Se cumplen 30 años del famoso y fallido de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 en España. La cabaña política y los medios de desinformación repiten estos días hasta la saciedad -desde hace 30 años- que "la democracia" y el pueblo vencieron a las fuerzas reaccionarias, que el Rey mantuvo una postura ejemplar y detuvo el golpe, bla, bla, bla.
En los últimos 30 años se intenta incrustar con calzador en nuestras cabezas que el golpe fue un arrebato de varios militares, nostálgicos del franquismo. Ni el Rey, ni los recientes partidos políticos, ni siquiera el servicio secreto, participaban, influían, animaban o tenían la remota idea de su puesta en marcha. Nos dicen.
Se nos quiere hacer creer que dos militares, monárquicos hasta la médula -Miláns del Bosch y Alfonso Armada- pretendían cambiar el sistema sin conocimiento o consentimiento de Juan Carlos I. Pretenden convencernos, con euforia democrática, que Tejero -nada monárquico y mucho menos Borbón- se lanzó a tomar el Congreso de los Diputados con varios guardia civiles -alguno entró pensando que iban a detener a un comando etarra- sin respaldo institucional de alto nivel. Otra cosa fue el sistema de gobierno que pensaba Tejero y el que le propuso Armada. Recuérdese la famosa frase del primero. "Yo no he dado un golpe para ésto".
Se nos muestran algunos de los pinchazos teléfonicos del servicio secreto, de carácter más bien folclórico, ocultándonos los más importantes. Esos con las conversaciones del antes, durante y después; que "desaparecieron" de forma misteriosa una vez frenado el golpe. Nadie pregunta por ellos, claro.
El paso del tiempo siembra las dudas en cualquier historiador serio. Los protagonistas del suceso callan o hablan hasta un punto fronterizo. Una postura propia del sentido del deber y la lealtad a un rey titubeante. "Ya se sabe todo", declaró su majestad ayer. Falso, más bien habría que decir "ya se huele todo".
En los últimos 30 años se intenta incrustar con calzador en nuestras cabezas que el golpe fue un arrebato de varios militares, nostálgicos del franquismo. Ni el Rey, ni los recientes partidos políticos, ni siquiera el servicio secreto, participaban, influían, animaban o tenían la remota idea de su puesta en marcha. Nos dicen.
Se nos quiere hacer creer que dos militares, monárquicos hasta la médula -Miláns del Bosch y Alfonso Armada- pretendían cambiar el sistema sin conocimiento o consentimiento de Juan Carlos I. Pretenden convencernos, con euforia democrática, que Tejero -nada monárquico y mucho menos Borbón- se lanzó a tomar el Congreso de los Diputados con varios guardia civiles -alguno entró pensando que iban a detener a un comando etarra- sin respaldo institucional de alto nivel. Otra cosa fue el sistema de gobierno que pensaba Tejero y el que le propuso Armada. Recuérdese la famosa frase del primero. "Yo no he dado un golpe para ésto".
Se nos muestran algunos de los pinchazos teléfonicos del servicio secreto, de carácter más bien folclórico, ocultándonos los más importantes. Esos con las conversaciones del antes, durante y después; que "desaparecieron" de forma misteriosa una vez frenado el golpe. Nadie pregunta por ellos, claro.
El paso del tiempo siembra las dudas en cualquier historiador serio. Los protagonistas del suceso callan o hablan hasta un punto fronterizo. Una postura propia del sentido del deber y la lealtad a un rey titubeante. "Ya se sabe todo", declaró su majestad ayer. Falso, más bien habría que decir "ya se huele todo".
Marks the 30th anniversary of the failed coup of February 23, 1981 in Spain. Politicians and the media relentlessly repeat these days that "democracy" and the people defeated the reactionary forces, that King acted like a hero.
In the past 30 years want to get into our heads that the coup was the brainchild of several soldiers, nostalgic for Franco. Neither the King nor the recent political parties, even the secret service involved, influenced, encouraged or knew anything about the conspiracy. Tell us.
They say that two generals monarchists, Milans del Bosch and Alfonso Armada, intended to change the system without the knowledge or consent of Juan Carlos I. They want to convince, to democratic euphoria, that Tejero prepared to take the Parlament -some soldiers came thinking they were going to arrest an ETA commando- no high-level institutional support. Another thing was the system of government that thought Tejero and he proposed Alfonso Armada. Remember the famous phrase of the first. "I have not taken a blow to this."
The Secret Service revealed the spy phone rather folkloric character, hiding the most important. Those with the talks before, during and after, that "disappeared" in mysterious ways after stopping the coup.
Weather casts doubt any serious historian. The protagonists of the event silent or say little. A decision-sense of duty and loyalty to a king hesitant. "We know everything," said His Majesty yesterday. False, rather say "We smell it all."