SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

domingo, 29 de julio de 2012

LONDRES 2012, VOLVER A CREER


La historia de la Humanidad se escribe con sangre, las fronteras se establecen con guerras, el progreso se cobra la muerte de millones de seres. El ser humano es el mayor depredador de su ecosistema, poseedor en sus entrañas de las peores inclinaciones. Por suerte para los de su especie, este monstruo también puede alcanzar la excelencia moral y física, exprimiendo sus cualidades.

El poder hipnótico del Deporte convierte a los Juegos Olímpicos en el espectáculo de mayor audiencia del planeta Tierra. No existe nación, religión o movimiento con más seguidores que esta imparable revolución.

 Londres inauguró sus Juegos, tras una magnífica ceremonia. No hubo un último portador de la antorcha, sino siete jóvenes como símbolo de futuro. No hubo un pebetero sino 204 países, juntos en el mismo lugar sin matarse. Un lugar en paz en un mundo forjado en la guerra.

Ahora es el turno de los atletas. Dos semanas para admirar su esfuerzo, talento y coraje. Sin distinción de raza, credo, sexo o condición económica. Sin importar la bandera, aunque apoyemos a nuestros compatriotas. Dos semanas para disfrutar y volver a creer en la especie humana.

Publicado en La Región (29 Julio 2012)