SIGUE SOÑANDO
Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.
viernes, 27 de febrero de 2009
jueves, 26 de febrero de 2009
SUEÑOS (IX): SPUD WEBB, UN COLOSO ENTRE GIGANTES
En absoluto. Si usted tiene la oportunidad de verlo, le levantará del asiento. Anthony Webb, bautizado como "Spud" por su abuela, porque su cabeza le recordaba al Sputnik soviético, se propulsa hasta mucho más arriba de los 3,05 metros de la canasta con una potencia impensable por su apariencia, y vence a todos sus rivales, con un público absolutamente entregado que corea su nombre. Su capacidad de salto, un don de la naturaleza.
Anthony Webb nació el 13 de julio de 1963 en Dallas, Texas (Estados Unidos) y se retiró de la competición en 1998. En la actualidad vive en su ciudad natal y ejerce de comentarista deportivo. En 2007 fue homenajeado en el concurso de Mates por otro genial bajito, Nate Robinson, a la postre campeón.
miércoles, 25 de febrero de 2009
ASÍ ES LA VIDA
viernes, 20 de febrero de 2009
¿ROBO? MÁS BIEN, DESACATO
Analicemos sus mates. El primero contiene una enorme carga de nobleza, de respeto y recuerdo por el pasado. Rudy se quitó su camiseta y descubrió una réplica con el número 10 del malogrado Fernando Martín (mala réplica, porque recuerden que el propio Fernando exigió y logró en su momento el acento en la "i"). Lo importante era el detalle, que seguro emocionó a millones de españoles y muy especialmente a su familia. Ha causado mucho malestar que el comentarista de la televisión estadounidense, Kenny Smith (a quien probablemente le robaron el concurso de Mates de 1990 en Miami, en favor de un Dominique Wilkins sin alma ni sentimiento) afirmase que el gesto era en favor del cantante Ricky Martin (claro, no leyó el acento). Lo cierto es que si pretendemos que el público estadounidense recuerde al español Fernando Martín, quien jugó 24 partidos con Portland en la temporada 1986-87, vamos por mal camino.
Retomemos. Restando la carga emocional, nula en un jurado que sabe de la liga ACB lo que el españolito de a pie de la Major League de Béisbol, el primer mate no tiene más dificultad -pongámonos en la piel de Rudy- que acertar con el tablero enviando la pelota por detrás de la espalda en una buena situación para machacarla a una mano. No se si el 42 sobre 50 es poco, pero en mi opinión no supera cualquiera de los mates realizados por Davis, Robinson o Howard en esa primera ronda.
Segundo mate. Una maravilla con la colaboración de Pau Gasol. Remonta la línea de fondo, recibe el balón rebotado en la parte opuesta del tablero y la mete a aro pasado. Coordinación, control corporal y máxima extensión del brazo. Gran plasticidad y efecto estético. Un buen póster, sin duda. ¿Error? Pau y Rudy consumieron el tiempo disponible. No lograban coordinarse. La organización les permitió un intento más y -bravo por el riesgo- lo completaron. Nuevo 42, sin duda muy bajo. Pero quien haya visto más concursos sabe que la suma de continuos intentos resta el efecto sorpresa del mate y, la puntuación. La eliminación, sin embargo, se frustró en el primer intento. El gesto de Rudy ante la cámara, pulgar abajo en alusión al jurado, tampoco me gustó. Muy poco elegante.
Rudy debe entender que está pagando un peaje no escrito, como en su día hizo hasta el mismo Jordan (ahora es un mito, pero recuerden perfectamente como en 1987 estaba considerado un chupón, discriminado por sus compañeros del Este en el All Star -detalle que marcó su odio enfermizo contra Isiah Thomas- y por debajo de Magic, Erving o Bird). Hoy muchos lo consideran el más grande. Ya ven cómo cambia la plaza. En conclusión, el talento siempre sale a relucir y Rudy lo posee. En Portland ya reconocen su calidad y pronto lo hará toda la liga. Paciencia, trabajo y talento.
Lo que no parece poseer, o al menos no consigue soltarlo, es ese toque 75 por ciento de hortera y 25 por ciento de showman de sus rivales. Véase uno de los mates de Superman Howard, cambiándose en una cabina y machacando una canasta auxiliar muy por encima de los 3,05 habituales. El contenido fue más bien pobre, pero el envoltorio y la parafernalia engañaron al público y a algún jurado. Todo influye, sin duda.
No cabe duda que tanto Dwight Howard como Nate Hamilton son dos portentosos atletas. No puedo dejar de escribir sobre el primero. Recuerdo aquel memorable concurso de Mates de 1986, en Dallas, donde Spud Webb, con su 1,70 metros me hizo levantar del sillón. No había visto nada parecido hasta la irrupción de este pequeño jugador con corazón de león. Pasan los años y mejora la raza. Robinson salta incluso más que Spud. El mate por encima de los 2,10 de Howard es una obra de arte que merece ser degustada a cámara lenta y con el mejor fondo musical. Participe quien participe, el vencedor moral siempre es este indomable saltador. Hamilton es la realidad de nuestros sueños. Del sueño de volar.
miércoles, 18 de febrero de 2009
REVOLUTIONARY ROAD, O LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL MATRIMONIO
12 años después de la celebrada "Titanic", Sam Mendes reúne a Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en una película sobre las relaciones de pareja. Ambos actores caminan hacia su madurez y, doblajes aparte, realizan una fenomenal interpretación. DiCaprio ya me gustó en "El Aviador" o "Gangs of New York". Winslet vive el año de su verdadero reconocimiento mundial.
"Revolutionary road" es el lugar donde vive el joven matrimonio de los Wheeler -quizá no tan joven para los años 50- de inmejorable imagen entre sus vecinos aunque menos poético en la realidad. Desde el comienzo se intuye el origen de los problemas. April (Winslet) es una actriz frustrada, cuyos sueños de grandeza se mantienen en suspenso tras el nacimiento de los hijos de ambos. Frank (DiCaprio) posee un pico de oro, es un fanfarrón aventurero que aprovecha las oportunidades que pasan ante su "mediocre" vida. La diferencia con respecto a su mujer es que, más pronto o más temprano, Frank tiene los pies en el suelo. Aunque el suelo sea de barro.
Todo se complica cuando April pretende dar un giro radical a la vida de ambos y propone a su marido vender casa y coche, sacar todos los ahorros y mudarse con los niños nada menos que París. Allí ella mantendrá a la familia mientras él -a quien nadie reconoce su talento- se toma su tiempo para "decidir" a qué se va a dedicar en su vida. La razón de esta decisión no es otra que encontrar el verdadero sentido a su matrimonio y huir de lo que ella considera una existencia mediocre.
Tan descabellada idea encuentra acomodo en un ilusionado Frank, hasta que sucede un hecho impensable hasta entonces. Le proponen un suntancial aumento de sueldo y categoría; además, mantiene su ego en un punto álgido, ya que tiene éxito entre las empleadas de la empresa. Fiel a su caracter veleta, ahora se siente feliz y no le compensa un cambio radical en su carrera.
Incapaz de confesar sus verdaderos sentimientos y afrontar el problema. Frank urde un plan muy a la gallega. Dejar embarazada de nuevo a April y esgrimir este tercer hijo como excusa para quedarse en los Estados Unidos. La estrella de Frank resplandece mientras la de April se apaga. Pero ella no quiere perder su sueño y está dispuesta a abortar. Lo que sea, con tal de escapar. Los hechos se precipitan desde este momento, afectando a sus mejores amigos, vecinos... y no a los hijos, porque parece que el propio director ejerce un manto protector sobre ellos.
No les cuento cómo termina la película. Vayan a verla. La reflexión que el director consigue, sea su intención o no, es que las relaciones de convivencia nunca son sencillas. A veces una parte se crea unas espectativas -consigo o con la pareja- que no responden a la realidad y terminan en fracaso, porque esta persona no es capaz de salir de su mundo fantástico.
También reflexionamos sobre el significado de una vida mediocre y otra exitosa. ¿Se mide por el tipo de trabajo, el estatus económico, la posición social o los sentimientos? ¿Somos conscientes de la responsabilidad de traer un hijo al mundo? Son preguntas que nunca pasarán de moda.
Por último, me gustaría incidir en dos detalles, en mi opinión trascendentales en la película. Mientras el matrimonio de Frank y April camina hacia el cadalso, el director nos muestra otros dos que sobreviven a los malos momentos. El vecino y mejor amigo de Frank supera una crisis con su pareja recurriendo al olvido y al conformismo, ya que estaba profundamente enamorado de April. El casero de los Wheeler, un hombre mayor amargado por un hijo esquizofrénico y una mujer incansablemente habladora, recurre a bajar el sonotone para soportar el hastío ante tanta incontinencia verbal.
Son dos ejemplos de adaptación a dos situaciones nada románticas: cuando no sientas atracción por tu mujer o estés harto de escucharla. ¿Debe imperar el pragmatismo o deben fluir libres los sentimientos verdaderos? (En la fantástica Match Point, de Woody Allen pueden encontrar otro punto de vista).