SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

jueves, 22 de septiembre de 2016

BOLT NO SABE A POCO



Usain Bolt es tan grande, el mayor velocista conocido hasta la fecha, que una marca de 9,81 segundos en una final de los 100 metros lisos -100 metros planos, como dicen allende los mares- nos sabe a poco. Aterrizó en Río bailando samba junto a las garotas, pero con ciertas dudas sobre su estado físico y la enorme calidad de sus rivales. En apenas tres series confirmó su supremacía en la especialidad, un escalón por encima de los demás, no precisamente cojos: el impenetrable Gatlin, la bestia Blake, los jóvenes y prometedores De Grasse y Bromell… todos capaces de correr la distancia en menos de 10 segundos.


Lo hizo, una vez más, dejando la sospecha en el ambiente de dejarse llevar en los metros finales. De emplearse lo justo y necesario, disfrutando más de las celebraciones, vuelta de honor y payasadas varias que de la carrera en sí. Esa sensación de no querer, o no necesitar, llamar a las puertas del cielo, buscar el límite, la excelencia. De ser el primero en llegar a terra incógnita y contárselo al resto. O quizá esta reflexión sea absurda. Bolt corrió al máximo de sus fuerzas y no pudo hacer más. ¡Qué importa! Es leyenda, una figura universal del deporte y el favorito del público brasileño, inclemente con un Justin Gatlin serio, austero, una montaña de músculos intimidante, la antítesis del alegre y estiloso jamaicano. El estadio olímpico recuerda y a veces no perdona a Gatlin los años suspendidos por dopaje, sin saber que la isla caribeña tiene tantos sancionados  o más que Estados Unidos, aunque no haga tanto ruido como Rusia.
 
Otra enorme satisfacción es el debut olímpico del español Bruno Hortelano, la refrescante esperanza europea y blanca en un terreno dominado por negros y mulatos, que algunos denominan ahora ‘afroamericanos’ sin saber porqué y se quedan tan anchos. Nadie llama a Messi o a Del Potro ‘euroamericanos’ y lo son. La estupidez también alcanza cotas olímpicas.

Publicado en La Región (17-08-2016)