El Otoño es una de las estaciones más culturales en nuestra pequeña Orenseville: cine (Orense Film Festival), Teatro (Festival Internacional) y fotografía (Outono Fotográfico). Tres citas con muchas sorpresas por descubrir. En ocasiones, gratificantes; en otras, lamentables. En general, piezas alejadas de los grandes circuitos de distribución comercial y, por ello, oportunidades únicas de conocer las miradas de otras latitudes más allá del Padornelo.
De entre ese maremágnum de imágenes del OFF, les destacaré el documental Dream Havana (Gary Marks, 2007) una producción hispanoamericana -México, Cuba y Estados Unidos- que cuenta las historias indisolublemente unidas de dos escritores cubanos, Ernesto Santana y Jorge Mota. Dos amigos con gran inquietud artística y devoción por las letras, atados de pies y lenguas por esa gigantesca cárcel llamada Cuba (añorada en nuestro país por muchos que no han tenido el placer de sufrirla).
Mota es más contestatario y dispuesto a hacer lo que sea para escapar de una atmófera insoportable. Por ello no duda en jugarse la vida y lanzarse al mar, junto a su esposa, sorteando los tiburones con rumbo a los demonizados Estados Unidos. Santana es incapaz de tomar la misma decisión. Es un poeta y teme perder las musas de su caribeña existencia. No concibe la vida sin su Malecón, los atardeceres antes el mar o ese sabor especial de su tierra.
Cabecera del documental Dream Havana
El documental nos cuenta el origen de la amistad, el momento de la terrible decisión y la vida de ambos a continuación. A unos pocos kilómetros de distancia que parecen miles entre dos sociedades antagónicas. No necesita Gary Marks aportar ningún carácter político ni reivindicación. El solo relato fiel de los hechos y las imágenes explican el significado del castrismo para quien tenga ojos y un mínimo de reflexión.
Lo mejor del documental es el encuentro, varios años después de la marcha, de ambos en un certamen literario desarrollado en México. Mota, quien llegó a los Estados Unidos con una mano delante y otra detrás, es un periodista reputado entre la comunidad hispana de Chicago. Santana ha recibido un premio nacional literario en Cuba y se le permite, por primera vez en su vida, salir de la isla. La amistad permanece inquebrantable y así la sellan en su despedida. Los sentimientos están por encima de cualquier otra consideración. A veces el espíritu del ser humano puede llegar a ser noble y magnánimo.
Trailer del documental
Al término de la proyección tuvimos el placer de conversar con el director, el estadounidense Gary Marks. Él llegó a Cuba para potenciar sus estudios de piano y se enamoró del lugar, de su gente, de su tragedia y alegría cotidiana. Confesó los problemas que tuvo para grabar -observen que casi todas las entrevistas se realizan bajo techo, casi clandestinas- y sacar el material por la aduana. Un tipo encantador que merece mayor repercusión por su enorme trabajo de años.
Si tienen tiempo, sienten curiosidad y disponen de la oportunidad, no duden en verla.
Ábrase el telón. Se que muchos son reacios a perderse por un teatro, pero hay mucho que descubrir y poco que perder. En Orenseville, dentro de un Auditorio repleto, pudimos ver la obra "La Cena" (Els Joglars, 2008) dirigida por el desternillante y siempre contracorriente Albert Boadella. La base del argumento es la crítica social, en base a tres ejes: la crisis de valores que ha desembocado en la búsqueda de nuevos Dioses, la obsesión radical por el medio ambiente y la vacuidad de sofisticadas actividades, personificada en la Nueva Cocina.
El propio Boadella se explica en la presentación de la obra:
"Constatamos una demanda progresiva de dioses laicos, ya sea en
las tendencias apocalípticas o, incluso, en la gastronomía y el ocio. Ello
induce a una natural predisposición social para convertir en doctrina
ordenancista cualquier liderazgo, invocando razones superiores a la libertad
individual, como puede ser la salvación del Planeta".
La obra recrea una Cumbre Internacional sobre el Medio Ambiente, organizada en algún Parador por el Ministerio correspondiente de nuestro país. El momento estelar de la reunión será una cena especialmente preparada por el Maestro Rada, gurú de "la nueva cocina ecológica y sostenible". Un Mesías de los fogones que prefiere la antropofagia al "sacrificio" de cualquier vegetal parido por la madre Tierra.
La puesta en acción es sencilla. Una simple mesa en el centro del escenario, unos actores de buen nivel -en especial el Maestro Rada (Ramón Fontseré)-, ciertas dosis de juglarismo y mucha sorna contra lo políticamente correcto. Un defecto, a mi entender, fue su excesiva duración, casi dos horas. No será la mejor obra de Els Joglars, más supone un oasis entre tanta mediocridad y conformismo artístico.
Página oficial de la Obra de Els Joglars en este vínculo: LA CENA