En la India se estima que existen casi cinco millones de "Hijra", los que pertenecen al "tercer sexo". Una minoría nace como hermafroditas, el resto suelen ser varones que terminan adoptando atributos y vestimenta de mujer. Santhi Soundarajan (Kathakkuridi, 1981) nació mujer; pobre, muy pobre, y encontró en el atletismo una posibilidad para escapar de la miseria. Medalla de plata en los Juegos Asiáticos de 2006, el gobierno le concedió una recompensa por sus logros en una sociedad donde todavía prevalecen las castas. Pero la polémica estalló cuando una rival exigió un análisis médico, acusándola de tramposa. Los resultados determinaron que Santhi tenía sexo femenino pero genes del masculino. En su tierra, de gran influencia Tamil, esa inconsistente prueba significaba un estigma. La atleta fue insultada en público, menospreciada, apartada del equipo nacional. Hundida, hasta el punto de caer en una depresión que le obligó a recluirse en su humilde casa e incluso intentar suicidarse. "¿Por qué me hacen tanto daño?" se preguntaba. Ya no le permitirán competir, por nacer maldita en la India.
Publicado en La Región (15-10-2007)