A finales de los años ochenta, en la escuela de fútbol de Mareo, en Gijón, sólo se hablaba de un joven jugador. Juan Castaño Quirós 'Juanele' (1971) conocido como 'el pichón' por su endeble constitución. No fue obstáculo para alcanzar el primer equipo del Sporting, porque 'el Juanele' poseía el talento de los grandes. Pero también sufría un transtorno bipolar. Su carácter oscilaba entre la depresión y la euforia desmedida. A veces era un halcón, otras veces un cuervo. Genial o garrafal en sus vuelos sobre el césped. Cordial o huraño fuera, sin motivo aparente. En Gijón, Tenerife y Zaragoza fue intermitente. Con frecuencia, mal acompañado y aconsejado. Con frecuencia, enfrentado a sus técnicos, motivo por el cual apenas jugó con la selección o aspiró a un gran club. En 2002, su enfermedad era ya un castigo, agravada al dejar el fútbol en activo que le obligaba a una disciplina física. Reapareció en los medios en 2008, cuando una sobredosis de medicamentos lo puso a las puertas del más allá. Tres años después fue detenido por destrozar varios coches en un aparcamiento, inmerso en el abismo emocional por el divorcio de su mujer. El 'pichón de Roces' recibe hoy una pensión, reconocida su enfermedad, y mantiene la lucha por desplegar sus alas, lejos de otras aves rapaces.
Publicado en La Región (19-10-2009)