SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

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jueves, 24 de junio de 2010

Valeri Dvoinikov vs. Isamu Sonoda

El soviético Valeri Dvoinikov y el japonés Isamu Sonoda, fueron dos sensacionales judokas de la década de los setenta. El primero fue subcampeón mundial en 1975, campeón de Europa en 1976 en el peso semimedio (-70 kg.) y subcampeón olímpico del peso medio (-80 kg.) en Montreal 76. El segundo fue campeón mundial en 1969, subcampeón en 1973 y campeón olímpico en Montreal 76, en el peso medio (-80 kg.).

Este es el combate final en la categoría del peso medio, de la Olimpiada de Montreal celebrada en 1976, competición que resultó, en la práctica, un duelo URSS-Japón, ya que de seis finales, en tres se enfrentaron soviéticos y japoneses.

En aquel tiempo las finales olímpicas eran a diez minutos, y aparece por primera vez la zona roja que en la anterior de Munich no existía. Fue también la última con cinco categorías de peso y todas las categorías; la siguiente en Moscú ya se celebro con siete pesos.

Como puede verse en este combate, se contraponen dos judokas, con estilos y maneras de combatir muy diferentes, un fiel reflejo de dos formas de hacer judo. Sonoda resiste, con grandes apuros, los peligrosísimos ataques de Dvoinikov y consigue ganar la final con un impecable ouchigari.



Rokudán