SIGUE SOÑANDO
Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.
olimpiaduerme@gmail.com
domingo, 30 de marzo de 2014
sábado, 29 de marzo de 2014
EL SECRETO DE SUS OJOS
Magnífico artículo de Jaime Noguerol sobre el jazzman Milt Jackson.
Secreto balance de su vida (El ángulo inverso / Jaime Noguerol)
Diario La Región (23 marzo 2014)
Secreto balance de su vida (El ángulo inverso / Jaime Noguerol)
Diario La Región (23 marzo 2014)
viernes, 28 de marzo de 2014
miércoles, 26 de marzo de 2014
¡QUE BELLO ES MORIR! (por Rokudán)
Para un político de altos vuelos,
nada mejor que morirse para que los defectos se transformen en virtudes y que
los encarnizados enemigos, que en vida lo despedazaban, pasen a ponerlo de ejemplo a imitar y, con
cara compungida, lo señalen como una irreparable pérdida política.
Este comportamiento se repitió
hasta la náusea con el reciente fallecimiento de Adolfo Suárez por parte de
aquellos partidos y personajes que en su momento lo apuñalaron con ferocidad y
que despectivamente le llamaban “chusquero de la política”. Recordemos, cuando
gobernaba, los despiadados ataques del PSOE y de las frases que le dirigía
Alfonso Guerra: “el tahúr del Mississippi con chaleco floreado”; “un perfecto
inculto procedente de las cloacas de franquismo”; “se subiría a la grupa del
caballo de Pavía si entrara de nuevo en el Congreso”, recordando lo que había
pasado en la Primera República
(por cierto, el general Pavía no entró en el Congreso ni a caballo ni a pie,
fue la Guardia Civil
bajo el mando de un oficial la que hizo el desalojo).
Adolfo Suárez González se formó y
creció políticamente en las filas del franquismo, donde llegó al cargo de
ministro Secretario General del Movimiento, es decir, la esencia doctrinal del
Estado del 18 de Julio. Hombre de escasas lecturas pero con una ambición
desmedida, buen olfato político, valiente y decidido, conocía a la perfección
todos los vericuetos del Régimen en donde se movía como pez en el agua. Esto no
pasó desapercibido para el entonces Príncipe de España, don Juan Carlos de
Borbón que, al convertirse en rey, vio
en Suárez la persona ideal, junto con el cerebro de la Reforma Torcuato Fernández
Miranda, para liberarlo de sus solemnes juramentos a las Leyes Fundamentales y
lidiar con los políticos y militares opuestos a la demolición del Estado que
dejó Franco.
Cambiar de ideales políticos o
religiosos es respetable, siempre que partan de una reflexión y, sobre todo, no
suponga un interés material evidente o que, por cobardía intelectual, convenga remar
a favor de la corriente; cuando no es así deja de ser decente y se denomina
cambiar de chaqueta. Suárez pasó, en un abrir y cerrar de ojos, de la lealtad
inquebrantable a los Principios del Movimiento al, hasta entonces, denostado sistema demo-liberal. A
partir de ese momento, con el afán del nuevo converso, empezó a destruir su
pasado político anterior y amargarle la vida los que se lo recordaban como Rafael García
Serrano, Jaime Campmany o Emilio Romero, entre otros.
Don Juan Carlos pronto borboneó
al sensato Fernández Miranda y, para desgracia de España, Suárez quedó al frente de la Reforma política (borbonear
es un verbo relativo a la dinastía de los Borbones que significa utilizar a sus
más fieles servidores para tareas complicadas y después darles la patada. Es lo
que hizo don Alfonso XIII con Antonio
Maura y el general Primo de Rivera, y don Juan Carlos I con Fernández Miranda,
Suárez y los generales Armada y Milán del Bosch).
Suárez libre de la tutela de
Fernández Miranda (ni siquiera fue a su entierro) y en sintonía con el rey,
dirigió el cambio político hacia la partitocracia (vulgarmente llamada
democracia). A la vez que destruía la Administración e instituciones franquistas las
utilizaba para ganar las elecciones; también engañó al Ejército prometiéndoles
que no se legalizaría el Partido Comunista. Como buen centrista, favoreció a
los partidos de izquierda cuya influencia en la sociedad era minúscula, hasta
acabar entregándoles la TVE y dividió a la derecha de
la cual renegaba.
En su deriva izquierdista,
coqueteó con Arafat y otros conspicuos personajes del Tercer Mundo; la ETA atentaba sin parar ante la
inoperancia de su gobierno; el paro subió a dos millones (¡quién nos diera
ahora esa cifra!) y se hizo una Constitución cuyos errores hoy padecemos. El
principal, sin la menor duda, fue el engendro autonómico, gigantesca estafa que
Suárez, los partidos y el Rey metieron a los españoles; principal causa de la
ruina y el desguace actual de España. Por solo esto, merecen ya pasar al
basurero de la historia.
En 1980 las cosas estaban muy mal
y la magia de Adolfo Suárez ya se había evaporado. Todos estaban contra él: la
oposición; el rey, que deseaba echarse en brazos del PSOE; el Ejército; los
sindicatos; y hasta en su propio partido, los llamados barones que se
consideraban todos más listos que Suárez, conspiraban contra él. Se preparó un
golpe de estado para echarlo pero él se adelantó y dimitió. De lo que pasó en
el 23 de febrero de 1981 y su gestación se va conociendo la verdad, pero ya
García Trevijano, dos días después, apuntó directamente a S.M. el Rey; lo sigue
manteniendo y nunca fue desmentido ni procesado.
Suárez abandonó UCD y creo otro
partido, el Centro Democrático y Social, más escorado a la izquierda. La gente
que ahora tanto lo ensalza no lo votó y el CDS acabó con más pena que gloria; Suárez
se retiró de la vida política. A partir del 2004, una terrible enfermedad lo
apartó definitivamente del mundo.
Rokudán
lunes, 24 de marzo de 2014
sábado, 22 de marzo de 2014
viernes, 21 de marzo de 2014
jueves, 20 de marzo de 2014
HOLLYWOOD TEME AL LOBO
De entre todas las candidatas al Oscar que he podido ver este año, ninguna se acerca al nivel de 'The wolf of Wall Street' (El Lobo de Wall Street). Leonardo DiCaprio y Martin Scorsese forman de nuevo un dúo magnífico para contarnos la vida de Jordan Belford, un corredor de bolsa convertido en insaciable millonario y depredador de todo tipo de vicios. El sexo, drogas y rock and roll, lema de cualquier estrella musical se transforma en sexo, drogas y bolsa. Scorsese mantiene su lenguaje directo, sin concesiones políticamente correctas -elementos que no gustan en Hollywood ni al sensible público occidental- logrando que una película de tres horas transcurra de forma tan fulgurante como trepidante. DiCaprio, sensacional.
Scorsese no juzga, expone una visión sobre el circo de la Bolsa y el mundo de las finanzas, una jungla sin escrúpulos donde un lobo salvaje puede campar a sus anchas. Frente a él, se contrapone la figura íntegra de un agente del FBI que persigue los delitos fiscales y se obsesiona por capturarlo. Una película de Oscar -como tantas otras- aunque a la academia le produzca alergia.
miércoles, 19 de marzo de 2014
sábado, 15 de marzo de 2014
martes, 11 de marzo de 2014
11 DE MARZO DE 2004
En su memoria, queremos saber lo sucedido durante los tres días más bochornosos de nuestra Historia.
"Quien busca la verdad corre el riesgo de encontrarla"
domingo, 9 de marzo de 2014
viernes, 7 de marzo de 2014
jueves, 6 de marzo de 2014
miércoles, 5 de marzo de 2014
JUGAR A SER DIOS
Leo
en la sección ‘El Mundo que viene’
del diario nacional ‘El Mundo’ la
casi siempre interesante entrevista a un casi siempre interesante personaje del
mundo científico o intelectual. En este caso la publicada el 11 de enero de
2014 con el inventor y experto informático neoyorkino Ray Kurzweil, autor del
libro ‘Cómo crear una mente’ (Lola
Books, 2013) donde expone su teoría del cerebro y la posibilidad de recrear sus
funciones con la ayuda de un ordenador. Una propuesta ilusionante, apasionante,
pero con un cariz cuando menos inquietante según avanza la lectura.
“En 2030 podremos conectar el cerebro a
otro exterior que lo hará más potente”,
afirma el experto. La idea es simple: “Será
un híbrido de nuestro neocórtex biológico […] nuestros conocimientos, recuerdos
y habilidades estarán almacenados en la nube, almacenados ahí a salvo de
cualquier enfermedad o accidente […] Esa extensión crecerá exponencialmente en
los próximos años y será nuestro cerebro dominante en apenas una o dos
décadas”.
¿Cómo
será ese ‘asistente’ y nuestra conexión física con él? “Habrá transmisores minúsculos del tamaño de nuestros leucocitos que
podremos introducir sin cirugía en nuestro cerebro”.
Esa
tecnología abre una puerta inmensa. La de crear seres similares a nosotros con
un cerebro incluso superior. ¿Es posible? “Mi
impresión es que habrá dispositivos capaces de desarrollar algunas tareas
humanas en apenas cinco años y dispositivos al nivel del ser humano en apenas
16”, afirma Kurzwell.
Todos
pensamos en el siguiente paso. El periodista Eduardo Suárez también y pregunta:
-¿En algún momento tendrán derechos
estos robots?
-Llegará el momento en que habrá
dispositivos más inteligentes que los seres humanos, capaces de enfadarse o
sonreír. Habrá quien defina esos sentimientos como simulaciones de la realidad
[…] Mi impresión es que no nos convendrá llevarnos mal con ellos y que les
concederemos los mismos derechos que a una persona.
Como
dato personal, el investigador confiesa que ingiere nada menos que 150
pastillas diarias, suplementos de vitaminas y minerales “para estar sano hasta que los científicos puedan modificar los genes
que causan enfermedades como el cáncer o la demencia senil”. De hecho,
alberga el objetivo de devolver la vida a su padre: “El proyecto es crear un avatar al que yo no pueda distinguir de mi
padre […] Tengo a mi alcance información suficiente –ADN- para ello”.
Estas
declaraciones nos hacen reflexionar. De inmediato nos invaden imágenes de
películas como ‘Terminator’, ‘Blade Runner’, ‘Yo, robot’, ‘Inteligencia
Artificial’… En las cuales la ambición del ser humano por convertirse en un
Dios creador y/o aspirar a la inmortalidad terminan con resultados
catastróficos.
Todos
quisiéramos vivir más y mejor. Hacerlo extensivo a nuestros seres queridos. Devolverles
la vida cuando una tragedia trunca su trayectoria. Es humano, lógico y
razonable. Pero ¿Estamos preparados para ello? Y no es el aspecto físico el más
importante. ¿Está cualificada psicológica, moral y filosóficamente nuestra
especie para gestionar semejante poder? ¿Quién establecería los límites?
¿Cuáles serían? ¿Quién controlaría a los científicos? ¿Y a los gobiernos? ¿Qué
cambio supondría en los países con gran influencia religiosa? ¿Qué víctimas
–experimentos erróneos- se quedarán por el camino hasta la perfección? Son
preguntas que asustan a cualquiera, más en un planeta cuya historia se ha
escrito con sangre y sufrimiento, como corresponde a nuestra condición natural.
Así
nos hemos quedado, más inquietos que ilusionados.
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