De un tiempo a esta parte, las calles más señoriales de Ourenseville -coloquen a Pasarela Paseo y Saint Sunday Street en los dos primeros lugares- se han poblado de un número ingente de carritos con tiernos infantes, llevados con sonrisa de oreja a oreja y cierta babilla reluciente por jóvenes parejas -algunas incluso amancebadas- o emocionados septuagenarios.
Nadie, ni los más eminentes científicos, se explican la razón de tal babybum. Algunos reflexionan sobre el influjo de la luna. Otros sobre el producto de tan prolongado recogimiento en el tálamo conyugal durante la pegada del general Invierno. Quizá responda a la imperante crisis macroeconómica que se cierne cual espectro sobre las tierras de Ourenseville. Los niños vienen con un pan bajo el brazo, ya saben. ¿Y por qué no pensar en la buena simiente y mejor campo de cultivo de la zona, características habituales entre nuestra gente? Apasionante debate.
Esta euforia demográfica ha despertado el espíritu empresarial de un buen número de emprendedores y expertos inversores quienes, viendo el percal, han inaugurado tiendas de ropa para bebés en los lugares más insospechados de la ciudad. De la noche a la mañana este tipo de establecimientos se han reproducido como setas, con la intención de vender baberos como si de churros se tratase.
Todos a una
Esta modalidad comercial del 'todos a una' es costumbre habitual en la pequeña Ourenseville. Los más viejos del lugar recuerdan empresas semejantes, tiempo atrás. Hubo una época en la que nadie podía sentirse realizado sin montar un vídeo club en su barrio, repleto de cintas VHS, Beta y 2000 -Ah, y su célebre sección erótica, donde 'Hospital genital' batió todos los récords de ventas de alquiler-. Ellos terminaron con el cine e Internet terminó con ellos.
Pasada esta fiebre, una nueva epidemia, procedente de la vecina California, asoló Ourenseville. La de los gimnasios, con todo tipo de infernales utensilios para pulir hercúleos muchachos y mujeres de curvas vertiginosas. Poco tardaron en desaparecer la mayoría, instaurándose el pub o discoteque como nueva vía de explotación.
¿Será esta nueva corriente de ropa menuda la próxima en provocar una cadena de quiebras entre la discreta y encantadora burguesía de la ciudad? El tiempo, ese juez insobornable, lo dirá. En todo caso, recomendamos el bar como inversión rentable y segura. Lugar donde muchos ciudadanos pasan más tiempo y alegrías que en su propia casa o trabajo.
De leyes y otros caprichos
El pasado 24 de mayo entró en vigor la nueva Ley de Tráfico, elaborada más allá del Padornelo, en la inhóspita meseta central. El texto en cuestión sorprendió por arrebatar a la Policia Local, el cuerpo de elite de Ourenseville, la potestad para retirar los vehículos con su tan temida grúa. De esta forma, el poder de ejecutar tan magnánima decisión se trasladó, en primera instancia, a su excelencia el alcaide, Frank Rodríguez.
Por suerte, las altas jerarquías del régimen reaccionaron con diligencia para traspasar toda la responsabilidad a quien corresponde, mediante esos complejos procesos burocráticos que sólo apasionan a los señores de traje y corbata gris. Imaginen, de lo contario, el trasiego que supondría para la vida cotidiana del alcaide.
-¡Ring, ring! (teléfono móvil).
-¿Aló? (voz ronca, tres de la madrugada).
-¿Excelencia? Le habla el sargento Martínez-Escorzo, séptimo batallón del cuerpo de zapadores de la gloriosa Policía Local. Se requiere la presencia inmediata de vuesa merced en el número 54 de la Rúa do Tarangaño, esquina Marcelo Macías, para confirmar de su puño y letra la retirada de una furgoneta modelo Alfalfa Romeo color pistacho y matrícula dosdostresocho con letra B de burro, estacionada ilegalmente sobre un paso de cebra.
-Carallo, ¿e por qué non chamades o Fernando Varela? Que eu xa levo unha dúcia de denuncia no día.
-Así lo hicimos, excelencia. Pero tiene el móvil desconectado desde las ocho de la tarde. Aquí le esperamos, derechos como velas. Todo por Ourenseville, excelencia.
Figúrense a un somnoliento alcaide, presentándose 10 minutos después en el lugar del delito, con pantuflas, pijama de una pieza y batín. Todo para estampar el insignificante garabato que ponga en marcha el engranaje municipal. Absurdo. Si es que los señoritos de Madrid deben pensar con los pies cuando inventan las leyes. Así va España, queridos amigos. Y ustedes que la vean.
Post data
Ourenseville pierde a Abelardo Pérez Gabriel. Actor, deportista y vecino inolvidable para toda una generación en la calle Florentino López Cuevillas. Nos queda su recuerdo y una extraordinaria familia. Hasta siempre.