"Esta es la historia del Huracán", cantaba Bob Dylan en 1975. El boxeador estadounidense Rubin Carter (New Jersey, 1937) vivió más años en la cárcel que en la calle. A los 14 fue enviado al correccional, a los 17 se fugó y se alistó en el Ejército, donde fue expulsado. A los 20 lo enclaustraron en una prisión de máxima seguridad. Allí acumuló todo el odio necesario para arrollar a sus rivales tras su irrupción en el ring. Hasta 1964 fue un temible pegador entre los pesos medios, hasta que una escandalosa derrota contra Giardello lo sumió en una profunda impotencia. Descuidó su nivel y se perdió en la noche más oscura. Era un alma sin rumbo pero no un asesino. En 1966 le acusaron de acribillar a balazos a tres personas en un bar, mediante pruebas insostenibles y testigos sobornados. Fue condenado a cadena perpetua. Tras tres apelaciones y una movilización intelectual intermitente fue liberado, en 1985. 19 años después. Hoy vive en Canadá. "Podía haber sido el campeón del Mundo", cantaba Dylan.
Publicado en La Región (16-04-2007)