SIGUE SOÑANDO
Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.
olimpiaduerme@gmail.com
martes, 30 de agosto de 2016
lunes, 29 de agosto de 2016
SONRISAS Y LÁGRIMAS OLÍMPICAS
Primeros
días de Juegos, primeras alegrías, primeras decepciones. Aunque todas las
disciplinas tienen sus campeonatos mundiales y continentales –en algunos casos
incluso más exigentes y competidos- la repercusión y el especial escenario
olímpico otorga a sus medallas un valor superior a todo lo conocido. Para
muchos deportistas, es el principal objetivo en su carrera.
Una
vez cada cuatro años. Cuatro en toda una vida con mucha suerte, en el caso de una
longeva trayectoria. Sólo posible para algunos afortunados en el planeta. Por
eso es tan sencillo y emocionante empatizar con los ganadores que se humanizan
en el podio, escuchando el himno mientras su cabeza repasa todo el esfuerzo
empleado para llegar allí. Por eso es más comprensible hacerlo con los
perdedores, por quienes trabajaron tanto o más que los ganadores pero se
quedaron por el camino.
Naúfragos
en un mar de lágrimas, enfadados consigo mismo, abrumados por no responder a
las expectativas propias o ajenas. Con la terrible sensación de que tanto
sacrificio ni sirvió para nada. No es así. El deporte no es matemático.
Prepararse a la perfección aporta confianza, pero no implica cumplir el
objetivo. Como en la vida, hacer las cosas bien ayuda, pero no garantiza el
éxito ante tantos factores incontrolables. La espeluznante lesión del gimnasta
francés Samir Ait Said es un buen ejemplo de ello. Los servicios de emergencia,
por cierto, casi lo rematan al tirarlo al suelo cuando lo introducían en la
ambulancia.
Publicado en La Región (08-08-2016)
martes, 23 de agosto de 2016
JUSTICIA PARA VANDERLEI LIMA
Una
vez cada cuatro años existe un evento que consigue reunir a personas de casi
todos los países del mundo en un mismo sitio sin que se maten. Repasen la
historia de la humanidad, reflexionen sobre este hecho y comprenderán el poder
imparable del deporte para unir a todos los habitantes de este disparatado
planeta en una causa común.
Los
Juegos Olímpicos de Río comenzaron ya, después de una bonita ceremonia en la
que Brasil nos enseñó su historia y sus virtudes. Entre ellas una invencible
alegría de vivir, muy necesaria para sacar adelante una competición de esta
envergadura. Sobraron los pitos a la delegación argentina, a la delegación rusa
–encima de sospechosos, apaleados- y al presidente en funciones del país.
Michel Temer, seguro que tan corrupto como sus antecesores, pero el
representante de millones de brasileños en ese momento concreto. Habrá que
obligar a los espectadores a realizar el juramento olímpico y saber comportarse
en la grada.
Durante
la ronda de discursos, siempre llama la atención que el presidente del COI, en
este caso el señor Thomas Bach, se llene la boca con palabras contra el
machismo, el racismo o el integrismo religioso “para construir un mundo nuevo” y
se permita la participación de países que se ríen de estos derechos del mundo
occidental. A favor del señor Bach y de la organización hay que apuntar la
entrega de un premio y reconocimiento al gran atleta keniano Kipchoge Keino, y el enorme detalle de permitir el
último relevo de la antorcha al también atleta Vanderlei Lima.
En Atenas 2004 dominaba la mítica prueba del Maratón, hasta que un perturbado lo abordó en la calle. El incidente y el susto le impidieron ganar la prueba. Una terrible injusticia que él encajó con una sonrisa y resignación. Encender la llama es un premio y una reconciliación, 12 años después.
Publicado en La Región (6/08/2016)
viernes, 19 de agosto de 2016
FARGO, DONDE TODO ES POSIBLE
Escribimos sobre cualquiera de
los tres trabajos con el mismo nombre que han convertido en célebre una
población estadounidense de algo más de cien mil habitantes en Dakota del Norte:
La película (1996) dirigida con indudable éxito por los –en mi opinión-
irregulares hermanos Ethan Jesse y Joel David Coen. O la serie, en su primera
(2014) y segunda (2015) temporada, producidas por los mismos hermanos, pero con
dirección, narración y protagonistas diferentes.
Sí, al final se trata de crímenes, de violencia a medio camino entre el
sadismo y la comedia negra, con personajes de carácter y acciones más que
peculiares. Asesinos, policías, víctimas o testigos; todos pertenecen a ese
grupo de personas que denominaríamos como “curiosos”, cuando no chiflados.
Quizá marcados por el crudo e inhóspito clima de la zona. Ese frío permanente
que hiela los sentidos y nos sumerge en la monotonía, sólo rota por el disparo
de una escopeta de caza o el filo de una navaja. Y, sin motivo y de repente, se
monta la tercera guerra mundial y aparecen los extraterrestres. ¿Locura? ¿Acaso
es más razonable este mundo?
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