En este combate, semifinal del peso pesado (+80 kg.) de los Juegos Olímpicos de Tokio 64, se enfrentaban dos concepciones del judo. Una tradicional, encarnada por el japonés Inokuma y otra heterodoxa, personificada en el soviético Kiknadze, en el que los componentes básicos eran, el judo-fuerza, con aportes de otras modalidades de lucha y un peculiar y desconcertante estilo de combatir. Este enfrentamiento era, de alguna manera, el símbolo y la constatación, del judo como deporte universal.
Isao Inokuma, es otro de los judokas legendarios. Campeón del Japón en 1959 y 1963. Junto con su máximo rival Akio Kaminaga, son en esa época, los mejores competidores japoneses. Kaminaga, campeón de 1964, fue el elegido para doblegar (misión imposible), al campeón del mundo Anton Geesink, en la categoría Open de los Juegos Olímpicos de Tokio.
Inokuma participa en el peso pesado y se proclama campeón olímpico, batiendo al argentino Casella, al coreano Kim, al soviético Kiknadze y en la final al canadiense Rogers.
En su combate contra el temible Anzor Kiknadze -cuatro veces campeón de Europa- los amantes del judo tradicional, contuvieron la respiración, hasta que Inokuma lo hizo volar con dos ortodoxos tai-otoshi, tal y como vemos en esta grabación.
Al año siguiente se proclamaría campeón del mundo en Rio de Janeiro en la categoría Open. Geesink lo sería en pesados, batiendo, entre otros, a los campeones japoneses Sakaguchi y Matsunaga.
Queda el interrogante de ¿qué hubiera pasado si se hubiera enfrentado a Geesink? No lo sabemos, pero es un buen motivo para la especulación.
Isao Inokuma, es otro de los judokas legendarios. Campeón del Japón en 1959 y 1963. Junto con su máximo rival Akio Kaminaga, son en esa época, los mejores competidores japoneses. Kaminaga, campeón de 1964, fue el elegido para doblegar (misión imposible), al campeón del mundo Anton Geesink, en la categoría Open de los Juegos Olímpicos de Tokio.
Inokuma participa en el peso pesado y se proclama campeón olímpico, batiendo al argentino Casella, al coreano Kim, al soviético Kiknadze y en la final al canadiense Rogers.
En su combate contra el temible Anzor Kiknadze -cuatro veces campeón de Europa- los amantes del judo tradicional, contuvieron la respiración, hasta que Inokuma lo hizo volar con dos ortodoxos tai-otoshi, tal y como vemos en esta grabación.
Al año siguiente se proclamaría campeón del mundo en Rio de Janeiro en la categoría Open. Geesink lo sería en pesados, batiendo, entre otros, a los campeones japoneses Sakaguchi y Matsunaga.
Queda el interrogante de ¿qué hubiera pasado si se hubiera enfrentado a Geesink? No lo sabemos, pero es un buen motivo para la especulación.
Rokudán.