SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

miércoles, 17 de febrero de 2010

PUES SÍ QUE EMPEZAMOS BIEN


Comenzaron los Juegos Olímpicos de Invierno. Algunos los consideran como el hermano pobre de los de verano, pero yo creo que cualquier amante del deporte en general puede disfrutar con alguna de las diferentes modalidades: el juego en equipo del hockey sobre hielo, la belleza y expresividad del patinaje, la velocidad del skeleton, luge, bobsleigh y los descensos de esquí; la resistencia del patinaje de velocidad y el esquí de fondo, la curiosidad por el peculiar curling -la petanca de invierno- la majestuosidad de los saltos de trampolín, las nuevas disciplinas... Hay para todos los gustos.

Los medios de comunicación mejoran sus retransmisiones y nos percatamos mejor de la verdadera dificultad de ciertas pruebas. Antes, veíamos un descenso desde cámaras fijas y de frente, sin aprecir el desnivel del terreno o la velocidad del esquiador; ahora comprobamos todos estos factores y, cuando saltan, parece que vuelan. ¡Qué escribir sobre los saltos de trampolín! La cámara que capta el momento justo en el cual el saltador despega de la rampa es de una belleza extraordinaria.



La ceremonia de apertura siempre es un momento emocionante. Ver a tantos atletas de muy diferentes países desfilando unidos nos reconcilia con la humanidad. Lo cierto es que hubo un fallo clamoroso en el momento del encendido de la antorcha. El gran Wayne Gretzky se quedó compuesto y sin novia cuando el pilar del pebetero que le correspondía quemar se quedó incrustrado en el suelo (si esto sucede en España imaginen las críticas). La organización compensó al gran jugador de hockey permitiéndole encender otra llama olímpica en el exterior del recinto. No merecía menos.

La peor noticia se produjo antes de la ceremonia. El competidor georgiano -de la ex república soviética y no del estado americano- Nodar Kumaritashvili se mató durante un entrenamiento de Luge, la modalidad de trineo en la cual se desciende boca arriba y con las piernas por delante (el símil fúnebre es inevitable).



No dudo del error humano, pues parece ser que entró demasiado forzado y mal en la última curva y no pudo rectificar en su salida, desnucándose contra una columna. Pero, si ustedes han visto alguna vez la copa del mundo de estas especialidades ¿no les llamó nunca la atención la disposición de algunos circuitos? Tener una estructura con pilares a la salida de una curva es un error que se paga con una vida. A mi me parece que esos circuitos deberían ser totalmente cilíndricos, con una parte de hielo donde se desliza el trineo y otra de un material plástico transparente, donde hoy está descubierta. De esta forma, si el atleta pierde el control, nunca saldría proyectado de la pista. (Claro, se me podría oponer que habría casos en los cuales el trineo podría golpear al ocupante, pero creo que los daños serían menores que lo visto en Vancouver, sin descartar que el trineo y su conductor arrollen a los aficionados). Por cierto, y no quiero ser paranoico, ojo a los aficionados. Todos son muy respetuosos, pero tienen acceso directo al circuito. Y es peligroso.

Como suele ser habitual, esta muerte obligará a los directivos de estas especialidades a cuidar mejor la seguridad. Lo cual nos recuerda cuando las carreras de fórmula Uno se disputaban en circuitos con árboles, hasta que observaron que los pilotos caían como moscas, estrellados contra la madre naturaleza. Entonces, felizmente rectificaron. El ser humano aprende a base de golpes. No lo duden.