SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

domingo, 23 de marzo de 2008

MARCEL CERDÁN, CORAZÓN DIVIDIDO


A veces Madame Guillotine se lleva a los héroes deportivos antes de que desarrollen todo su talento en la Tierra. Marcel Cerdán (1916-1949) argelino de nacimiento, descendiente de padre francés y madre española, era el orgullo de La Grandeur por sus hazañas en el ring, el máximo atractivo en las revistas de sociedad por la doble relación que mantenía con su esposa Marinette -quien le dio tres hijos- y con la cantante e icono Edith Piaf. Así lo había reconocido el púgil ante los estupefactos periodistas. El 12 de diciembre de 1949 Jake LaMotta esperaba a Cerdán en el Madison neoyorquino, con el título de los pesos Medios en juego. El francés dudó antes del viaje, ¿avión o barco? El 27 de octubre despegó desde Orly. El aeroplano se estrelló horas después en la Cima Monte Redondo de las Azores, donde iba a repostar. Murieron Cerdán y 36 pasajeros más. A su entierro en Casablanca asistieron 45.000 personas. Marinette y Piaf se abrazaron ante su tumba, desconsoladas.

Publicado en La Región (26-02-02007)

sábado, 22 de marzo de 2008

HÉROES COTIDIANOS

Mi buen amigo Jorge Varela "Lupus" me envía un extracto de un reportaje de Canal Plus sobre el periodista del diario AS en Zaragoza, Javier Hernández. Un auténtico héroe para quien cada día es una aventura. Tuvimos el gusto de conocerle cuando se desplazó hasta el Pazo Paco Paz con el CAI Zaragoza, allá por la temporada 2001-02. Creo que trabajaba entonces para el Heraldo de Aragón, también en la capital maña, pero no estoy seguro de este dato. Lo recuerdo escribiendo con el pie durante el partido, en una de las mesas destinadas a los medios de comunicación, las más cercanas a la pista.

Javier nos demuestra que el corazón y la cabeza pueden superar en buena sintonía miles de obstáculos. Ya no se trata de sus limitaciones físicas, sino las barreras psicológicas y sociales que este periodista de raza habrá superado para alcanzar su puesto y ser respetado en este nido de hienas que es el Planeta Tierra. Como bien dice el portero César durante el reportaje, la lucha cotidiana de Javier convierte nuestros problemas o debilidades momentáneas en tonterías. ¿Quién puede quejarse viendo el ejemplo de superación de este atleta? Bien podemos agradecer a los Dioses o los Astros por evitarnos semejante prueba de valor durante el resto de nuestra vida.

domingo, 16 de marzo de 2008

CINE Y BOXEO: Puños fuera (y II)





Ali (Alí, 2001)

Algo falla en la senblanza de Michael Mann sobre el grandísimo Cassius Clay-Muhammad Ali. Will Smith se preparó a conciencia para interpretar a este icono del deporte mundial. No era una mala elección porque el estilo histriónico de Smith y su buena condición física encajaban con las exigencias propias del papel (otra cosa es conseguir imitar al inimitable Ali por el ring) pero el resultado no convence plenamente. Las escenas de los combates -la narración termina en la mítica batalla en la Jungla contra Foreman- están bien realizadas pero falta algo en el ambiente. Se abarca su íntima relación con el radical Malcolm X, incluida su participación involuntaria en el ostracismo sufrido por el político, poco antes de su asesinato. Pero la sensación final no llena. Impera el desorden y la prisa en todos los temas que el director pretende tratar. Y esta sensación, curiosamente, me la han confirmado otros amantes del boxeo. Otra vez será.







Somebody up there likes me (Marcado por el odio, 1956)

Este sí que acierta. Tocado y hundido. Un jovencito Paul Newman encarna al legendario Rocky Graziano, púgil de origen italiano que llegó a ser campeón de los pesos medios, superando una durísima infancia en las calles neoyorquinas, la "educación" de un padre desastroso, el paso por la cárcel e incluso la diversas sanciones a las que fue sometido. El papel original estaba destinado a James Dean, pero su repentina muerte abrió el camino del estrellato a un Newman fortísimo, caótico, impulsivo y cándido a la vez; al nivel de Marlon Brando. La calidad del todo el elenco y la excelente dirección de Robert Wise obtuvieron como premio dos Oscars, fotografía y decorados. No olvido la primera vez que la ví. De niño, quizá un viernes o un sábado por la noche en La 2. Cuando eres pequeño todo impresiona más,así que conservo una imagen idealizada que debo contrastar en una próxima ocasión.









Fat city (Ciudad dorada, 1972)


El magistral John Huston no sólo dominaba a la perfección el género bélico y el western. Aquí nos sumerge en el boxeo más marginal, alejado de los títulos mundiales y de las grandes estrellas, muchas veces estrelladas. Alejado de los grandes gimnasios y de los grandes escenarios, como el Madison o Las Vegas. Es una historia de encuentro entre un aspirante y un decadente boxeador, ambos perdedores, los protagonistas habituales en las películas de Huston. Una historia de perdedores incapaces de salir de un ambiente decrépito, ahogados en alcohol, en la sangre seca y en el sudor de varios días. Ni siquiera confundidos por ilusiones imposibles, ya que no poseen ni el poder ni el talento ni el interés para escapar de una espiral asfixiante. Es una grandísima película en la que, como en Raging Bull o Million dollar baby, el boxeo no es el punto central, sino el medio para reflejar la decadencia social y económica estadounidense al comienzo de los años 70. Decadencia transmitida, entre otras cosas por unas imágenes de un boxeo cadavérico, decadente y sin vitalidad, ante un público no más distinguido.









Body and soul (Cuerpo y alma, 1947)


Martin Scorsese se inspiró en ella para crear las escenas de combate de su aclamada (más por la crítica que por el público) Toro Salvaje. Robert Rossen describe aquí el trayecto circular de un boxeador, un tópico repetido a la saciedad desde esta película. Partir de una vida humilde en los barrios marginales, alcanzar la gloria y un estatus de lujo, y caer de nuevo en el fango. Si cabe más abajo que cuando comenzó. John Garfield interpreta a un púgil de prometedor talento con buen corazón, con deseo de sacar de la miseria a su madre y a la novia de toda la vida. Una misión que le lleva hasta la cumbre amparándose en un promotor corrupto y sin escrúpulos. Una misión que traiciona al posarse sobre una nube de excesos, dejándose seducir por los buitres que le rodean -la chica fatal, las malas amistades y su propia soberbia- despreciando a sus seres queridos, reminiscencias del pasado.Sólo será consciente de su caída y la pérdida de sus valores cuando la frágil burbuja de cristal se rompa ante sus narices. Una historia premonitoria y válida para tantas estrellas del mundo del deporte.








The harder they fall (Más dura será la caída, 1956)


Los últimos cigarrillos de Humprey Bogart, quien no pudo siquiera ver la película proyectada. Bogart se comportó como el mejor de los púgiles soportando el rodaje en la fase terminal de su cáncer. Magistral, una vez más, aquí encarna a un periodista sin muchos complejos a quien un mafioso promotor contrata para ensalzar y publicitar la carrera de un mediocre boxeador argentino llamado Toro Moreno. Fue una clara alusión al comienzo de la trayectoria del gigante Primo Carnera (1906-1967) a quien la mafia amañó sus 30 primeros combates, haciéndole creer que los ganaba por sus méritos. De hecho, el italiano, muy ofendido, demandó a la productora sin éxito. En el celuloide tanto el ingenuo boxeador como el decadente periodista se arrepentirán de los errores y mostrarán la imagen más digna posible. La dignidad es el bien más preciado, el que nadie nos puede arrebatar cuando ya nada más poseemos.







Cinderella Man (El hombre cenicienta, 2005)


La buena sociedad entre el director Ron Howard y el actor Russell Crowe rinde homenaje a James J. Braddock, un olvidado boxeador de los años treinta. Braddock tenía una estable carrera hasta el crack económico de 1929 en los Estados Unidos. Perdidos sus ahorros en la bolsa, con una familia que mantener durante unos años terribles, siente que está perdiendo su vida descargando fardos en el puerto cuando posee tanto boxeo en su interior, así como una humillación el tener que mendigar unos dólares a la beneficiencia. Un golpe de suerte le devuelve a la competición a los 29 años, batiendo contra todo pronóstico al Campeón del Mundo de los pesados, Max Baer. La victoria de la humildad y la voluntad contra la soberbia y el derroche. Howard retrata muy bien la miseria económica de los años treinta y rueda escenas de combates más o menos meritorias. En mi opinión, tiene un pequeño defecto, la idealización del protagonista no exenta de cierta cursilería. Y un error garrafal, describir a Max Baer como un tipo despreciable y sin sentimientos. Baer era muy teatrero y payaso, es cierto. También lo es que mató de forma involuntaria a un contrincante en el ring, a Frankie Campbell. Pero Baer se encargó del mantenimiento económico de su hijo y viuda, sin tener obligación por ello. Exagerar el papel de malo para endulzar todavía más a Braddock no era necesario.









The boxer (El boxeador, 1997)



Una película protagonizada por Daniel Day-Lewis es garantía de una exhaustiva preparación. Day-Lewis, reconozcámoslo, está como una regadera. Pero es un extraordinario actor. El director, Jim Sheridan, norirlandés muy preocupado por la situación de su país, lleva a la pantalla un libro escrito por él mismo con el título de Leave de Fight to Barry McGuidan. Una obra inspirada en la vida del púgil irlandés McGuidan, ex miembro del IRA arrepentido y dispuesto a rectificar su trayectoria cuando sale de la cárcel, retomando la práctica del boxeo como un punto de encuentro universal para católicos y protestantes. Una medida que inquieta a la organización terrorista. The boxer es algo más que un canto a la paz y al entendimiento, acotando los golpes en el ring. Es una búsqueda de los valores originales del protagonista, antes de perder la cabeza con las ideas políticas: su aprendizaje bajo la tutela de un viejo entrenador, su primer amor quien ahora está casada con un militante también encarcelado, la rebeldía contra la jerarquía de tu propia tierra, de quienes sólo te consideran mártir o traidor. Una película donde amor, política y boxeo se entrecuzan de forma a veces forzada.





The set up (Nadie puede vencerme, 1949)



Una de las líneas narrativas en las películas de boxeo consiste en plasmar el auge y la caída del protagonista. La otra trata del púgil que busca la redención personal para salir de un ambiente corrupto. El director Robert Wise opta por este camino, otorgar a un estupendo Robert Ryan el perdón a costa de jugarse poco menos que la vida. Rebelarse a la mafia y vencer un combate donde había pactado un tongo, redimiéndose ante su concepto del honor y ante su mujer. Ryan había practicado el boxeo en su juventud, fundamentos que se notan en las excelentes -y bastante crueles- imágenes rodadas en el ring. Wise no se queda aquí en su inclemente crítica contra un mundo de desheredados, de explotadores de carne humana, de matones que cobran en especies a quienes no acceden a pasar por el aro, como harán con el protagonista.









Mike Tyson, the Iron Fighter (Mike Tyson, el luchador de Hierro, 1995)


Documental básico para conocer la trayectoria de uno de los más grandes pegadores (y esquivadores) de los pesos pesados, así como los motivos de su fulgurante descenso al infierno. Escrito y dirigido por Henry C. de la Casiniére para Canal Plus Francia, The Iron Fighter nos traslada al humildísimo origen de Miguelito alias "el cabezón", pandillero y delincuente que "vió la luz" cuando el gran Muhammad Alí visitó el reformatorio donde malvivía. El grandísimo preparador Cus D´amato se fijó rápidamente en él y moldeó a un máquina trituradora en el ring -con más técnica de la que parece- con paciencia oriental y mucho sentido común. D´amato estaba asistido por un excepcional equipo técnico -Kevin Rooney y Steve Lott- y administrativo -Jim Jacobs y Bill Cayton- que hubiese funcionado como una máquina perfectamente engrasada incluso después de su muerte, en 1985. La desgracia fue que dos despreciables sujetos se cruzaron en el camino de Tyson, la modelo y futura mujer Robin Givens, y el delincuente Don King. Entre ambos y la inestable cabeza del boxeador precipitaron su descenso a la miseria. Los motivos, en este excepcional trabajo repleto de imágenes inéditas.


Joe and Max (Entre las cuerdas, 2002)

Parece mentira que los estudios de Hollywood se quejen de la escasez de imaginación de los guionistas y no recurran a la Historia, cuyos sucesos superan siempre con creces a la ficción. He aquí un
tema apasionante. Los combates entre el grandísimo Joe Louis y el menos pero también excelente boxeador alemán Max Schmeling. Sus enfrentamientos, entre los años 1936 y 1939, fueron los de dos sistemas a punto de colisionar, que los utilizaron -de distinta manera, no cabe duda- como propaganda y punta de lanza. Los nazis encarnaron en Schmeling sus teorías sobre la superioridad de la raza aria, convirtiéndole en héroe de III Reich, cuando él no sólo no compartía las teorías de Hitler y Goebbels sino que tenía entre su equipo a varios judíos. Los Estados Unidos, donde la segregación estaba más asentada que nunca, vieron en Joe Louis el único capaz de parar al alemán (es conocido que muchos estadounidenses simpatizaban entonces con el régimen nazi y deseaban la derrota de un negro imbatible en el ring). En medio de este choque de dos sistemas, dos hombres realmente solos ante una presión, exigencia y rencor difíciles de soportar. Daría para una obra maestra del cine. En las manos de Steve James y su elenco, para un telefilm que sale del aprieto pero desaprovecha un filón argumental. Incluso el título en español es más digno que el original. Un aplauso por el intento.

Trailer de la película.

sábado, 15 de marzo de 2008

ERES LO QUE COMES


El peculiar Txumari Alfaro tiene mucha razón cuando habla sobre la alimentación y su influencia sobre nuestro cuerpo y carácter. Sin caer en fanatismos sí debemos cuidar lo que introducimos por nuestra boca. El equilibrio y la moderación continúan siendo las claves en este aspecto y, estoy convencido, en la vida.

viernes, 14 de marzo de 2008

LA ESTUPIDEZ HUMANA

Que el mundo occidental en general y la sociedad europea en particular atraviesa una crisis de valores es un hecho manifiesto. La fe católica parece en retroceso en los últimos años, en algunos casos por una corriente de laicismo agresivo o progresismo que se ha convertido en una nueva religión. En otros casos la necesidad de credo se mantiene, optanto por las filosofías más orientales o incluso por el islamismo. El psiquiatra o el profesor de Yoga han sustituído al consejero espiritual, al cura del barrio. En una vuelta de tuerca más, el club deportivo se ha convertido en la nueva Iglesia de los domingos, en el nuevo sentido de las vidas de miles de aficionados de muy diverso origen social y cultural.

Leo en "El Mundo" que el nuevo Estadio del Español albergará un espacio para LAS CENIZAS DE SUS AFICIONADOS. El sentimiento de comunión con el club y el vacío interior llega a tal extremo que algunos prefieren descansar en el Estadio que en el panteón familiar. Los seres humanos hemos adorado a los fenómenos naturales, a seres sobrenaturales, a animales, a Dioses... La nueva tendencia parece decantar nuestras oraciones hacia atletas de carne y hueso y entidades creadas en su origen para la práctica de una actividad beneficiosa para el cuerpo y el espíritu. Decía Einstein que sólo conocía dos cosas ilimitadas: el universo y la estupidez humana.

miércoles, 12 de marzo de 2008

PAUL GASCOIGNE, HASTA LA ÚLTIMA GOTA




Lo describen como un "George Best sin cerebro". Paul Gascoigne (Newcasttle, 1967) parecía un brasileño con el balón por el césped, pese a su pinta de inglés cervecero y broncas. Las apariencias no engañaban en este caso. Gascoigne se ha pegado con desconocidos a altas horas de la madrugada, con famosos -el músico Liam Gallagher el último- también a altas horas de la madrugada, con periodistas y con mujeres. Su comportamiento incontrolable, alguna que otra lesión producto de su baja forma y su adicción al alcohol fundieron su talento y su prometedora carrera. Dos imágenes la marcan: la monumental bacanal celebrada durante una concentración de la selección inglesa en La Manga y aquella expulsión en la semifinal de Italia 90 contra Alemania, por dos tarjetas amarillas. Llorando cual bebé tras comprender la ocasión perdida, porque nunca más llegó a disputar otro Mundial. Depresivo, afirmó haber pasado seis semanas como un zombie, anestesiado con cocaína. Ya sin fútbol en sus piernas, sus contínuos intentos y anuncios de rehabilitación terminan en recaídas cada vez más preocupantes. Siguiendo los mismos pasos del gran George Best hacia el abismo.

Publicado en La Región (12-02-2007)

martes, 11 de marzo de 2008

SALVEMOS EUROVISIÓN (por el malvado Vellido Dolfos)


Zapatero a la Moncloa y Rodolfo Chikilicuatre a Eurovisión. Lo más probable es que nos expulsen de la Unión Europea. Aunque dicen que existen incluso canciones peores a concurso. Entonces habría que enviar a Malena Gracia de forma urgente, a dúo con Pepiño Blanco. Sálvese el que pueda.

Sobre el 11-s habíamos escuchado muchas estupideces, sirva como ejemplo el investigador -de origen orensano, por cierto- Bruno Cardeñosa quien, quizá trastornado por la emoción de los acontecimientos, culpaba al mismísimo Bush de la autoría de los atentados. ¡Manda carallo! ¡Cuánto follón para perderse por Oriente medio! Pero todo es superable en esta vida. La actriz (y poco más) Marion Cotillard se descolgó con unas delirantes declaraciones. Según esta sorprendente pensadora, las Torres Gemelas cayeron por una simple cuestión especulativa e inmobiliaria. La fenómena asegura sin rubor que había sido una operación redonda para cobrar el seguro. Aclarado. Se trataba del vil ladrillo. Basta con contratar a cuatro moritos en el paro para que estrellen unos aviones. A ver quien no se lo va a creer. La chica ha recibido un Oscar recientemente. Lo mejor es que le obsequien con un bozal. Quien nace imbécil no tiene remedio.

Rock in Río Madrid (¿en el Manzanares?). 200 mil metros cuadrados, 70 artistas, miles de personas, cientos de robos, peleas por doquier, cervezas volando por las barras, vomitonas y orines a cada paso, atascos kilométricos, el calor abrasador del asfalto madrileño... ¡Yo no vooooooy!

Mundial de Atletismo de pista cubierta en Valencia. Conocido cariñosamente como el Mundialito. Los de TVE nos ponen en "boxes" al sin par Amat Carceller. Con su pinta de leñador o presentador de Bricomanía, Amat mantiene su estilo crítico en sus breves entrevistas, como hizo en las últimas retransmisiones del Tour. Que si debes de mejorar la salida, que si no estás al nivel... un fenómeno regañando. En el Tour le entró en meta a un exhausto ciclista con algo así como "habéis tardado más de lo esperado en la escalada". "Pues súbela tú si te parece tan fácil", le espetó, cabreado, el entrevistado. Pobre Amat, el de la crítica constructiva.

Y en el motociclismo, también por TVE, de nuevo Ernest Riveras, uno de los que no se calla ni debajo del agua. Una auténtica locomotora. Su paso por el Tour fue traumático. A pie de moto o en la meta, exprimiendo los pocos minutos que le dejaban dos buenos loros, Perico Delgado y Carlos de Andrés. Imposible. En Atenas 2004 le encargaron el marrón de retransmitir el Triatlón, solo, con casi dos horas por delante y atletas muy conocidos en su casa a la hora de comer. La pesadilla de cualquier becario. Pues le faltó tiempo. Ahora está feliz con las motos.


A Dani Pedrosa le van a conceder el premio Limón al deportista más avinagrado del año. No hay forma de verle sonreir o de escucharle otra cosa que no sea una crítica a su propio equipo o a un rival que le ha vencido. Ahora no se puede ver con ese prodigio de humildad que responde al nombre de Jorge Lorenzo. Dani ya nos empieza a recordar a Carlos Cardús. O a Sete. Mal fario.

domingo, 9 de marzo de 2008

SADE ADU, ELEGANTE SENSUALIDAD

Helen Folasade Adu (Ibadán, 1959) es una suave mezcla entre la pureza nigeriana y la sofisticación británica. Conocida mundialmente como Sade, esta atractivísima cantante no apuntaba como tal en su juventud. Establecida en Inglaterra tras la separación de sus padres, su inclinación natural apuntaba hacia el mundo de la moda y el diseño, y sólo accedió a cantar con un grupo de amigos de su facultad de forma provisional. Fue el comienzo. Despertó una repentina pasión por escribir letras y transformar a través de sus cuerdas vocales las influencias de divas como Nina Simone o Peggy Lee.

En 1982 forma el grupo Sade (sin ninguna relación con el famoso Marqués) junto a Stuart Mathewman, Paul Spencer y Andrew Hale. Entre los cuatro crean un sonido característico, suave, cálido. A medio camino entre el jazz suave, la música cool y algo de pop. Ideal para los momentos de tranquilidad, para poner en el coche en largos viajes, o en el ordenador cuando la musa de la inspiración llega a altas horas de la madrugada. El paso del tiempo incluso ha mejorado sus trabajos.

El estilo y la elegancia natural de Sade se aprecia en sus cuidados conciertos, en sus vestidos, en la discreción y escasa aparición en los medios. Sus rasgos, su piel morena, sus labios carnosos y mirada dulce y serena sólo podían pertenecer a quien canta así. Sade vivió varios años en Madrid y sabemos que sus vecinos se levantaban en numerosas ocasiones escuchándola en el baño. No existe mejor forma para comenzar el día.

Varios temas de Sade (sin orden cronológico). Cherish the day, del álbum Love Deluxe (1992).



Kiss of Live, también de Love Deluxe (1992).



By your side, subtitulada y adaptada. La original pertenece a Lovers Rock (2000). La escuché así por primera vez en un maravilloso chiringuito de Ibiza, Sa Trinxa.



Paradise, pertenece a Stronger than pride (1988), pero durante un concierto de 1994.



Smooth Operator, el debut que la convirtió en éxito mundial. Está incluída en Diamond Life (1984) aquí interpretada en otro concierto reciente.


Feel no pain, otro excelente tema de Love Deluxe (1992). Más sensual que nunca.





Sade es mucho más. ¿Por qué no descubrirla? Sentado a la orilla del mar, con los ojos cerrados y sintiendo la brisa en la cara. Existen otros placeres pero no son de este mundo.

miércoles, 5 de marzo de 2008

AYRTON SENNA, EL HOMBRE QUE HABLABA CON DIOS


¿Hasta dónde hubiese llegado el piloto brasileño Ayrton Da Silva Senna (1960-1994) si no se hubiera estrellado en aquella maldita curva del Circuito de Imola? Senna poseía un talento y carisma únicos para la Fórmula Uno. El talento lo forjó en los Karts, donde aprendió a deslizarse sobre mojado como los mejores lo hacían en seco. El carisma le permitió ganar tres títulos antes de su muerte, mantener un duelo fraticida -prefiriendo el choque a la derrota- contra su gran rival Alain Prost y un debutante apellidado Schumacher. Llegó a asegurar que tenía hilo directo con Dios, con quien hablaba en algunas carreras. La muerte el día anterior del piloto Ratzenberger le hizo reflexionar sobre si correr o no en Italia aquel primero de Mayo. Lo hizo. Tomó la curva de Tamburello a unos 307 kilómetros por hora, perdió el control y se estrelló contra el muro, siendo atravesado por un brazo de la suspensión de su Williams-Renault. Sobrevivió cuatro horas. Quizá era tan bueno que Dios no pudo esperar más para llamarle ante su presencia.

Publicado en La Región (05-02-2007)

lunes, 3 de marzo de 2008

ELEGANCIA INNATA: ROGER FEDERER (IV)

Roger Federer (Basilea, 1981) es la elegancia raqueta en mano. El suizo, además de ser un extraordinario deportista y competidor -número Uno desde 2004, 12 títulos de Grand Slam y cercano ya a las 600 victorias en su carrera- es un ejemplo de comportamiento en la cancha. No recuerdo ningún gesto fuera de tono o alguna declaración descortés, y si ésta existiese sería la excepción que confirma la regla.

Federer nos engaña en cada partido. Por su estilo convierte al tenis en un deporte sencillo. Por sus expresiones comedidas parece que ganar a monstruos como mi muy apreciado Rafa Nadal o al pujante Novak Djokovic es algo cotidiano. Por su sutileza, economía, calidad y limpieza de movimientos da la sensación de que no se esfuerza más de lo necesario, que termina los partidos sin sudar. Él se sitúa en el fondo del campo y que corran los demás. Manda su derecha. No siente ni padece. No grita ni sonríe. No llora la derrota ni exalta la victoria.

Hijo de un chileno y de una sudafricana, Roger mantiene una relación con una ex tenista, Miroslava Vavrinec, su actual representante, con la misma discreción con la que entra y sale de la cancha. Un genial tenista del que podemos disfrutar en tiempo presente, aunque a veces sea a costa de derrotar a mi querido Nadal. ¡Qué maravilloso contraste en sus duelos! La elegancia y serenidad de la madurez contra la fuerza y la rebeldía de la juventud.

domingo, 2 de marzo de 2008

PARÁLISIS POR ANÁLISIS

Por: Dr. Guillermo A.Laich.
Doctor en Medicina y Cirugía.
Médico especialista
Colegiado nº 03-0308645.
Medicina y Ciencias del Deporte y Ejercicio.
Psiquiatría y Psicología Médica del Deporte.


Para que aparezca nuestro arte, nosotros debemos desaparecer. Este hecho, en realidad suele ser una experiencia muy común. Por lo general, cuando hacemos algo que amamos, no existe nada más. En ese mismo momento, no nos importa quién o quiénes nos estén mirando. No existe evaluador ni evaluado -nuestra conciencia crítica ha desaparecido. Sólo existe el puro sentimiento de estar en contacto con todo simultáneamente- sin más. Cuando desaparecemos dentro de lo que estamos haciendo de esta manera, todo a nuestro alrededor se convierte en algo creativo, nuevo, e intacto. Nosotros y el entorno nos unimos, y nos llenamos de energía. Nuestra atención e intención se fusionan y se convierten en una unidad inseparable. En ese momento florece lo mejor de nosotros.


Pero existe una cara opuesta a este singular estado de ánimo. Una cara oscura y negativa en la cual la creatividad es cohibida y prácticamente anulada por la presencia de un espectro que lo juzga todo. Ese espectro reside dentro de nosotros mismos y busca la perfección. Analiza todo hasta el último detalle y nos impide realizar cualquier cosa que no sea perfecta. Es ahí, cuando los procesos creativos se detienen. En ese momento tenemos la sensación de estar totalmente atascados y sufrimos los efectos de la cara opuesta de la libre creatividad.


Podemos considerar a la persona creativa como si contuviera en sí, o actuara, como dos personajes internos: una musa (motivadora, libre, emocional y creadora) y un editor (censor, limitado, analítico, y paralizante). La musa propone y el editor dispone. El editor critica, moldea, y organiza la materia prima que ha creado el libre y desinhibido juego de la musa. Pero si el editor va por delante y analiza a la musa en vez de ir por detrás, él mismo censura y edita a la musa totalmente fuera del contexto creativo.

El editor, a modo de un espectro inhibidor, se instala en la vida de la persona como una fuerza invisible, crítica y persecutoria. En esencia constituye un obstáculo en el camino creativo. De esta manera, el trabajo es juzgado antes de ser realizado, o de que exista algo para juzgar. Eventualmente se produce un bloqueo, o más bien una especia de inhibición, conocida como "parálisis por análisis". Es por eso que los dos socios internos, musa y editor, siempre deben de estar en perfecta sincronía y unión, como dos bailarines que se conocen bien.


La forma más fácil de hacer arte, o cualquier cosa bien hecha, consiste en dejar de lado las posibilidades de éxito y fracaso, y seguir adelante libre de temores e inhibiciones según los deseos de nuestra musa interior. El temor está profundamente relacionado con el miedo a la estupidez, que en sí se compone de dos partes: miedo a parecer tonto (pérdida de la reputación), y miedo a ser realmente un tonto (miedo al mal concepto de uno mismo). De manera que nos encontramos ante el perfeccionismo y su fea hermana gemela, la postergación.

El perfeccionismo nos paraliza tal vez más eficazmente que cualquier otro bloqueo. Nos enfrenta cara a cara con el editor, o espectro que nos juzga. Como representa un ideal inalcanzable, es imposible que nos pongamos a su altura, y nos hundimos en el pantano de la postergación. El miedo a la estupidez y el miedo a cometer errores abrevan en este sentimiento muy primario que todos aprendimos de niños: la vergüenza. La excesiva conciencia de fracaso o análisis de cualquier situación detiene a la musa creadora en seco y va a parar a una silla de ruedas con un ataque agudo de parálisis por análisis.

El talentoso artista británico William Black, le dio el nombre de "Urizen" a ese omnipresente espectro-juez-editor. Urizen representa "tu razón". La principal arma (y la única) de Urizen es el miedo y la inhibición que provoca. Ese temor es alimentado internamente e impuesto por una parte de nosotros mismos a otra que también nos pertenece. Es así como podemos pasarnos toda nuestra vida culpando a otros por las frustraciones y bloqueos de nuestra vida creativa, cuando en realidad el bloqueo procede de Urizen, o sea de nuestra propia conciencia perfeccionista.

Como mencioné en un artículo anterior, en el año 1996 tuve el gusto de trabajar como médico de Diego Maradona en España, durante un prolongado período de tiempo. Como futbolista, Diego es un hombre que escucha y sabe dar rienda suelta a su musa interior. Dediqué muchas horas a observar todo lo que hacía y cómo lo hacía. Un día, entrenando, me dí cuenta que Diego jamás editaba a priori sus acciones. Siempre estaba jugando con un balón, disfrutando, riendo, y haciendo malabarismos de compleja coordinación, que sólo él era capaz de realizar. Sus actos psicomotores eran rápidos, precisos y exactos. Cada uno de sus movimientos -por más complejos que fuesen- paradójicamente se caracterizaban por una gran sencillez y simplicidad. Daba la impresión de que cada uno de sus movimientos sólo podían realizarse como los realizaba él, y de ninguna otra manera.

Mientras lanzaba el balón de un lado a otro, hablaba con una o dos personas, me hablaba a mí, de repente sonreía a dos personas más, miraba a su alrededor, y además comentaba sobre lo que estaba haciendo. Podría haber elegido una cantidad infinita de acciones para cada movimiento, pero siempre escogía la más idónea. Evidentemente su sistema nervioso estaba preparado para tratar con niveles de complejidad muy superiores al que estaba realizando. Daba la impresión de poder ver un segundo o más por delante del tiempo real.


También me dí cuenta de que sus movimientos se realizaban en ausencia de un control consciente. Tomaban decisiones respecto a la posición de su cuerpo, el suelo y el balón, en un instante. A modo de un piloto automático, en ningún momento daba la impresión de estar pensando conscientemente o editando sus movimientos y acciones. Decidía rápidamente acerca de una cantidad ingente de posibilidades fisiológicas y biomecánicas simultáneas, pero no parecía estar pensando en en los medios a través de los cuales se ejecutaban sus decisiones y acciones. De hecho, era capaz de elegir su respuesta con la mínima actividad consciente para luego, ejecutarla inconscientemente. Simplemente acertaba en elegir el movimiento más idóneo para cada momento y situación a una velocidad superior. Su cerebro parecía enviar órdenes a otras partes del sistema nervioso, las cuales producían de manera inconsciente patrones específicos de las respuestas neuromusculares que llevaban a cabo estas órdenes.

Seguramente la naturalidad y el automatismo de sus acciones estaban muy lejos de las respuestas lentas y trabajosas que caracterizaban a sus primeros días de contacto con el balón. De hecho, y vía un largo y metódico proceso de aprendizaje psicomotor, la experiencia había logrado integrarse en sus movimientos, y el control había pasado de ser una modalidad de esfuerzo consciente, a una que no lo era. Además, era evidente que había logrado colocar en su sitio, o bien hacer desaparecer por completo, a su espectro crítico-editor. Estaba totalmente libre del temor al fracaso y por tanto no sufría análisis por parálisis. Desapareciendo su conciencia analítica-crítica su parálisis no aparecía, y todo lo que hacía parecía poesía en movimiento. De repente una alegre voz me despertó del estado de contemplación en el cual me hallaba: "¡ved como se hace!" me dijo "¡ved que fácil es!" Respondí "sí, fácil para tí pero no para los demás. Eres un verdadero genio psicomotor". Hasta el día de hoy no sé si comprendió bien lo que le estaba diciendo, pero eso no importa. Él era ese genio y punto.

Comparando su sistema nervioso a una empresa, las órdenes principales las generaba en su corteza de asociación en el sistema nervioso central, que corresponde a la oficina del presidente (nivel alto). Tales órdenes especificaban metas generales, más que planes concretos de actuación. Eventualmente esas órdenes llegaban al sistema nervioso periférico y a los músculos o empleados (nivel más bajo) donde se ejecutaban, creando los movimientos. Ni su corteza cerebral ni el presidente de una empresa suelen ocuparse de los detalles. Tanto la ejecución como los detalles finales siempre quedan a cargo de los niveles más bajos y más primitivos del sistema nervioso y también de una empresa. La principal ventaja de esta organización es que los niveles superiores de la jerarquía quedan más libres, lo que les permite especificar tareas más complejas y de mayor calidad. Cuanto más compleja es la tarea a realizar, más libre de crítica y análisis deben de estar los centros superiores. Cuando la corteza cerebral o el presidente intentan hacerlo todo sin relegar a sus colaboradores -simplemente no pueden- y terminan fracasando.


Al preguntarle a Diego cómo lo hacía, su respuesta era siempre la misma -"me sale de forma natural, no pienso, si lo analizo me sale mal o no me sale"-. Considero que la esencia de sus extraordinaria habilidad se encontraba justamente ahí. En colocar su musa libre y creativa muy por delante de su analítico editor. Diez años después sigo dando gracias a las enseñanzas prácticas de Diego y también sigo pensando que ésar era la clave de su arte futbolístico. Una genética privilegiada y un proceso de aprendizaje único, entre billones de seres humanos. Una confluencia y alquimia única de factores psíquicos, neurales y musculares, donde los límites entre la formación, la información, y las órdenes conscientes e inconscientes, se solapaban, superponían y fundían, para ser expresadas en forma de pura creatividad y libres de análisis...y por lo tanto también de parálisis.

Publicado en la revista GYM entrenadores.