Escribimos sobre cualquiera de
los tres trabajos con el mismo nombre que han convertido en célebre una
población estadounidense de algo más de cien mil habitantes en Dakota del Norte:
La película (1996) dirigida con indudable éxito por los –en mi opinión-
irregulares hermanos Ethan Jesse y Joel David Coen. O la serie, en su primera
(2014) y segunda (2015) temporada, producidas por los mismos hermanos, pero con
dirección, narración y protagonistas diferentes.
Sí, al final se trata de crímenes, de violencia a medio camino entre el
sadismo y la comedia negra, con personajes de carácter y acciones más que
peculiares. Asesinos, policías, víctimas o testigos; todos pertenecen a ese
grupo de personas que denominaríamos como “curiosos”, cuando no chiflados.
Quizá marcados por el crudo e inhóspito clima de la zona. Ese frío permanente
que hiela los sentidos y nos sumerge en la monotonía, sólo rota por el disparo
de una escopeta de caza o el filo de una navaja. Y, sin motivo y de repente, se
monta la tercera guerra mundial y aparecen los extraterrestres. ¿Locura? ¿Acaso
es más razonable este mundo?