Guy Cauquil, Jacques Belaud y
Henri Birnbaum) que esta vez supera plenamente.
En
el primer Campeonato de España, celebrado en Barcelona en 1953, el francés Guy
Cauquil, doble campeón de Europa hace una línea con cinco adversarios a los que
despacha en cinco minutos y ocho segundos.
Otro
japonés Kiyoshi Mizuno, a la sazón Asesor Técnico de la Federación Española de
Judo, bate en el Campeonato de España de 1957 (Zaragoza), con su espléndido uchi-mata una línea de ocho judokas en
dos minutos cuarenta y cinco segundos.
En
los Juegos Sindicales (abril 1958), el francés Roland Burger 3º dan,
recientemente nombrado Asesor Técnico Nacional, supera una línea de doce
judokas a los que derriba en tres minutos cuarenta y siete segundos.
En
el polideportivo de Anoeta, en San Sebastián, con motivo de los Campeonatos de
España del año 1971, el campeón coreano Lee Young, futuro entrenador del Equipo
Nacional, hace una línea frente a siete buenos competidores de ese campeonato;
solo se le resiste José Ángel Crespo a la sazón cinturón azul y posteriormente
uno de los judokas de más extraordinarias condiciones del judo español que, por
avatares de la vida, no llegó su techo como excepcional competidor que era.
La
mayor demostración de judo vista en España, fue una competición de esta índole
realizada en un programa de TVE, de audiencia familiar y millonaria, que se
llamaba “Un millón para el mejor” emitido en los años 1968-69. En la parte
final de este programa se mostraba una competición deportiva o simplemente la
habilidad de los participantes en alguna actividad curiosa.
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