Masahiko Kimura fue un legendario y fascinante judoka japonés, comparable a lo que en fútbol fueron personajes como Kubala, Puskas o Garrincha. Sus gestas en los tatamis de judo y fuera de ellos, en los desafíos con luchadores de otros estilos, son grandiosas.
Con solo 16 años, consigue el grado de 4º dan después de batir a seis oponentes y, en 1935, a los 18 años, se convierte en el mas joven 5º dan, batiendo a 8 oponentes. Es en este año, también, donde conoce sus cuatro únicas derrotas frente a Miyajima, Osawa, Kenshiro Abbe e Hideo Yamamoto, de los que posteriormente se tomaría cumplido desquite.
Gana el campeonato Universitario de su país en 1935 y lo vuelve a ganar en 1937. Se presenta, por primera vez, al Campeonato de Japón; en aquella época no existían categorías de peso, aunque si de edad (20 a 30 años; 30 a 38; 38 a 44 y más de 44). Llega a la final y se proclama campeón al batir a Masayuki Nakajima. Se somete a un feroz entrenamiento y al año siguiente repite victoria en el Campeonato Nacional, ganando a todos sus oponentes y batiendo en la final a Keichi Ogawa a los dos minutos de combate. En 1939 se proclama por tercera vez consecutiva, campeón nacional aplicando su fulminante o-soto-gari a Katsumi Tokizane en el combate final.
En 1940 no se celebra el Campeonato Nacional; en su lugar hay un torneo especial conmemorativo de la Era Imperial, con la presencia del Emperador Hiro-Hito. Kimura llega a la final y se impone a Takahiko Ishikawa al que despacha en 42 segundos, con ippon seoi-nage. En 1941 no participa en el Campeonato Nacional; soplan ya vientos de guerra y Kimura entra en el ejército. El ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de ese año dará comienzo a una larga tragedia que culmina en 1945 con la catástrofe atómica de Hiroshima y Nagasaki.
Afortunadamente Kimura sale ileso de ese desastre, pero el panorama de la posguerra es aterrador. Además, el Alto Mando americano prohíbe la práctica del judo. Posteriormente esta prohibición es levantada y el judo puede practicarse, pero desprovisto de su componente marcial, solo como deporte.
Kimura vuelve a la competición y gana en 1947 el Campeonato del Japón Occidental, batiendo en la final a Yasuichi Matsumoto. En 1949 en el Campeonato Nacional se enfrenta nuevamente a Ishikawa, pero esta vez Kimura, con 32 años, ya no puede ganarle con la contundencia de 1940 y después de un agónico combate con tres prórrogas, el árbitro emite una sorprendente decisión declarando vencedor… a los dos. Esta decisión disgusta a Kimura que a partir de ahora va a dedicarse a la lucha profesional.
En 1950, Kimura entra en un proyecto de judo profesional y se proclama el primer campeón de judo profesional. Ese proyecto tuvo una corta existencia y en julio de 1951, Kimura se encuentra en Brasil para enfrentarse a Helio Gracie, campeón de jiu-jitsu. Helio Gracie, padre de una saga de magníficos luchadores de jiu-jitsu brasileño famosos, en la actualidad, por sus espectaculares victorias en los combates de vale-todo, había aprendido jiu-jitsu de su hermano Carlos, quien a su vez lo aprendió del judoka japonés Mitsuyo Maeda (Conde Koma), alumno de Tomita, el primer discípulo del fundador de judo Jigoro Kano.
Helio Gracie es un duro luchador. Unos días antes del combate con Kimura había derrotado a otro japonés, Kado cinturón negro 5º dan, dejándolo desvanecido mediante un estrangulación. El día del combate hay 20.000 espectadores y en primera fila esta el presidente de Brasil; los seguidores de Gracie llevan un ataúd para impresionar a Kimura, pero éste no es Kado y desde el comienzo del combate vapulea a Gracie, llevando la iniciativa en todo momento; durante 12 minutos Gracie se defiende como puede, pero al final se impone la manifiesta superioridad de Kimura, que culmina con una llave, (ude-garami), con la que luxa el brazo de Helio Gracie ya que este, bravo entre los bravos, no abandona. Por cierto, a ude-garami se la denomina en jiu-jitsu brasileño kimura.
En diciembre de 1954, Kimura se enfrenta a Rikidozan, el mejor luchador profesional de Japón. El combate, que es en realidad un espectáculo entre dos figuras famosas y cuyas secuencias están pactadas, no discurre por los cauces convenidos ya que, llegado un momento de la actuación, Rikidozan golpea de verdad a Kimura y lo patea en la cabeza dejándolo fuera de combate. Este comportamiento desleal provoca la irritación de los partidarios de Kimura y algunos yakuza (mafia japonesa) se ofrecen para liquidar a Rikidozan, propósito que tiene que impedir el propio Kimura.
En su periplo de viajes por el mundo como luchador de catch, Kimura, llega a España a mediados de los años cincuenta y tiene actuaciones en varias ciudades de nuestro país. Francisco Taléns, hoy 8º dan, recuerda con nostalgia cuando en la Barcelona de esa época, Kimura aparecía algunas tardes en su dojo y les deslumbraba con su excepcional técnica.
Kimura vuelve Brasil en 1959, para enfrentarse a Valdemar Santana, campeón de jiu-jitsu, capoeira y boxeo, un espléndido atleta de 27 años y más de 100 kg, que el año anterior había derrotado a su antiguo maestro Helio Gracie. Kimura, (1.70 m. y 85 kg), que ya tiene 42 años, bate a Santana y éste pide la revancha para un combate con las reglas del vale-todo, que Kimura acepta. El combate levanta una enorme expectación y 10.000 personas se reúnen para presenciar un duelo bronco y sangriento que después de 40 asfixiantes minutos, termina en tablas, con los dos contendientes totalmente agotados.
A partir de 1960, Kimura enseña judo en la Universidad de Tokushoku. Entre sus alumnos mas destacados, se encuentra el canadiense Douglas Rogers, que sería subcampeón olímpico en Tokio64 y Kaneo Iwatsuri, campeón del Japón de 1971 en todas las categorías.
Mashaiko Kimura, murió en 1993, a la edad de 75 años por un cáncer de pulmón.
Rokudán.