Hace unos días se cumplieron cinco años del atentado terrorista más sangriento en la Historia de nuestro país, sin desmerecer otros muchos de menor envergadura. Casi 200 muertos y más de 1.000 heridos o mutilados en un ataque indiscriminado por parte de unos malnacidos, de quienes hoy todavía se duda su identidad, motivación o colaboración.
Si ya de por sí trágico fue el hecho, no menos desconsolador fue la patética imagen política de España. Al contrario que en Estados Unidos, donde la unidad y el sentimiento imperaron frente a los intereses políticos, con todas las discrepancias que pudiesen existir; en nuestro país los diferentes partidos se enzarzaron en una lamentable disputa por saber la autoría del atentado y culpar al opuesto, moviendo a la calle a una masa aborregada y dominada por un sentimiento de inferioridad -"¿por qué nos atacan?" "¿qué error hemos cometido?"- comparable a un síndrome de Estocolmo epidémico. Sobre la famosa "Comisión de Investigación" sólo tengo que recordar la frase de un militar tan loco como genial, Napoleón Bonaparte. "Si quiero que algo no se solucione nunca, monto una Comisión".
Dicen que la verdad resplandece cuando todo el mundo se ha ido. Cinco años después, este país que tanto la exigía y nunca iba a olvidar lo sucedido, continúa viviendo su sueño eterno, mirando a otro lado ante los grandes retos que se avecinan y las grandes incógnitas que dejamos por resolver. Obviando una sentencia que nada sentencia sobre lo sucedido, con muchos agujeros negros que nadie ha sabido explicar.
Y lo peor, tratando los atentados del 11 de Marzo como una historieta pasada, un tema aburrido, un página de nuestra Historia que hay que saltarse porque es desagradable, mientras todavía damos vueltas a la Guerra Civil y a las fosas. Así es esta España nuestra. Tan pronto te adora como te olvida. Aquel fue un día para avergonzarse de ser español.
En este sitio no se olvida. Ni a las víctimas, ni a los verdugos. Ni a aquellos que se aprovecharon de la mayor tragedia de nuestra Historia. Ahora, más que nunca, queremos saber la verdad.