SIGUE SOÑANDO


Dice la leyenda que Polínexa, madre de Alejandro Magno, soñó que su hijo había sido engendrado por el mismísimo Zeus. El nacimiento coincidió con la victoria de su marido, Filipo de Macedonia, en la carrera hípica de los Juegos del 256 a.C. En honor a tal triunfo, Polínexa cambió su nombre por el de Olimpia. Su sueño se cumplió. Alejandro fue el Zeus del mundo conocido entonces. Un infatigable conquistador. El deporte es hoy lo más parecido a la guerra y sus figuras los nuevos mitos de nuestra era. Soñemos.

Legend say that Polínexa, mother of Alexander the Great, she dreamed that her son had been fathered by Zeus. The birth coincided with the victory of her husband, Philip of Macedonia, in the horse race of the Games of 256 BC. In honor of this victory, Polínexa changed her name to Olympia. Her dream was fulfilled. Alexander was the Zeus of the then known world. An indefatigable conqueror. The sport is now as war and his figures the new myths of our era. Let's dream.

olimpiaduerme@gmail.com

domingo, 5 de julio de 2009

FERNANDO MARTÍN, MITO A SU PESAR


"Yo no soy el héroe de nadie", se quejaba el jugador de baloncesto madrileño Fernando Martín (1962-1989). El primero en desembarcar en la entonces lejanísima liga NBA de Estados Unidos. El primero en firmar un contrato en España de 100 millones de pesetas al fichar por el Real Madrid. El primer deportista en figurar en las carpetas de miles de adolescentes españolas. Un atleta excepcional, demasiado humano para la vida pública. Martín prefería dormir en la sierra madrileña, contando las estrellas, que figurar en el firmamento de los medios de comunicación y acudir a las grandes fiestas sociales. Huraño con la prensa y los aficionados -más desde que la madre de su único hijo, Jan, posó en Interviú- irrascible con los entrenadores y algunos compañeros -el individualista Petrovic fue un buen ejemplo- sentía que el deporte de elite le estaba robando la vida. En 1985 recibió un primer aviso, tras estrellar el Mercedes 450 SLC del seleccionador nacional, Antonio Díaz-Miguel. En el segundo encontró la muerte, empotrando su Lancia Thema contra otro vehículo, en la M-30. Su muerte le convirtió en un mito, lo que siempre pretendió evitar. "Siempre le faltaba algo para ser feliz -resumió su entrenador en el Madrid, Lolo Sáinz, a modo de epitafio- la vida parecía perseguirle".

Publicado en La Región (24-03-2009).