Julio César Benítez (1940-1968) era el "anti Gento" barcelonista, nacido en Montevideo y descubierto en España por el Valladolid a los 18 años. Un futbolista potente, duro, noble y muy alegre. El Barça se fijó en él y pronto se hizo querer entre la afición, tanto como él prodigaba sus escapadas nocturnas y apasionado idilio con el alcohol. Una hepatitis, encubierta por el club para evitar el escándalo, dejó seriamente dañadas sus defensas y muy tocados los riñones, pese a su aparente saludable aspecto exterior. El viernes previo al eterno derbi contra el Real Madrid del 68, Benítez se excedió tanto que el cuerpo dijo basta. El Barcelona informó que había sido intoxicado "por comer unas ostras en mal estado". En realidad sufría una septicemia, una grave infección de la sangre, propicia para una desgracia mayor. El sábado siguiente murió por la tarde, ante la estupefacción pública. El derbi se suspendió, asistiendo a su capilla ardiente más de 100 mil personas. Varios años más tarde se supo la verdad. La de un Hércules con interior de porcelana.
Publicado en La Región (07-01-2008)