30 de Julio de 1966. Final del Mundial de fútbol en el Estadio de Wembley, en Londres (Inglaterra). Empate a dos entre el equipo anfitrión y Alemania, ese equipo que siempre gana el juego que inventaron los ingleses. Aunque no esta ocasión.
Prórroga. El inglés Geoff Hurst dispara a puerta, ajustadísimo a la escuadra y muy lejos del alcance del portero teutón, Hans Tilkowski. La pelota rebota en el larguero y cae sobre el césped ¿pero dentro o fuera de la línea?.
El colegiado Dienst otorga el gol, ante la protesta furibunda alemana. Los germana, esa máquina siempre engrasada, se derrumba y encaja el cuarto, ya definitivo. En 1995, unos científicos de Oxford -para acallar partidismos- analizaron las imágenes de televisión y probaron que aquella pelota no llegó a entrar en la portería. "Nosotros ya los sabíamos", respondieron los alemanes.
El perfil: Geoffrey Charles Hurst, el autor del gol fantasma, nació el 8 de diciembre de 1941, en Lancashire (Inglaterra). Se retiró en 1976 y hoy trabaja como empresario.
Publicado en La Región (03-02-2007)