Que el mundo occidental en general y la sociedad europea en particular atraviesa una crisis de valores es un hecho manifiesto. La fe católica parece en retroceso en los últimos años, en algunos casos por una corriente de laicismo agresivo o progresismo que se ha convertido en una nueva religión. En otros casos la necesidad de credo se mantiene, optanto por las filosofías más orientales o incluso por el islamismo. El psiquiatra o el profesor de Yoga han sustituído al consejero espiritual, al cura del barrio. En una vuelta de tuerca más, el club deportivo se ha convertido en la nueva Iglesia de los domingos, en el nuevo sentido de las vidas de miles de aficionados de muy diverso origen social y cultural.
Leo en "El Mundo" que el nuevo Estadio del Español albergará un espacio para LAS CENIZAS DE SUS AFICIONADOS. El sentimiento de comunión con el club y el vacío interior llega a tal extremo que algunos prefieren descansar en el Estadio que en el panteón familiar. Los seres humanos hemos adorado a los fenómenos naturales, a seres sobrenaturales, a animales, a Dioses... La nueva tendencia parece decantar nuestras oraciones hacia atletas de carne y hueso y entidades creadas en su origen para la práctica de una actividad beneficiosa para el cuerpo y el espíritu. Decía Einstein que sólo conocía dos cosas ilimitadas: el universo y la estupidez humana.